editorial

  • La mayoría de los casos se produce en zonas rurales o en talleres textiles de las grandes ciudades.

Explotación laboral

Hace apenas un par de semanas, la opinión pública del país se vio conmovida ante la muerte de dos niños en un taller textil clandestino del barrio porteño de Flores. Tenían apenas siete y diez años, y quedaron atrapados por el fuego en el sótano de la propiedad junto a sus padres. Las puertas y ventanas estaban bloqueadas, tapiadas y enrejadas.

Lo sucedido fue apenas una muestra de un grave fenómeno que se extiende en las grandes ciudades del país y que se origina a partir de la explotación laboral que, familias enteras, padecen ante la pasiva mirada de los órganos de control estatal.

Según la ONG La Alameda, existirían alrededor de 2.000 talleres ilegales en los barrios porteños de Flores, Floresta, Parque Avellaneda y Mataderos. Allí, explotan a personas que por lo general llegan desde países limítrofes -especialmente desde Bolivia- al Gran Buenos Aires.

Algunos terminan alojándose en las villas de emergencia que en los últimos años crecieron de manera exponencial. Sin embargo, muchos viven en el mismo lugar donde son explotados laboralmente y ni siquiera tienen la posibilidad de moverse con libertad.

En la mayoría de los casos, se sospecha que estas organizaciones funcionan gracias a la complicidad de sectores políticos y policiales.

Una semana después de la tragedia que acabó con la vida de estos niños, un nuevo incendio se desató en el mismo lugar. Según representantes de La Alameda, en este caso el fuego habría sido provocado de manera intencional, con el fin de borrar evidencias en la investigación que la Justicia lleva adelante.

A pesar de la gravedad de esta situación que viene siendo denunciada por la ONG desde hace años en la ciudad de Buenos Aires, los mayores índices de explotación laboral no suelen producirse en los grandes conglomerados urbanos, sino que se reproducen sobre todo en zonas rurales.

Durante los últimos días, el Registro Nacional de Trabajadores y Empleadores Agrarios (Renatea) dio a conocer el resultado de una serie de relevamientos efectuados entre 2013 y 2014. En estas inspecciones, fueron detectadas 746 presuntas víctimas de trata con fines de explotación laboral. Además, alrededor de 50 menores fueron rescatados en situaciones altamente vulnerables.

Los inspectores del Renatea fiscalizan campos en distintos rincones del país, donde detectaron situaciones con un alto grado de incumplimiento de las normativas laborales vigentes. Desde 2008, la Ley 26.364 tipifica la trata de personas como un delito federal. El 90 % de los casos de trata detectados con fines de explotación laboral es identificado en actividades agrícolas y textiles.

La Procuración de Trata y Explotación de Personas (Protex) difundió el informe “La Trata Laboral en la Argentina. El tratamiento judicial de los casos en el fuero federal”. Según dicho estudio, se detectó que no sólo las víctimas provienen del extranjero, sino también la mayoría de los victimarios.

El desplazamiento de los trabajadores se produce generalmente de norte a sur y emigran en busca de trabajo a partir de contrataciones engañosas. Por eso, terminan sufriendo condiciones infrahumanas como falta de limpieza, agua y alimentos.

Una realidad que se prefiere ocultar pero que, sin embargo, indefectiblemente termina haciendo eclosión de las maneras más dramáticas.

Una realidad que se prefiere ocultar pero que, sin embargo, indefectiblemente termina haciendo eclosión de las maneras más dramáticas.