Pulsos de la política provincial

Los juegos del poder en un año clave

18-carrerapolitica01.jpg

Por Darío H. Schueri

Mientras aún resuenan los expresivos deseos de felices augurios, pletóricos de dicha para el flamante 2015, la clase política santafesina con expectativas proselitistas se ilusiona con formar parte del selecto círculo de aspirantes constitucionales a “ser elegidos” entre los miles de cargos que entran en juego, desde los correspondientes a comisiones comunales hasta el de gobernador, danza electoral que comenzará el domingo 19 de abril.

El Frente Progresista Cívico y Social pondrá en juego siete novedosos años de gobierno compartido entre radicales y socialistas inaugurado en 2007, tras seis gestiones justicialistas; mientras que el ya conocido Miguel Torres del Sel descubrirá si la sociedad santafesina lo sigue relegando a un honroso segundo puesto -como en 2011 y 2013-, o le concede el premio mayor.

El peronismo enfrentará el cruento dilema de escriturar el tercer lugar, o comenzar a recuperar viejas glorias, aunque más no fuese subiendo un peldaño en el podio, tarea difícil de concretar.

Por lo pronto, todos deberán pasar el tamiz partidario o aliancista interno del fatigoso armado de listas con fecha de vencimiento el 16 de febrero, para someterse luego a la primera selección popular en las primarias del 19 de abril; y la consagración definitiva o la desazón, el 14 de junio venidero.

Los más sublimes propósitos y fantasías de los candidatos pueden sucumbir en el santiamén de una distracción en el minuto final “del cierre” (de listas) cuya cara más oscura e intrigante comenzó en la última semana de diciembre; y aunque algunos cuerpos descansen hasta no más allá de la segunda semana de este caluroso enero, los espíritus (y teléfonos celulares) seguirán muy atentos.

Decíamos hace un par de semanas que este turno electoral provincial, adelantado al extremo por el cronograma prefijado por el Poder Ejecutivo, obligará a los políticos con aspiraciones elegibles a tener que adelantar sus vacaciones. No pocos comenzaron tras el brindis de Navidad.

Frente consolidado

El gobernante Frente Progresista Cívico y Social está embarcado en una interna que enfrentará por un lado al socialismo inquilino de la Casa Gris y su candidato Miguel Lifschitz con el radical Mario Barletta; batalla electoral con características casi épicas.

Es que la Casa Gris (léase Rubén Galassi y Antonio Bonfatti) logró alistar en tiempo récord a todos los sectores radicales internos tras la figura del dos veces intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, dejándole al presidente del radicalismo, Mario Barletta (en uso de licencia), la guardia pretoriana del Grupo Universidad en el departamento La Capital, el incierto arrastre electoral de sus socios Giustiniani y Javkin en Rosario, y las simpatías territoriales que pueda cosechar el armado del ex intendente de Santa Fe.

El martes 30 de diciembre, todos los grupos radicales (el 90 por ciento del partido, orgánicamente hablando) que decidieron sumarse a la candidatura de Lifschitz hilvanaron los acuerdos internos que llevarán a la Casa Gris para su definitiva costura después del 12 de enero, fecha en que volverán a reunirse para ponerle nombres y apellidos a los casilleros previamente acordados en la lista de diputados provinciales, nacionales y concejalías en las principales ciudades.

El socialismo obturó de movida el internismo radical pidiéndoles a todos los grupos de apoyo que a la mesa de negociaciones concurran como Partido Radical (con la obvia excepción de Barletta) y con acuerdos internos prefijados. La Casa Gris reserva para sí el primer lugar en la lista de precandidatos a diputados provinciales para Antonio Bonfatti. De ahí en más, incluyendo el vicegobernador, el tablero se compondría con fichas mixtas, respetando, claro está, los casilleros para los otros socios minoritarios del FPCyS (SI, Pares, PDP).

