Colón jugó mal y no estuvo a la altura de las circunstancias...

Haciendo nada no se gana

  • El técnico dijo que el equipo hizo todo para ganar cuando en realidad lo que hizo, lo hizo mal. Una multitud desafió la lluvia y copó Pergamino pese a la prohibición de asistencia de hinchas visitantes. Colón sigue dependiendo de sí mismo, pero jugará ahora una final con Boca Unidos.
Haciendo nada no se gana

Esto sí es Colón. Se mojaron, se empaparon, algunos hoy deben estar en la cama con fiebre, la temperatura era de 35 grados a las 2 de la tarde y bajó a 17 a la hora del partido. Y menos también. Colón metió 4.000 hinchas en Pergamino. Es lo mejor del amor, es lo mejor de Colón.

Foto: Pablo Aguirre

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Pergamino)

Mostaza Merlo no puede decir que el equipo hizo todo para ganar. Que diga que el equipo fue a ganar es una cosa. Pero que diga que hizo todo para ganar, parece poco serio. Ni siquiera una frase de ocasión. Colón no hizo nada de nada para ganar el partido. Jugó mal, atado, presionado, sufrió el partido, hubo jugadores que no estuvieron a la altura de las circunstancias, que no impusieron voz de mando, que no tuvieron una respuesta solvente desde lo anímico para sobreponerse a ese estado de ansiedad, ambición y euforia que embargaba a esa multitud que se mojó toda la tarde y que brindó —una vez más— ese apoyo incondicional y lleno de pasión que sella con una marca indeleble al hincha sabalero.

Hizo todo mal Colón. Y el propio Mostaza tiene que ver, cuando forma un equipo con cuatro defensores atrás, con otro defensor devenido en volante (Bíttolo) y con tres “5” para completar el mediocampo. ¿Cómo le iba a llegar la pelota a Pavón y a Becerra?, mal o nunca. Es cierto que el periodista tiene la facilidad de escribir con los hechos consumados. Pero el técnico es el que tiene el derecho de elegir quiénes y cómo juegan. Y la responsabilidad también. Entonces, se podrá entender que Mostaza haya pensado en un equipo que cierre todos los caminos a Broun para mantener el cero y apostar a tener esa eficacia que al equipo le faltó en los últimos dos partidos —más allá del triunfo ante Ferro— para ganarlo. Colón hizo un solo gol en 270 minutos con Mostaza de técnico, cuando en realidad venía siendo uno de los equipos con más goles del torneo. Pero no pretendo meterme en ese terreno de comparaciones porque no es momento, al menos este, para plantearlo.

Veamos entonces: 1) un equipo armado para defender más que para atacar; 2) sin que haya un solo jugador capaz de poner la pelota contra el piso; 3) con individualidades que anduvieron muy mal (Lazzaroni, Landa, Ballini, etcétera); 4) sin un jugador que pegue el grito en el momento justo para acomodar, para incentivar, para tranquilizar; 5) que se quedó sin piernas en el final; 6) con un técnico que le echó la culpa a la cancha... ¡¿a la cancha?!... ¿Acaso la cancha no jugó igual para los dos?... ¿Cómo hizo Douglas para poner la pelota contra el piso?... ¿Por qué no lo hizo Colón?... ¿Tenía para hacerlo?...

Mostaza habló después del partido que la cancha estaba para jugadores livianos, pero hizo sólo dos cambios y no puso a alguno que pudiera darle un poco de claridad al juego. ¿A quién tenía?, a David Ramírez y a Prichoda. Supongamos que la cancha no estaba para Ramírez, ¿no podría haberlo intentado con Prichoda?... Pregunto.

Claro está que la culpa no fue sólo de Mostaza, porque adentro definen los jugadores. Se supone que había un plan de juego, que había una estrategia, que no se salió puramente a defender y jugar al acierto de una jugada para meter un gol y ganar. Y los que ejecutan el libreto son los jugadores, que siempre deben tener un plus para sobreponerse a las circunstancias, por más adversas que resulten. Y mucho más con tanto en juego. Sin embargo, la respuesta fue casi nula. En defensa, Lazzaroni no se acomodó nunca (alguien entenderá alguna vez que no es “3”), Landa exageró su lentitud con una cancha barrosa, los cuatro volantes con marca en el medio no marcaron, ni tampoco jugaron. Y arriba, todo quedó expuesto a las limitaciones de Becerra —peleando casi siempre en inferioridad numérica— o a alguna arremetida de Pavón, extrañamente reemplazado por Merlo.

No aportó nada Villarruel ni tampoco Telechea. El mediocampo tuvo más presión cuando pasó Garnier a jugar de doble cinco, pero se fueron quedando todos sin piernas. Y Douglas Haig, con algunos jugadores interesantes como Borrego y Cavalucci, más un muy buen partido de Emanuel Moreno —el ex Unión—, dejó siempre la sensación de tener más que Colón para ganar el partido, desperdiciando situaciones muy propicias que hicieron pensar que el empate ya era un negocio redondo para los sabaleros, hasta que llegó el gol de Orué —habilitado— y una victoria que desde la justicia no se discute para nada.

