Entrevista con el precandidato del Socialismo

Lifschitz optimista y confiado con el desarrollo de la interna

  • Miguel Lifschitz señaló que “hay un buen apoyo” a su candidatura y que el Frente “está en su mejor momento”, aunque reconoció que “siempre es más conveniente un buen acuerdo que una interna”. Análisis de la inseguridad.
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Guillermo Dozo

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Miguel Lifschitz, actual senador por el departamento Rosario, es precandidato a la gobernación de Santa Fe y quien -hasta el momento- dirimirá con Mario Barletta la interna del Frente Progresista de cara a las elecciones de 2015. Ingeniero civil, dos veces intendente de la ciudad de Rosario y fuerte referente del Socialismo, se explayó sobre los retos que tanto la fuerza política como la provincia enfrentan. Además hizo un pormenorizado repaso al tema de la inseguridad.

Respecto de lo que puede llegar a ocurrir debido a las elecciones del año próximo, Lifschitz sostuvo que “más allá de las dificultades que hubo en la Argentina y en Santa Fe a lo largo de 2014 creo que para el gobierno de Santa Fe se cierra un año positivo en materia de realizaciones, de proyectos concretados, como de problemas asumidos y enfrentados a través de distintas iniciativas. En lo que tiene que ver con la cuestión política, la proyección de nuestra propuesta electoral y la candidatura a gobernador se evalúa positivamente, porque hay un buen nivel de apoyo, de acompañamiento, yo diría de todo el Partido Socialista -salvo alguna excepción por allí-, pero también de todos los partidos que integran el Frente Progresista y yo diría de algunos importantes sectores del radicalismo. Además tenemos un buen funcionamiento y diálogo dentro del frente con todos los partidos que lo integran incluida la Unión Cívica Radical. Como Frente Progresista diría que estamos atravesando el mejor momento de los últimos años y en eso la actitud y la impronta que le ha dado Antonio Bonfatti ha sido importante con apertura, con diálogo, de integración. No hay conflictos hoy...

—... Pero surgió la candidatura de Mario Barletta...

—Más allá obviamente de la posibilidad de disputa con una candidatura de un sector del radicalismo que tiene sus aspiraciones legítimas, no descarto la posibilidad de llegar antes de fin de año con algún nivel de acuerdo -aunque reconozco que las posibilidades son cada vez menores- y acepto que no sería un problema para el frente ir con dos candidaturas y dirimirlas en la interna.

—Cuando se analizan las internas dentro de una fuerza que lleva ocho años en el ejercicio del poder se puede interpretar -como la botella a mitad de camino- por un lado como la posibilidad de airear y recrear una fuerza o, desde la otra visión, considerar que hay una incomodidad grande de un socio importante como lo es el radicalismo.

—Son dos miradas que se podrían dar sobre la realidad. El hecho es que hoy tenemos una botella que está llena hasta bastante más de la mitad, si se compara con escenarios anteriores. Ha habido una consolidación importante del Frente Progresista en este último período, no sólo en la superestructura provincial sino también en el territorio. Hoy no hay escenarios de conflicto en ningún lado, en ninguna intendencia, en ninguna senaduría. Puede haber alguna excepción, pero en general le diría que hay un buen nivel de relación, de diálogo, de integraciones con distintos gobiernos. Obviamente, cada partido tiene sus expectativas y eso es comprensible y legítimo y cada dirigente tiene, a su vez, sus propias expectativas que no siempre es posible satisfacerlas o el armado político que contenga a todos. De todos modos, no deja de ser un símbolo de fortaleza que una fuerza política tan plural como la nuestra pueda tener dos candidatos -antes tuvimos tres- y que los ciudadanos definan y luego seguir como un frente cohesionado. No le veo mayor dificultad más allá de reconocer, desde mi punto de vista, siempre es más conveniente un buen acuerdo que una interna.

—¿En ocho años considera que se está a las puertas de un nuevo período con más fuerza o con marcas de desgaste?