En este contexto, el barquito dentro de la botella que tienen que insertar los sectores que ya comenzaron las negociaciones, es Cauce Progresista (de Henn y Palo Oliver) que se sentará a la mesa radical solicitando a propios y extraños “racionalidad política” en la discusión de la grilla parlamentaria. Y también, que se contemple la importancia del área metropolitana santafesina a la hora de sugerir el compañero de fórmula de Miguel Lifschitz. Básicamente, pedirá el vicegobernador.

Todo es posible de aquí a la semana del 12 de enero, en que el FPCyS que enfrentará a Mario Barletta -una especie de Cid Campeador que va por la hazaña- deberá congeniar el reparto de cargos electivos entre la amplia asamblea societaria que puja por vender caras sus acciones. Es el caso, por ejemplo, del PDP, que atropella con el armado en más de 60 pueblos y ciudades.

Miguel Lifschitz adelantó que para la primera quincena de este mes quiere anunciar a su compañero de fórmula, hoy casi cerrado por los radicales acuerdistas, y que depararía una sorpresa territorial con reparación personal.

En búsqueda del “properonismo”

El PRO de Miguel del Sel atraviesa, según definiera un legislador nacional, una “crisis de crecimiento”, que si ocurriera en otros partidos de más antigüedad, daría lugar a que habláramos de “crisis interna” a secas. Tal como figurábamos la semana pasada, el PRO tiene el candidato, pero carece de territorio. Y el peronismo -con quienes conversan- tiene territorio pero no encuentra el candidato.

De allí el tsunami que generó en el partido de Macri el matutino La Capital, al filtrar el nombre del radical disidente rosarino Jorge Boasso como destinatario de un ofrecimiento para ser el compañero de fórmula de Miguel del Sel. Inmediatamente, empinados dirigentes hicieron notar su disgusto (con la supuesta operación político-periodística, no con el nominado) señalando que había sido imprudente sacar a la luz conversaciones privadas con Boasso, toda vez que se está en franco -y auspicioso- diálogo con el peronismo para sumarle su respaldo territorial a Del Sel. Un radical en la fórmula agriaría los gestos de “los muchachos” peronistas.

Horas más tarde, el jefe de campaña, Federico Angelini, señaló que Boasso bien podría ser candidato a intendente de Rosario.

De todos modos, en el PRO las definiciones no tienen trazo grueso ni fino. El 13 de febrero encontrará al novel partido santafesino sumido en profundos debates internos que modelarán el perfil político con el que su líder carismático enfrentará la madre de las batallas. Entre tanto se señala que el resultado no debería ser ajeno al complejo entramado nacional de Mauricio Macri, quien jugará en el tercer distrito electoral del país su imagen y el prestigio de su partido en la magna contienda nacional que tendrá lugar dos meses después de que Del Sel haya ratificado en las urnas -o no- su actual liderazgo encuestológico.

Peronismo a la carta

En el libanizado peronismo, su abnegado presidente José Luis Freyre confía en juntar este mes a las tribus errantes en un congreso partidario que ordene y discipline a las desbocadas voluntades de sectores que difícilmente puedan considerarse tales, estrictamente hablando, como el reutemannismo y el obeidismo que gobernaron la provincia durante dieciséis años.

Hoy, sumados a las montoneras locales con más o menos poder de fuego, bajan desde Buenos Aires comandos fuertemente artillados como el FPV o el Frente Renovador con movimientos que terminan de confundir a los futuros contendientes. Una de las consecuencias es que algunos piensan en ir a las elecciones “por afuera”, con esotéricas alianzas que no harían otra cosa que dividir los votos a favor del Pro y el FPCyS.

Con el primer minuto de 2015 comenzó el juego del poder en un nuevo año electoral, situación que, resulta ocioso mencionarlo, sigue consolidando el proceso democrático en la República Argentina.

 

En febrero próximo, el PRO tendrá los debates que modelarán el perfil político con el que su líder carismático enfrentará la madre de las batallas en el campo electoral.

El 90 por ciento del Partido Radical (orgánicamente hablando) que decidió sumarse a la candidatura de Lifschitz hilvanó los acuerdos internos que llevará a la Casa Gris.