Nuestro cansancio moral

por Estrella Quinteros

“Es terrible que en una vida el alma se canse antes que el cuerpo” (Marco Aurelio).

El cansancio moral es como una derrota, es el alma que no se puede trasladar a una zona de consuelo. Lastiman hechos, personas, palabras que son oscuras nubes de la incomprensión. Esperamos de los demás, de aquellos que a su vez también lo hacen; sentimos que merecemos más y no llegan respuestas. Prestemos atención entonces a los hechos simples y cotidianos, a lo que está a nuestro alcance, a la vida que tenemos y a lo que somos. Las aspiraciones son buenas pero se subordinan al orden de lo que puede ser realizado. Comprendernos y conocernos, el valor de la existencia no es solamente de uno, tiene alcance sobre los demás; si damos poco, si nos esforzamos demasiado, si nada entregamos y otorgamos a la misma vida donde impera el sentido gregario, de comunidad, no sabremos del aprendizaje que viene por esas acciones.

Pero siempre situar el eje en la esencia de lo que somos, no para agradar y despertar sonrisas, sino siendo, llevando el “ser” como bandera. En silencio y quietud se derraman verdades donde no hay improvisación. Ser cautos sin dar falsos testimonios, incluyendo la transparencia. Contra la fuerza interior nada ni nadie puede. Posiblemente la palabra a intentar es: libertad. Quien la posee puede entregarla; de lo contrario será esclavo del gran peso que es vivir supeditado a algo o a alguien. Sin hablar de dominar, pero sí de no ser dominados, a merced de tantas fuerzas extrañas que actúan en el mundo. Las mismas que impiden nuestro crecimiento, para poder acceder al valor que tiene vivir. Es el incomparable anhelo y único para que se pueda tener un mundo mejor.