Darío Herrera habló a favor de los jugadores de ambos equipos

El testimonio de la ley

Por fin, el árbitro del superclásico dio su versión de lo ocurrido aquella noche en La Bombonera. Aclaró que ningún “jugador de Boca presionó para que siguiera el partido” y que los de River “no fingieron estar afectados”. Indicó que todos estaban dispuestos a continuar, pero eso era imposible y que se tardó la suspensión “por seguridad”.

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Voz autorizada. El árbitro del partido Boca-River habló de la suspensión del partido.

Foto: EFE

 

Redacción de El Litoral

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Télam

El árbitro del suspendido superclásico del pasado jueves por octavos de final de Copa Libertadores, Darío Herrera, reconoció anoche que ningún “jugador de Boca presionó para que siguiera el partido”, al tiempo que aseguró que los futbolistas de River damnificados por las emanaciones tóxicas que existieron dentro de la manga de salida al campo de juego “no fingieron estar afectados, sino que realmente lo estaban”.

El 10 de noviembre de 2001, en el mismo lugar en que el jueves anterior se registraron los vergonzosos episodios que determinaron en la víspera que se le diera por ganado ese cotejo a River y consecuentemente con ello clasificara a los cuartos de final de la Copa, Diego Armando Maradona dejó una frase con su sello: “La pelota no se mancha”.

Pero ese balón al que hizo referencia Diego siguió rodando y rodando, hasta que casi 14 años después, en ese mismo sitio, la pelota sí se manchó, y no precisamente con ese tinte amarillento que lucían las camisetas de un puñado de jugadores de River cuando intentaron salir a disputar el segundo tiempo, sino con la ignominia de la desaprensión por cualquier valor ligado a la ética y el respeto por el prójimo, sea rival deportivo circunstancial o no. Y en eso estuvieron involucrados no solamente un puñado de hinchas, dirigentes, fuerzas de seguridad, cuerpos técnicos y futbolistas, sino también el árbitro Darío Herrera, el único que no se había pronunciado al respecto desde ese día.

Por eso era bueno conocer su testimonio, y este domingo por fin llegó. “Los jugadores de Boca nunca me pidieron que el partido continuara. No sentí jamás que me presionara para jugar los 45 minutos que faltaban”, afirmó a radio La Red este neuquino de apenas 30 años que recién hace 4 meses es árbitro internacional y hace cuatro días controló por primera vez un superclásico. “Y en cuanto a los jugadores de River, estaban afectados, como si los hubieran quemado. No había ningún acting de su parte, sino que tenían los ojos muy irritados. Eso era lo que se veía en ese momento: camisetas manchadas con un polvo naranja. Todos lo vimos”, enfatizó.

Por eso fue “que los mismos jugadores de Boca querían esperar a que se recuperen. En todo momento hubo buena predisposición. Y así como digo una cosa, digo la otra. Cuando el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, ingresó al campo de juego, en ningún momento pidió la suspensión. El ambiente generalizado allí era el de pretender que se recuperen los jugadores”. “Y después, si eso se producía, entonces sí la idea era continuar el partido. Pero lo primero era siempre la integridad física de los jugadores. Lo que pasó fue que no podía pedirles que salieran de la cancha si no había seguridad. Nos dijeron que estaban despejando la zona. No se si fue mucho o poco el tiempo de espera, pero lo más importante era que los futbolistas llegaran bien al vestuario”, puntualizó.

“Por eso con mi equipo arbitral llegamos a la conclusión de que condujimos de buena manera esos 45 minutos. Fue un buen desempeño. Nos sentimos privilegiados por estar ahí, era algo muy lindo ser parte de eso”, destacó.

Este profesor de educación física radicado en la ciudad bonaerense de Lincoln verificó que la “tarjeta amarilla a Daniel Osvaldo cuando se estaba iniciando el juego marcó el rumbo del partido. Uno no sale a buscar las jugadas para sancionar, pero cuando suceden hay que resolverlas”.

“Y cuando se produjeron los sucesos en la manga por la que salía River a jugar el segundo tiempo nosotros estábamos en el medio campo. El primero que se acercó al lugar fue el cuarto árbitro, (Diego) Ceballos. Entonces empezamos a hablar por los intercomunicadores y nos informaron que les habían tirado un gas a los jugadores. Ante eso, lo que inmediatamente nos propusimos fue bajar los decibeles y esperar a ver cómo estaban. Lo más importantes era que se pudieran recuperar para ver si después se podía continuar”, apuntó.

