Según la Ing. Agr. Virginia Zarantonello

Campolitoral

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- ¿Por qué decidiste ser aeroaplicadora?

- Fue mi sueño desde chica, viví y crecí entre los aviones de la empresa se servicios aéreos familiar que crearon con mucho esfuerzo mis padres. Cuando fui mayor por sugerencia de ellos mismos de tener una formación universitaria estudié Ing. Agrónoma, lo que amplió mucho mi base de conocimiento para poder interpretar hoy en día la información que uno recibe, pero a la vez comencé la carrera de piloto, que no es una cosa fácil, son muchas horas de vuelo y formación. Pero finalmente, después de ser Piloto Privado y Comercial de avión llegué a obtener a mi licencia de Piloto Aeroaplicador.

- ¿Qué importancia tiene la actividad en la cadena de generación de alimentos?

- La aeroaplicación es una herramienta imprescindible en la cadena de producción de alimentos, no caben dudas. Más allá de la eficiencia de aplicación (lo que está debidamente medido por entes oficiales como el INTA), cuando la situación “aprieta” porque la presión de la plaga es muy alta o no hay condiciones de “piso” por frecuentes precipitaciones, napas altas (o una conjunción de estos factores) el avión es una herramienta que nos permite llegar en tiempo y forma a realizar los tratamientos, que de otro modo por llegar tarde a realizarlos implicaría aumentar la dosis de producto o incluso hacer el tratamiento una vez que la pérdida producida por el insecto, hongo o maleza en cuestión, esté por encima del umbral de daño, implicando una disminución importante en los rendimientos del cultivo.

Además de la oportunidad de aplicación, que redunda en menores dosis, no debemos olvidar el beneficio que implica no transitar en suelos que se encuentran húmedos, lo que provoca problemas de compactación difíciles de revertir.

- ¿Cuáles son los principales mitos sobre la aeroaplicación?

- Mito 1: Las derivas. Se ha instalado el mito de que el producto que se aplica entre 2 y 3 metros de altura en forma aérea va a derivar mucho más que el mismo producto aplicado a 1-1,5 metros por un equipo terrestre en las mismas condiciones. Esta actividad lleva ya muchos años, y todo este tiempo se ha trabajado para mejorar la calidad de aplicación. Se ha determinado un rango de tamaño de gota para realizar trabajos eficientes pero a su vez disminuir el riesgo que el fitosanitario finalice en otro lado que no sea el blanco el cual se encontrará siempre dentro del lote a tratar. Se ha probado que las gotas pequeñas (por debajo de los 100-150 micrones) son la que derivan. Por tal motivo a través de la calibración de equipos, volúmenes de aplicación, tipo de picos y el uso de espesantes y antiderivas aseguramos un espectro de gota que minimice la probabilidad de una exoderiva obviamente indeseada por todos. Estos datos de deriva han sido medidos y estudiados en ensayos reales y publicados por expertos técnicos y entes oficiales nacionales e internacionales, que son a mi criterio a quienes hay que escuchar y leer.

Mito 2: que lo puede realizar cualquiera. El piloto aeroaplicador está preparado para operar un avión específico y tiene juicio a la hora de decidir sobre qué tipo de aplicación realizar; en qué condiciones de humedad y temperatura realizar o no los trabajos; tiene conocimiento de la ley que regula su actividad y está en contacto con los municipios de las zonas donde realiza su labor. También se debe someter y aprobar anualmente un examen psicofisiologico en el INMAE (Instituto de Medicina Aeronáutica y Espacial) para poder mantener sus licencias de piloto vigentes. La empresa en la que trabaja este piloto, debe estar inscripta en Sanidad Vegetal, dependiente del Ministerio de la Producción y a su vez también lo debe hacer en Trabajo Aéreo (dependiente de la ANAC, Administración Nacional de Aviación Civil) para obtener el Certificado de Explotador Aéreo(CETA). Dichas inscripciones se deberán renovar anualmente para lo cual existe una larga lista de documentación a presentar.

