Mirada desde el sur
Mirada desde el sur
El gobernador y el kirchnerismo
Por Raúl Emilio Acosta
Las declaraciones del gobernador, publicadas en este diario, en su soporte web son directas. “Si llegado el momento tengo que optar entre un representante de la derecha y alguien del oficialismo, no tengo la menor duda que a la derecha no la voto”, expresó el mandatario provincial.
Bonfatti remarcó que “no” se casa con un candidato, pero indicó que en función de lo que puede pasar a nivel nacional, “a la derecha no quiero volver”. “Yo pasé lo que fue el menemismo. Porque una cosa son las diferencias, que tengo muchísimas... pero otra cosa es el rol del Estado, y yo digo el Estado como garantía de la educación, de la salud, de la vivienda, de la inclusión social y de la igualdad de oportunidades”, enfatizó.
Detengámonos en el primer párrafo de sus declaraciones: “Un representante de la derecha y alguien del oficialismo”. Está claro que el oficialismo no es la derecha. Al menos para Bonfatti.
Advirtamos su definición del segundo párrafo: “A la derecha no quiero volver”.
El gobernador nos resuelve la cuestión sobre el kirchnerismo con sus palabras, demasiado claras para escapar de ellas: “Porque una cosa son las diferencias, que tengo muchísimas... pero otra cosa es el rol del Estado, y yo digo el Estado como garantía de la educación, de la salud, de la vivienda, de la inclusión social y de la igualdad de oportunidades”, enfatizó
Está expresamente dicho que el gobernador acepta el rol del Estado según actúa el gobierno nacional. “Yo digo que el Estado...”.
Fuente de estos textos: en la edición on line, con data de agencia de DyN se leía. En El Litoral, el martes a la mañana, con el encomillado original.
En este medio, el domingo anterior se publicaba, con mi firma, el siguiente párrafo: “Las usinas socialistas de comunicación trabajan 24 horas. El bien contra el mal. Es lo usual. Desde los programas políticos partidarios como ‘6 7 8' es visible el olvido a los rencores con el ‘narcosocialismo' al que tanto vituperaron; deslumbra la confraternidad actual, que se suma a la simpatía de irritantes personajes como Aníbal Fernández, todos desbordando camaradería e indulgencia por el socialismo y sus papelones electorales. La consigna es perdonar a los socialistas y, de ser posible, darles una mano. Los candidatos locales del FPV no critican más al socialismo y piden debatir con el PRO Peronismo. El falso, el ‘ladri' progresismo, el progresismo corrupto llega al salvataje del romántico progresismo que postula el socialismo. Difícil ricino para ventilar públicamente. Existe”.
En la nota citada expuse el nudo/problema electoral, sencillo, real, posible y lícito: “Todos le preguntan al socialismo: ‘¿qué podemos hacer para que no ganen Macri /Reutemann/Del Sel/Anita Martínez?'”. La respuesta, a veces tácita, en ocasiones explicitada, es la misma: voten socialismo. Es en ese diálogo, que no existe, que se expresan las partes.
Es sencillísimo: no quieren que gane el PRO Peronismo. El gobernador Antonio Bonfatti, con su claridad, ha dejado expuesto un pensamiento que existe y que complica. El kirchnerismo se autocalifica como “progresismo”. Cuando las encuestas indicaban que un 25 por ciento de la población se acercaba a una formulación progresista (Binner, Stolbizer, Solanas, Carrió, Vicky Donda) el enfrentamiento mediático fue cruel y sin límites. El narcosocialismo y Binner robachicos eran parte de una campaña que quería quitar del medio una opción de progresismo sin corrupción. El socialismo es eso: progresismo liviano, tímido, dubitativo, pero claramente sin corrupción estructural. Al kirchnerismo le molestaba que a su izquierda estuviese gente sana. Aún le molesta. Por eso, el asombro ¿Hay una alianza entre el que roba y el que no roba? ¿Adhiere Bonfatti a la teoría del mal menor, del ‘roba pero hace'?
El punto límite es éste: ¿acepta el socialismo que el kirchnerismo es progresismo? Según las declaraciones del gobernador Bonfatti sí, lo acepta: “No tengo la menor duda de que a la derecha no la voto”, expresó el mandatario provincial... Vota kirchnerismo en la encrucijada. Y el gobernador es la autoridad máxima de la provincia, representa al FPCyS, pero es socialista y en esa condición expone su pensamiento político.
Bonfatti tiene años de político y muchos en la función pública. Debería saber que la inversa no es válida. En posición de poder, el kirchnerismo jamás votaría al socialismo por algo sencillo, porque no es corrupto. No le sirve. Ése es el verdadero límite. La corrupción estructural. Rendirse ante el soborno y el apriete. No debería cruzarlo nadie, honestamente hablando.