Sorpresa y festejos

David Cameron ganó con mayoría absoluta

  • A pesar de que todas las encuestas pronosticaban un empate entre los conservadores del primer ministro y los laboristas de Ed Miliband, los “tories” llegaron a los 326 escaños necesarios para gobernar en solitario con mayoría en la Cámara de los Comunes del Parlamento de Westminster.
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David Cameron y su mujer Samantha, a su llegada al número 10 de Downing Street en Londres. El líder conservador y primer ministro británico, David Cameron, destacó la “buena noche” que tuvieron los “tories”. Foto: Agencia EFE

 

Redacción El Litoral

Agencias EFE/DPA

El Partido Conservador de David Cameron logró hoy sorpresivamente la mayoría absoluta al conseguir al menos 326 de los 650 escaños del Parlamento británico, ya que los cuatro diputados elegidos por el partido norilandés Sinn Fein previsiblemente no asumirán sus asientos, como es tradición.

La mayoría de los sondeos prelectorales habían vaticinado para el Partido Conservador de Cameron un máximo de 285 escaños, por lo que el resultado final tomó por sorpresa a muchos analistas políticos.

Cameron subrayó su compromiso con la unidad territorial del Reino Unido, tras reunirse con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham para pedirle el encargo de formar gobierno y continuar por otros cinco años al frente del Ejecutivo británico. “Vamos a gobernar como el partido de una sola nación”, afirmó.

El premier prometió a los parlamentos regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte mayores posibilidades de influir en la política nacional y reiteró su intención de convocar, a más tardar en 2017, un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE).

“Esta es la victoria más dulce de todas”, había asegurado ya antes Cameron ante miembros de su equipo de campaña.

Una catástrofe para la oposición

La jornada electoral dejó tres perdedores y el mismo número de dimisiones: las de los líderes del Partido Laborista, Ed Miliband, del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, y del populista de derechas Nigel Farage, cabeza del partido euroescéptico UKIP. Farage ni siquiera ganó un escaño en la Cámara de los Comunes.

El otro vencedor, después de loa conservadores, de la jornada fue el Partido Nacional Escocés (SNP), que logró 56 de los 59 escaños que se disputaban en Escocia, arrebatando muchos de ellos a los laboristas.

El Partido Laborista, principal rival de los conservadores, consiguió alrededor de 230 escaños, unos 24 menos que los que habían obtenido en las elecciones de 2010. Miliband felicitó a Cameron y anunció su dimisión como jefe de su partido diciendo que era hora de ceder el cargo a otra persona. “La responsabilidad por el resultado es exclusivamente mía”, subrayó.

El líder del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, también dimitió, tras aceptar la responsabilidad por la “catastrófica” pérdida de escaños. Los liberal-demócratas, que hasta ahora han formado parte de la coalición de gobierno encabezada por Cameron, perdieron 48 de los 57 escaños, aunque algunos asientos aún están por repartirse.

“Ahora ha quedado dolorosamente claro que esta ha sido una cruel noche de castigo para los liberal-demócratas”, admitió Clegg, quien ha sido viceprimer ministro en el primer gobierno de Cameron. Clegg es uno de los solo ocho miembros de su partido que ganó un escaño en las elecciones.

El líder del partido derechista UKIP, Nigel Farage, culpó de su derrota a los electores potenciales de su partido que terminaron por votar por los conservadores por miedo a la eventual formación de un gobierno de coalición entre el Partido Laborista y el Partido nacional Escocés, una posibilidad que algunos periódicos de la derecha habían calificado como un escenario “pesadillesca”.

La participación en las elecciones alcanzó alrededor de un 66 por ciento, un nivel similar al registrado en los comicios de 2010.

En Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, felicitó a Cameron por su victoria electoral y expresó su disposición a “cooperar de forma constructiva con el nuevo gobierno británico”, según aseguró el portavoz de Juncker, Margaritis Schinas.

Respecto al referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, el portavoz recordó que Juncker ya se había comprometido en el pasado a buscar un “acuerdo justo” con Londres.