Mito 3: los plaguicidas se usan exclusivamente en el campo. Los Plaguicidas son sustancias que previenen, repelen o controlan cualquier tipo de plaga, y la plaga es cualquier organismo que provoca un efecto no deseado (pueden ser insectos, maleza, hongos, roedores, bacterias u otros). Cualquier persona (así viva en las grandes ciudades, pueblos o en el campo) pueden estar lidiando con plagas, para lo cual compran y utilizan productos domisanitarios los cuales poseen el mismo principio activo, con distintas formulaciones que los fitosanitarios utilizados a campo, y en dosis similares, con el agravante de que las personas que los compran muchas veces desconocen el riesgo de toxicidad que poseen y muchas veces estos domisanitarios los manipulan sin protección; se guardan cerca de los alimentos que consumen, o lo que es peor al alcance de los niños. Todo Plaguicida (sea domisanitarios o fitosanitario) es peligroso o potencialmente tóxico si se utiliza mal, de la misma manera que será tóxico y peligroso un medicamento de venta libre mal utilizado.

- Como Ingeniera Agrónoma: ¿podrías resumir el grado de toxicidad de los productos utilizados y el impacto en el medio ambiente (cómo se degradan o desaparecen)?

- Todos los productos fitosanitarios se encuentran certificados por el SENASA. Los ingenieros y los pilotos agrícolas sabemos que los productos con los que trabajamos poseen una clasificación según sea la DL50, que es una medida de toxicidad aguda, identificada por una banda de color en la base del marbete. En estos últimos años es notable como se han ido desarrollando productos de menor toxicidad para la persona que los manipula y para los insectos benéficos que son los que nos ayudan con el control natural (MIP, en el Manejo Integrado de Plagas). Yo creo que hay una concientización progresiva de todos los actores que participan en el ciclo productivo de los cultivos en usar cada vez menos los fitosanitarios de mayor toxicidad y elegir los más amigables con el medio ambiente. Se ha desterrado hace varios años la familia de Clorados que fueron los residuales por excelencia. Las moléculas actuales no se mantienen activas por mucho tiempo. La residualidad de los fitosanitarios se define como el tiempo que permanecen activos después de su aplicación.

El período residual dependerá de las características químicas y físicas del producto, de la concentración del mismo y de las condiciones climáticas. Es por ello que las etiquetas determinan en cada caso el efecto residual.

- ¿Qué estrategia de trabajo tiene la CEASFE para 2015 (junto con las otras entidades productivas) a nivel interno y externo?

- Existe ya una ley Provincial (Ley 11273). El objetivo principal de CEASFE en trabajo mancomunado con las demás entidades productivas pasa por impulsar la obtención de una Ley Nacional que se aplique en todo el país, que nos legisle, controle y penalice a quien corresponda y nos dé un marco en el que podamos trabajar seguros. Este sería nuestro principal objetivo para el 2015.

- ¿Te asusta un poco ser la primer mujer en presidir la entidad, o por el contrario, te entusiasma más?

- No hace la diferencia mi condición de mujer. Es todo un desafío presidir la Cámara de Aeroaplicadores de Santa Fe en momentos en que se ha vapuleado tanto la actividad con subjetividades y mentiras referidas a que somos innatamente contaminantes. Pero la parte positiva es que es el momento de mostrar a que nos dedicamos, en que consiste nuestra actividad, cómo trabajamos y por eso creo que es el momento de desmentir todo aquello. Por otra parte me tranquiliza escuchar a tantos referentes, toxicólogos, ingenieros, médicos especialistas, que están respondiendo con fundamentos, evidencias y estadísticas reales a favor de las buenas prácticas y desmintiendo la relación directa entre aplicaciones aéreas y las barbaridades de las que se le acusa sin razón. Por eso queremos transmitir tranquilidad a la población en general. Es una actividad necesaria y segura si se emplean buenas prácticas agrícolas.