editorial

  • En un año de elecciones, el gran interrogante apunta a determinar de qué manera y en qué grado impactará el caso Nisman.

Nisman, la crisis y la sociedad en un año electoral

La muerte de Alberto Nisman y su consecuente impacto en una sociedad estupefacta no se produjeron en un momento cualquiera. De hecho, ocurrieron precisamente en el comienzo de un año electoral que, además, representará el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner.

De allí que los analistas comiencen a preguntarse de qué manera y en qué grado los acontecimientos pueden impactar en el voto de la ciudadanía. Qué candidatos -por ahora precandidatos- pueden verse perjudicados frente a la crisis y cuáles están en condiciones de atraer mayor cantidad de votos ante el estupor general.

A primera vista, todo indica que los postulantes ligados con el kirchnerismo se vieron perjudicados frente a la tragedia de Nisman. Aun así, la imposibilidad de Cristina de competir por una nueva reelección termina protegiendo de alguna manera a los posibles candidatos oficialistas. Es ella -y sus principales colaboradores- quienes parecen estar absorbiendo parte del malestar de la gente en estos momentos.

Los que realmente fueron capaces de ocupar el rol de opositores durante los últimos años están en condiciones de obtener algún beneficio en cuanto a intención de votos. Entre ellos, Mauricio Macri y Sergio Massa. Los integrantes de Unen, en cambio, difícilmente puedan recuperar el terreno perdido merced a sus desaveniencias internas.

La figura de Daniel Scioli adquiere características particulares. El gobernador de Buenos Aires optó por una estrategia de riesgo: formar parte del kirchnerismo, tratando de diferenciarse de las características intrínsecas de quienes conforman el núcleo duro del sector.

Scioli camina sobre una delgada línea. La incógnita pasa por saber si, en el momento de la verdad, el gobernador de Buenos Aires será percibido por la gente como un pusilánime -incapaz de plantarse ante Cristina- o como una víctima más de los cambiantes humores del poder presidencial.

Un informe periodístico recientemente publicado por el diario La Nación plantea las posturas de consultoras de renombre como Poliarquía, Isonomía y Mora y Araujo. En general, todos coinciden en que el impacto electoral de los recientes acontecimientos será limitado.

Si bien reconocen que la muerte del fiscal y la reacción del gobierno socavaron la imagen de la presidente, advirtieron que el proceso electoral recién está por comenzar y que los comicios están todavía lejos, por lo que podría ir decayendo la atención sobre el caso Nisman.

En definitiva, y más allá de lo que pueda suceder en los meses por venir, el presente año electoral representará una nueva prueba para la ciudadanía argentina. Un país que, en el pasado, prefirió pasar por alto las contundentes evidencias que revelaban gravísimos hechos de corrupción política, la proliferación de estructuras mafiosas y la degradación de valores republicanos fundamentales.

Nadie puede hacerse el distraído, ni alegar ignorancia. Lo que hoy vive el país no es otra cosa que el resultado del cúmulo de errores que se fueron produciendo frente a la mirada de toda una sociedad. De hecho, hace años que se viene denunciando la utilización de los servicios de inteligencia con fines de política partidaria. También se denunció, en su momento, el intento del gobierno de establecer un insólito Memorándum de Entendimiento con los sospechosos de haber atentado contra la Amia.

La duda, una vez más, pasa por saber qué hará en este caso la sociedad argentina con las nuevas evidencias. El futuro, en gran medida, dependerá de ello.

La duda, una vez más, pasa por saber qué hará en este caso la sociedad argentina con las nuevas evidencias.