Shinas subrayó que la Comisión Europea va a examinar “de manera educada, amistosa y objetiva” cualquier solicitud de introducir cambios en la relación del Reino Unido con la UE.

Sin embargo, una línea roja para el Ejecutivo europeo es la libre circulación de personas, anclada en los tratados de la UE, que permite a los ciudadanos comunitarios buscar trabajo en otros países miembros del bloque.

análisis

Por Teresa Dapp

Dio el batacazo

  • Nadie lo había pronosticado: David Cameron es el claro vencedor de las elecciones británicas y los conservadores podrán gobernar en solitario los próximos cinco años. “Es una noche muy buena para el Partido Conservador”, afirmó en sus primeras declaraciones, que parecen modestas ante los últimos sondeos a pie de urna, que vaticinan incluso una victoria absoluta del primer ministro.

Vestido de “azul-tory” y con apariencia descansada pese a la intensa noche, Cameron anunció inmediatamente un pequeño programa de gobierno. Sus objetivos son hacer “política para todos” y mantener unido al país. Y por supuesto, sacar adelante su gran promesa: celebrar un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea (UE). La consulta popular podría celebrarse incluso el próximo año, uno antes de lo previsto, pronosticó el politólogo Tony Travers, de la London School of Economics.

Durante incontables actos de campaña y entrevistas, Cameron repitió incansablemente dos argumentos en las últimas semanas. El primero: sólo con ellos se mantendrá el impulso económico. Y el segundo: sin ellos, los escoceses tomarán el poder. La amenaza de que el Partido Nacional Escocés (SNP) ayudase a llegar al gobierno a los laboristas y después les presionase a su antojo fue calificada de ‘pesadilla‘ por la prensa conservadora.

Claramente esos argumentos funcionaron, a pesar de que el líder laborista, Ed Miliband, no se cansó de resaltar sus competencias en materia económica y descartó pactar con los nacioanalistas escoceses. Las valoraciones personales del líder laborista fueron bastante mediocres en las encuestas. Tampoco Cameron es especialmente querido por el pueblo, pero parece que los votantes confían más en él.

Al comparecer en la madrugada del viernes, tras ganar en su distrito de Doncaster North, Miliband no habló de “derrota” ni “dimisión”, pero el mensaje fue claro. “Esta fue claramente una noche difícil y decepcionante para el Partido Laborista”, afirmó el político de 45 años con una sonrisa de resignación. Su dimisión al frente de los laboristas parece sólo una cuestión de tiempo.

Miliband tuvo un mensaje especial para sus correligionarios escoceses. “Siento mucho lo que ha pasado”, les dijo. Hasta ahora Escocia era un bastión de los socialdemócratas, pero en esta ocasión arrasó el SNP, después de que en septiembre 45 por ciento de los escoceses votase a favor de separarse del Reino Unido.

Antes de la votación, los líderes de los partidos prometieron desde Londres más autonomía a los escoceses, pero después del referéndum sólo hablaron de Inglaterra. El objetivo declarado de la líder del SNP, Nicola Sturgeon, era expulsar a Cameron de Downing Street. No lo consiguió, pero tras lograr casi los 59 escaños que se disputaban en Escocia, el SNP dará dolores de cabeza, a más tardar durante el referéndum sobre la permanencia en la UE. Si se llegase a una salida de la UE, cabría pensar también en un nuevo referéndum sobre Escocia, que quizás arrojaría un resultado diferente.

Además de Miliband, la noche electoral dejó otro gran perdedor. Nick Clegg y sus liberal-demócratas sufrieron un fuerte castigo por parte de sus votantes. Los hasta ahora socios de coalición en el gobierno no lograrían mantener más de una decena de sus 57 escaños. ‘Esta fue una noche cruel para los liberal-demócratas y un castigo‘, admitió Clegg, que anunció conversaciones sobre su futuro como jefe del partido.

Ante un gobierno en solitario de Cameron, los liberales podrían convertirse en una formación insignificante, al menos por el momento.