Fiesta total en un Monumental repleto...

River se tomó su gran revancha

  • El Millonario quebró la paternidad de Boca en torneos internacionales, le ganó con justicia por 1 a 0 y se consagró anoche finalista de la Copa Sudamericana, instancia en la que se enfrentará con Atlético Nacional de Medellín, tras un partido de escaso brillo, mucha pierna fuerte y un alto contenido emotivo.
River se tomó su gran revancha

Alegría Millonaria. Terminó el partido y explota el festejo entre los jugadores en el campo de juego y en los miles de hinchas que llenaron el estadio. River tuvo su noche soñada. Foto: DyN

 

Redacción de El Litoral

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Télam

Leonardo Pisculichi, a los 16 minutos, marcó el único gol del superclásico, que apenas en el comienzo tuvo un pico emocional altísimo con el penal que sancionó Germán Delfino a los 18 segundos del comienzo en el estadio Monumental, pena malograda por Emmanuel Gigliotti con un mal remate que desvió Marcelo Barovero. Sobre el final fue expulsado Daniel Díaz, ya en el descuento, una prueba del nerviosismo que envolvió al equipo de Rodolfo Arruabarrena en la serie que comenzó con un 0 a 0 en La Bombonera.

Esa carga emocional que se manifestó rápido con el penal que sancionó Delfino por infracción de Rojas a Meli, la mala ejecución de Gigliotti, la feliz intervención de Barovero, determinó el rumbo del partido. Porque de lo que pudo haber sido el 0-1 con grandes chances de eliminación, River pasó a controlar el medio juego, aunque sin llegada, pero con el ánimo en alto por el susto superado. Pese a ese control del balón la mejor chance para convertir volvió a ser de Boca, pero Gigliotti reafirmó que no estaba en una buena noche, no pudo aprovechar el rebote de Barovero ante un remate de Meli y permitió una muy buena tapada del uno Millonario.

Y para redondear el contraste entre la orientación de uno y otro en el juego, River dijo presente con dos buenas jugadas colectivas, la primera terminó con un remate desviado de Sánchez y la segunda significó la apertura del marcador. Una serie de toques en el que intervinieron varios derivó en una subida de Vangioni, un centro preciso facilitado por una marca a distancia, y el zurdazo como venía de Pisculichi para ubicar la pelota abajo, junto al palo derecho de Orión. Una definición exacta para el 1 a 0.

La cuestión anímica, tantas veces ponderada en el fútbol, terminó de afianzar a River, que manejó el desarrollo del juego, pero sin profundidad y apelando a veces al juego brusco cuando perdía el balón. En los últimos minutos Boca se metió en juego otra vez, pero esa recuperación de Boca encontró otra vez a Gigliotti como definidor y la consecuencia fue cero. En la primera acción le cobraron mal una posición adelantada y en la segunda eligió cabecear al arco cuando dos compañeros esperaban para empujarla en la boca del arco. Y sobre el cierre casi aumenta River luego de otro centro de Vangioni, el cabezazo de Teo Gutiérrez y la atajada de Orión. Se llegó así al descanso con un River que no demostró ser superior pero que tuvo un poco de aplomo en un partido con una gran carga de nervios.

El segundo tiempo fue todo de River, que manejó mejor la pelota, tuvo en Ponzio al patrón del mediocampo, aprovechó las bandas con las llegadas de Vangioni y, en especial, de Sánchez, y contó con la seguridad de Barovero, la inteligencia de Pisculichi y los pincelazos de talento de Teo. Y si ese dominio territorial, futbolístico y psicológico de River no se tradujo en el segundo gol fue porque hubo demasiado apuro en el último pase y las numerosas llegadas limpias que tuvo no se tradujeron en situaciones netas de gol.

Boca fue la contracara. La circulación de pelota de River desnudó que el de Arruabarrena era un equipo partido en dos y sin creación. Con jugadores con pulsaciones a mil y ninguna cabeza con la frialdad necesaria para darle destino cierto al balón. Apenas las corridas de Carrizo, el único elemento de desequilibrio en el xeneize.

River fue legítimo ganador del superclásico, un finalista lógico y ahora lo espera el próximo miércoles la tórrida Medellín para comenzar a hacer realidad su sueño copero.

Lo importante

Sin hablar

  • El técnico de River Plate, Marcelo Gallardo, prefirió no hablar con la prensa y recluirse en la intimidad junto a sus familiares. El entrenador se dirigió a la concentración que el club tiene en el mismísimo estadio Monumental, junto a su mujer, sus hijos, su cuñado y su padre, tomando la decisión de no hablar, amparado en el dolor cercano que sufrió a mitad de semana, cuando falleció su madre, de 55 años, a causa de una enfermedad terminal.

"Ya conté hasta mil y seguiré contando. No es mi estilo analizar los arbitrajes, pero en estos dos partidos no hemos tenido la suerte de que algunos errores nos beneficien”.

Rodolfo Arruabarrena

DT de Boca

Tras 11 años

  • River Plate retornó a una final continental, casualmente en una Copa Sudamericana, después de once años de abstinencia. La anterior oportunidad se dio en diciembre de 2003 ante el modesto Cienciano, de Perú, con el que empató 3 a 3 en el Monumental y perdió 1 a 0 en Cuzco.

síntesis

River 1

Boca 0

River Plate: Marcelo Barovero; Gabriel Mercado, Germán Pezzella, Ramiro Funes Mori y Leonel Vangioni; Carlos Sánchez, Leonardo Ponzio, Ariel Rojas y Leonardo Pisculichi; Rodrigo Mora y Teófilo Gutiérrez. DT: Marcelo Gallardo.

Boca Juniors: Agustín Orión; Leandro Marín, Juan Forlín, Daniel Díaz y Nicolás Colazo; Federico Carrizo, Fernando Gago, Cristian Erbes y César Meli; Jonathan Calleri y Emmanuel Gigliotti. DT: Rodolfo Arruabarrena.

Goles: en el primer tiempo, 16m. Pisculichi (RP).

Cambios: en el primer tiempo, 40m. José Fuenzalida por Gago (BJ); en el segundo, 23m. Andrés Chávez por Fuenzalida (BJ), 37m. Augusto Solari por Pisculichi (RP), 40m. Castellani por Erbes (BJ) y 41m. Fernando Cavenaghi por Mora (RP).

Incidencias: en el primer tiempo, 2m. Gigliotti (BJ) ejecutó un tiro penal desviado por Barovero; en el segundo, 50m. fue expulsado Díaz (BJ).

Estadio: Monumental.

Arbitro: Germán Delfino.