—Es inevitable cuando uno está en el gobierno. Para quien está en la oposición siempre toda la responsabilidad recae en quien está gobernando y quien está en el gobierno responde a muchísimas expectativas y demandas -de allí que tiene su caudal de apoyos y acompañamientos-, aunque también, en alguna forma, está desatendiendo algunas expectativas que no pudo cumplir y allí está su espacio de disconformidad. Eso es inevitable. Respecto de los tiempos no creo que haya un tiempo para el agotamiento. Sí creo que hay procesos que terminan más rápidamente como lo fue el caso de (Fernando) De la Rúa, que dos años fueron suficientes para que ese proyecto que había nacido con mucho apoyo popular terminara en la nada, en el aire. Creo que hay proyectos que pueden durar mucho tiempo. Depende de su capacidad para renovarse, de ofrecer cosas distintas, para incorporar nuevos temas, para hacer autocrítica y corregir errores. Nosotros hemos ido mostrando esa capacidad y creo que lo vamos a seguir haciendo. El frente se ha consolidado, porque no depende de una persona. Fue Binner, fue Bonfatti ahora puedo ser yo, o tal vez otro, pero no hay una dependencia de una sola persona, tal como ocurre a nivel nacional cuando se tiene un solo referente. Somos un equipo, hay un trabajo colectivo con gente que aporta desde la Legislatura, del territorio, las intendencias y presidencias de comuna, a un proyecto que nos vincula a todos, y yo aspiro, por lo menos, a poder interpretar o sintetizar este proyecto en los próximos cuatro años.

—¿Puede ser que la inseguridad sea una de las materias pendientes del gobierno?

—Este el gran problema de la Argentina y de muchos gobiernos. Algunos han tenido cobertura mediática y otros hemos sido más expuestos en la lupa, pero creo que la inseguridad es un problema que afecta a todo el país, y en cualquier encuesta de opinión en cualquier lugar del país, seguro que el primer tema que surge es la inseguridad. En Santa Fe creo que hubo algunas situaciones que han sido conmocionantes, que han tenido trascendencia importante, principalmente en la zona de Rosario, pero también es cierto que las únicas experiencias que hoy se pueden mirar en la Argentina, de reforma del sistema policial, del sistema judicial, de cambios importantes en la manera de abordar las problemáticas sociales, es aquí, en Santa Fe. Muchos de los ruidos, de los problemas que hemos tenido tienen que ver con que no hemos decidido mantener el status quo y que todo siga funcionando más o menos, sino de tratar de hacer cambios y los cambios son dolorosos y provocan marchas y contramarchas. También hay problemas cuando hacemos cosas, porque aquí nadie es experto en cambiar policías. No hay ninguna policía de la que podamos decir: acá está el modelo, vengan a explicarnos cómo hicieron. Hubo que ir formando gente, formando equipos, buscando referencias, escuchando especialistas. En este camino hemos ido avanzando. Estamos a mitad del río, y muchos resultados hasta que no lleguemos a la otra costa no se pueden ver del todo, pero soy optimista. Creo, además, que es un tema al que hay que ponerle mucha energía, mucha dedicación, hay que tener equipos muy sólidos, hay que tener un fuerte respaldo político, hay que poner en sintonía a los tres poderes del Estado.

Caso Caba

Miguel Lifschitz hace una comparación para explicar algo de lo que pasa en materia de seguridad: “Tomemos el caso de la ciudad de Buenos Aires, que tiene una superficie un poco más grande que la ciudad de Rosario. En Caba coexisten las fuerzas metropolitanas de (Mauricio) Macri, unos 25.000 efectivos de la Policía Federal, además tiene otros 30.000 de Gendarmería y de Prefectura, entonces... Si se le quita todo lo que tienen en materia federal y queda sólo la Metropolitana, quisiera saber cómo es la seguridad en la ciudad de Buenos Aires. Nosotros, tenemos una provincia de casi 1.000 kilómetros de largo, con una ribera de unos 800 kilómetros de extensión, que es atravesada por las dos grandes rutas que vienen de los países que producen droga como Paraguay y Bolivia, ¿entonces quién controla? Nos han dejado indefensos en un tema que es estrictamente nacional, como es el narcotráfico”, subrayó.

El dato

Medellín

“Estuve varias veces en Medellín y allí se ven fuerzas militares con armas largas y cortas, con tanquetas y están por todas partes. Pero además han hecho unas políticas sociales muy interesantes. Con integración de los barrios, con políticas de cultura -como las que se hicieron acá en Santa Fe- como las bibliotecas parque. Pero ojo, aunque Medellín bajó un montón sigue teniendo uno de los valores más altos, muy por encima del promedio nuestro”.

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