“¿Y ahora?”, es la pregunta que todos se hacen en Colón. Por empezar, hay algo que no deja de ser bueno aunque no se lo haya aprovechado: Colón sigue dependiendo de sí mismo. Si le gana a Boca Unidos, es de Primera. No importa cómo salgan hoy los partidos ni tampoco la semana que viene. Depende de sí mismo. Y después, algunas medidas que se podrían tomar: 1) concentrar con mayor antelación: sirve no sólo para un buen descanso, sino también para una buena alimentación, para sustraer a los jugadores de un clima movidito que habrá en la semana y para estar juntos, lo cual no es poco teniendo en cuenta la importancia de lo que se jugará; 2) el técnico tendrá que pensar bien el partido, qué pone, a qué juega, cómo lo planifica. A Osella se le criticaba su idea defensiva (que no se discute), pero al menos tenía el vértigo que le imponían Villarruel y Pavón en los buenos momentos, por los costados, más el aguante de un Alario que se debería recuperar cómo sea para que pueda estar. El equipo que Merlo puso ayer no se puede ni se debe repetir. Tiene que intentar otra cosa. Sin exagerar en los cambios ni pateando el tablero (podría resultar peligroso), pero debe darle otro matiz. Jugar a algo . Y no a nada como ayer.

El dato

El arbitraje.

Colón perdió los cinco partidos que Trucco lo dirigió, pero no se le puede reprochar nada al árbitro. Suponiendo que fue incorrecta la amonestación a Becerra (estaba lo suficientemente lejos de Perafán cuando la salida del arquero rebotó en su cuerpo), luego le perdonó la vida a Lazzaroni y a Garnier (al que pudo haber echado) y no vio una maniobra muy dudosa adentro del área de Colón, cuando Cavalucci fue “camiseteado” por Conti.

síntesis

Douglas Haig 1

Colón 0

Cancha: Douglas Haig.

Arbitro: Silvio Trucco.

Douglas Haig: Perafán; Aguirre, Gioda, Flores y Martínez; Martino, Carabajal y Moreno; Borrego, V. Gómez y Cavalucci. A.S.: Tantoni. Estuvieron en el banco: Marcolongo, Compagnucci y Arraya. D.T.: Andrés Guglielminpietro.

Colón: Broun; Cuevas, Conti, Landa y Lazzaroni; Garnier, Poblete, Ballini y Bíttolo; Pavón y Becerra. A.S.: Bailo. Estuvieron en el banco: Olivera, Marcos Fernández, Prichoda y David Ramírez. D.T.: Reinaldo Merlo.

Gol: en el segundo tiempo, a los 40 m Orué (DH).

Cambios: en el segundo tiempo, a los 12 m Villarruel (C) por Poblete y Levato (DH) por Carabajal; a los 22 m Telechea (C) por Pavón; a los 40 m Orué (DH) por Gómez y a los 43 m Stele (DH) por Moreno.

Amonestados: en Colón, Garnier y Becerra.

Haciendo nada no se gana

De lo poquito en ataque. Esta jugada fue lo muy poco para rescatar de Colón en función ofensiva. Centro fuerte de Becerra y Garnier —ya parado de doble cinco— la bajó con el cuerpo y le pegó fuerte de zurda pero desviado.

Foto: Pablo Aguirre

Haciendo nada no se gana

La imagen de la decepción. Se van los jugadores de Colón, con el agua, el barro y el dolor a cuestas. Jugaron mal y si dejaron todo (no se duda), lo que tenían para dar era muy poco y no alcanzó para nada. Hay que jugársela con todo ante los correntinos.

Foto: Pablo Aguirre

bajo la lupa

BROUN (6).- En el gol nada que hacer (fue un “fusilamiento”). Antes, le había tapado un mano a mano de gol a Cavalucci.

CUEVAS (5).- Se animó el pibe a aparecer por sorpresa del medio hacia arriba, sobre todo en el segundo tiempo. En el primero se quedó contenido.

CONTI (5).- No se pudo apartar mucho de la imagen insegura de la defensa, pero fue el más firme de todos. Se adaptó bastante bien a la cancha.

LANDA (3).- Flojísimo partido, no le encontró la vuelta a la cancha, la pelota le pasaba por encima de la cabeza cuando picaba y en varias quedó “empantanado” en el barro.

LAZZARONI (3).- Desconocido. Fue su peor partido en Colón. No es “3” y se empeñan en ponerlo allí. Pero además, inseguro por dónde se lo mire.

GARNIER (4).- Mejoró algo cuando pasó a jugar en el sector central del mediocampo, pero tuvo una gravitación escasa. Complicado con la cancha, fue uno de los que jugó al límite y Trucco se lo permitió.

POBLETE (4).- No jugó bien, pero estaba para seguir en la cancha. Si Merlo quería jugadores livianos, Poblete lo es. Dejó a Ballini porque se asegura un rendimiento táctico superior. No por otra cosa.

BALLINI (4).- Terminó “muerto” físicamente. La cancha no estaba para él, la sufrió mucho. En los últimos quince minutos no dio abasto y le ganaron las espaldas porque no tuvo el mismo retroceso que en el resto del partido.

BÍTTOLO (4).- Arrancó bien, al menos intentando jugar, cosa que sus compañeros no hacían. De a poco se fue “pinchando” físicamente hasta caerse por completo en la parte final. Habilitó a Orué en el gol. ¿Había marca para el hombre que ingresó y en la primera la metió?

PAVÓN (4).- Otro que podría haberse quedado hasta el final, pero Merlo decidió su salida. En el primer tiempo intentó la personal, pero estuvo muy marcado.

BECERRA (4).- Trucco lo amonestó mal y lo condicionó, igual siguió metiendo pero jugando siempre lejos del arco y sin gravitar. Aparte, la pelota le llegó muy poco y muy mal.

VILLARRUEL (4).- No aportó nada, no fue la solución esperada ni tampoco se pudo adaptar a la cancha. Jugó abierto por derecha.

TELECHEA (4).- Otro que no le dio nada al equipo. Apenas un par de corridas para marcar rivales y alguna insinuación, pero lejísimo del arco.