al mArgen de la crónica

La heroína

Reza Gul es una mujer afgana que como tantas otras perdió un hijo a manos de los talibanes, pero a diferencia de las demás cuando ella se enteró de lo sucedido -según cuentan los medios locales y lo ha reconocido el Gobierno- agarró un kalashnikov y supuestamente mató a 25 insurgentes.

Reza Gul ha convertido en un símbolo del valor para todos los afganos y de inspiración para las mujeres que luchan por defender sus derechos en un país donde no ser hombre no es precisamente sencillo.

Hace dos semanas que la proeza de Gul circula por los medios de comunicación y las redes sociales, donde ya la comparan con Malala de Maiwand, la heroína de las luchas de los pastunes contra lo ocupación británica a finales del siglo XIX.

Para la mayoría, la venganza de Gul es un acto de valentía de una madre y una bofetada en la cara de los talibanes. De hecho el Gobierno afgano la reconoció otorgándole la orden de Malala de Maiwand.

La historia de esta mujer de 40 años comenzó el 17 de noviembre, cuando cientos de talibanes lanzaron un ataque masivo en el distrito de Balabolok, en la provincia de Farah. El puesto de control de seguridad de la zona, donde estaban su marido y su hijo ambos policías, también fue atacado. En la acción murió Safiulah, de 21 años, hijo de Gul.

Cuando recibió la noticia, la mujer agarró un Kalashnikov y junto a su hija, su nuera y otro hijo más joven se fueron para el puesto de control. Allí libraron una batalla que duró toda una jornada. Al final del día la mujer había matado a 25 insurgentes y herido a otros 31.

“Cuando mi hijo cayó muerto y lo vi yaciendo en el suelo en un charco de sangre, mi paciencia llegó al límite”, contó Gul.

Reza Gul sufre ahora problemas de salud. No puede oír bien y tiene dolores en el cuerpo después de que escombros del puesto policial le cayeran encima durante el combate. Estos días ella y su marido, Sattar Khan, han sido invitados por el Gobierno a Kabul para ser reconocidos por su valor.