Coro Polifónico y Camerata Eleutheria

De aplausos, ovaciones y solistas

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El Coro Polifónico, integrantes de la Camerata Eleutheria y sus solistas en plena interpretación de “La Pasión según Brockes”, de G. F. Haendel. Foto: Manuel Fabatía

 

Lilia Bachini

No puedo decir que sea una sorpresa lo que escuché el último jueves, porque tanto el Coro Polifónico como la Camerata Eleutheria nos tienen acostumbrados a la excelencia. En esta oportunidad interpretaron “La pasión según Brockes” del compositor Haendel, para solistas, coro y orquesta.

El coro cantó en forma pareja, afinado y bien matizado. Tuvo una destacada actuación, acompañando correctamente a los solistas que realmente hicieron gala de su talento.

Mario Martínez -en el papel del Evangelista- realizó un gran trabajo musical, conjugando expresividad (tal como si fuera actuado) y fluidez, sentimientos propios de aquel coreuta que sabe y conoce lo que está interpretando. Condiciones muy necesarias para poder movilizar a la audiencia.

Mara Scardino (en el papel de la hija de Sión), con su voz cristalina y un excelente manejo de su instrumento vocal, se destacó al realizar unos pianissimos que acariciaron nuestros oídos con una limpieza, afinación y fluidez que dieron muestra de su serenidad, condición que nos muestra la seguridad con que fue interpretado su papel.

El papel de Jesús fue interpretado por Daniel Caronni; y el de Pedro, por Julián Herdt, ambos de correcta actuación. Laura Leal, María de los Ángeles Novau, Fernando Morello, Pablo Tavella y Mauricio Lisa completaron el cuadro de solistas que fueron interpretando a los distintos personajes de “La Pasión según Brockes”.

El maestro Sergio Siminovich fue el director a cargo de la interpretación. La elección de esta obra y de los solistas fue un verdadero acierto, que se tradujo en aplausos y ovaciones por parte del selecto público que tiene el Coro Polifónico cada vez que actúa en el teatro Municipal, más aún si dicho organismo es acompañado por la Camerata Eleutheria.

La obra

En sí la obra nos relata el tormento y la agonía de Jesús antes de su muerte y resurrección. Hay varias “Pasiones”. La de Haendel, la de Basch (sólo por nombrar algunos autores), que de una manera u otra narran con lujo de detalles las humillaciones por las que pasó Jesús. Fue azotado, coronado con espinas, insultado por su pueblo que prefirió a un reo como Barrabás, que al hijo de Dios. Fue negado tres veces por su discípulo Pedro y entregado por Judas, que lo traicionó por 30 monedas.

Todo este relato, por lo general, procedía de las iglesias protestantes, en especial la Iglesia Luterana. Hoy, ya no importa de qué Iglesia surja el relato musical, lo que importa es la forma de proceder a semejante calamidad, pues todas coinciden en un solo camino: que la muerte de Jesús fue la muerte de un inocente.