Poco para celebrar

Siete años después del conflicto por la Resolución 125, la Mesa de Enlace del campo volvió al paro. En el balance del proceso asoman victorias y derrotas de una contienda infructuosa.

Federico Aguer

[email protected]

No fue fácil en aquel entonces “pararle el carro” a un gobierno con la suma del poder público que ya insinuaba que iba por todo. Tampoco fue fácil sobrevivir en la actividad productiva, bancándose la vendetta por aquella osadía, y muchos quedaron en el camino. Por la intrincada maraña burocrática oficial y el caprichoso cierre de las exportaciones se fueron apagando las economías regionales y achicando los lotes de cultivos necesarios para la rotación sustentable: todo fue yendo hacia la soja. Cuando los precios lo respaldaron, el escenario pareció estable, aunque la caída en las cotizaciones de las commodities lo hizo tambalear como un castillo de naipes.

“No pretendan que seamos verdes si nuestros números están en rojo”, me dijo el año pasado un subsidiado farmer de Iowa en referencia a la presión impositiva; sin sospechar que en Argentina, el Estado se queda con el 79,1 % de la renta en soja, el 121,3 % en maíz, el 199 en trigo y el 96,1 en girasol.

Nuestros productores tienen muchos defectos, y sin dudas conforman un sector que todavía tiene mucho por mejorar en materia de cooperación, asociativismo, informalidad y comunicación. Pero fueron de los pocos que tuvieron la valentía para alzar la voz y hacer valer sus derechos, reivindicando la importancia de su trabajo como generadores de alimentos.

Fueron ellos quienes pusieron el hombro para sacar al país del pozo del 2001, y para seguir sustentando con su esfuerzo un esquema de derroche. Como si fuera poco, la nueva oligarquía política intentó denostarlos ante la opinión pública a través de un desgaste cotidiano.

Siete años después hay poco para celebrar. Si bien la Mesa de Enlace, cada vez más desgastada “se mancó” faltando pocos metros para la meta, volvió a reflejar el mandato del hastío de las bases. Para adelante resta reforzar los valores: la unidad, el diálogo, la firmeza, y la perseverancia en el destino productivista de la Argentina. Que todos sepan lo que el campo tiene para darle al país.