Autoridades legislativas

Crucial comicio en Brasil

  • El gobierno de Dilma Rousseff necesita aliados en la cabeza de ambas cámaras para poder avanzar en el plan de reformas proyectado, que incluye algunas medidas antipopulares. Presiones desde el Ejecutivo para asegurarse los votos.
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En la elección mañana de autoridades de ambas cámaras legislativas se juega buena parte del éxito o no del segundo mandato de Dilma Rousseff.

Foto: Agencia EFE

 

Ana María Pomi

Agencia DPA

Tensas negociaciones y denuncias de presiones anteceden a la elección de los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado Nacional de Brasil, que se realizará mañana domingo en forma simultánea con la ceremonia de asunción de los legisladores electos en los comicios de octubre pasado.

El foco de las negociaciones se centra en la presidencia de la Cámara Baja, el tercer cargo más importante del país, detrás del presidente de la República y su vice.

Eso es porque entre otras potestades, el presidente de Diputados es quien sustituye a la presidenta Dilma Rousseff y a su vice, Michel Temer, en caso de ausencia de ambos, y tiene el poder de archivar o permitir la tramitación de pedidos de juicio político a la mandataria.

Además, para el gobierno es fundamental tener un aliado fiel al frente de la Cámara Baja -y también del Senado-, puesto que necesita del apoyo del Congreso para aprobar, entre otras medidas antipopulares, un fuerte ajuste fiscal que permita restaurar la economía del país.

Y es precisamente en torno a la presidencia de Diputados que la contienda no solo está más ajustada, sino que además tiene la particularidad de que los dos candidatos con más posibilidades de resultar vencedores son oficialistas: Arlindo Chinaglia, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), y Eduardo Cunha, del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del gobierno.

Según sostienen analistas políticos, el gobierno ve con mucha preocupación la posibilidad de que Cunha le gane la disputa a Chinaglia, debido a que aun perteneciendo al principal aliado el diputado defiende la independencia de la Cámara respecto al Ejecutivo.

Tentaciones

La preocupación del Palacio del Planalto -sede de la Presidencia- es tal que, según denunciaron varios legisladores al diario Folha de Sao Paulo, algunos ministros de Rousseff han salido a ofrecer a diputados del PMDB y de otros partidos menores cargos en organismos públicos a cambio de su voto por Chinaglia.

“Todos los días recibo relatos de diputados abordados por ministros del Palacio (del Planalto) intentando hacerlos cambiar (su voto) para la candidatura de Chinaglia. Son abordados con todo tipo de propuestas y de exigencias, incluyendo ofertas de cargos, según me cuentan”, dijo el propio Cunha.

La misma oferta dijeron haber recibido representantes de un bloque integrado por ocho partidos menores durante una reunión que mantuvieron con el ministro de Relaciones Institucionales, Pepe Vargas.

La oficina de prensa de Vargas, por su parte, confirmó la reunión pero negó que se haya intentado negociar cargos por votos.

No obstante, esas denuncias adquirieron tal relevancia que un grupo de diputados solicitará formalmente que se prohiba a los legisladores ingresar a las cabinas de votación con celulares u otros aparatos que permitan fotografiar o filmar su voto, para evitar que puedan demostrar su elección y así recibir el favor prometido.

“Tenemos que evitar (...) cualquier interferencia, cualquier tipo de presión a la hora de votar. (...) Ese intento de filmar votos es una maniobra para garantizar el control de la votación”, justificó uno de los legisladores que promueve la iniciativa, citado por portal de noticias G1.

Además de Chinaglia y Cunha, disputan mañana la presidencia de la Cámara Baja, aunque, según analistas, sin posibilidades de triunfo, Chico Alencar, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, de izquierda radical), y Júlio Delgado, del Partido Socialista Brasileño (PSB).

El bloque oficialista -integrado por nueve partidos cuyas tendencias van de la derecha a la ultraizquierda- ocupa 304 de los 513 escaños en la Cámara Baja, pero todos los partidos tienen un número desconocido de “infieles”, por lo que no se puede trasladar esa mayoría, en forma lineal, al resultado de la votación.

En la disputa del Senado, donde el oficialismo ostenta 53 de los 81 escaños, la mayor preocupación del gobierno es la posibilidad de que el actual presidente y favorito a conquistar la reelección, Renan Calheiros, -un fiel aliado del gobierno en el PMDB- integre la lista de políticos acusados de integrar la red de corrupción que operó entre 2004 y 2012 en la petrolera estatal Petrobras, cuyos nombres se conocerán en febrero.