“Y posteriormente nos pusimos a evaluar la situación conjuntamente con la gente de la Conmebol. Esperamos un tiempo prudencial. No sé con quién se comunicó el veedor (el boliviano Roger Bello), pero cuando decidimos la suspensión, él estuvo de acuerdo. La verdad es que todos somos un poco responsables. Era un gran espectáculo y hubo que terminarlo así. Estas cosas no le hacen mal solamente al fútbol, sino al país”, concluyó Herrera.

Bilardo fue contundente: “Con Grondona, se solucionaba en cinco minutos”

El entrenador campeón mundial en México 1986, Carlos Bilardo, afirmó ayer que si el fallecido presidente de AFA, Julio Humberto Grondona, “hubiese estado el jueves, lo que pasó en la Bombonera con la suspensión del superclásico lo hubiese solucionado en cinco minutos”.

“Lo del escándalo en La Bombonera Grondona lo hubiera resuelto en cinco minutos si los jugadores de River seguían imposibilitados de seguir. Porque han pasado cosas graves como la noche de la bengala asesina en 1983 también en ese estadio (fue lanzada desde la tribuna de Boca y le provocó la muerte al hincha de Racing Roberto Basile) y el fútbol siguió. Es un tema que deben resolver los de arriba”, estimó Bilardo.

“Hace 45 años parecían el fin del mundo aquellos partidos por Libertadores que jugábamos con Estudiantes contra Racing. Tengo recortes de la época. Pero esto siempre fue así. En ese entonces la cosa pasaba por otra Confederación Sudamericana, que estaba a cargo del dirigente peruano Teófilo Salinas, y sin embargo había árbitros criticados, jugadores expulsados, tres partidos en dos semanas. Igual que ahora”, evaluó.

Al extenderse en el recuerdo ante el canal América, el “Narigón” precisó que Estudiantes “perdió el primer partido en Avellaneda (2-0), luego ganó la revancha en La Plata (3-0) cuando expulsaron a (Roberto) Perfumo antes de los 15 minutos del primer tiempo y (Carlos) Pachamé antes de los 30. Ahí fue cuando ganamos con un gran partido de ‘La Bruja’ (Juan Ramón) Verón”, siguió Bilardo. “Enseguida desempatamos en el Monumental, a fines de abril del 68 y terminó 1 a 1. Racing quedó eliminado por diferencia de gol. Hubo cuatro expulsados y violencia en la cancha, algo instalado en Copa Libertadores”, agregó. “Y cuando después ganamos la Copa Intercontinental nos esperaban en todos lados para homenajes. Al año perdimos con el Milan y tres de los nuestros terminaron presos en la cárcel de Villa Devoto. Allí estuve para visitar a (Ramón) Aguirre Suárez, (Alberto) Polettí y (Eduardo) Manera‘, relató.

El chileno Osses dirigirá River-Cruzeiro

El chileno Enrique Osses será el árbitro del partido entre River Plate y Cruzeiro de Bello Horizonte, Brasil, y el brasileño Sandro Ricci controlará el cotejo entre Guaraní de Asunción, Paraguay, y Racing Club, por la ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores.

Las ternas son las siguientes: Martes 19 de mayo: en Manta, Emelec de Guayaquil (Ecuador) ante Tigres de Guadalajara (México), árbitro: Fernando Rapallini, de Argentina, secundado por sus compatriotas, Gustavo Rossi y Cristian Navarro. Miércoles 20 de mayo: en Bogotá, Independiente Santa Fe (Colombia) frente a Internacional de Porto Alegre (Brasil), árbitro, Néstor Pitana, de Argentina, auxiliado por sus connacionales Hernán Maidana y Juan Pablo Bellatti. Jueves 21 de mayo: en Asunción, a las 18.45, Guaraní contra Racing Club, árbitro, Sandro Ricci, de Brasil.

En Buenos Aires, a las 22, River Plate con Cruzeiro, árbitro: Enrique Osses, de Chile, secundado por sus compatriotas por Carlos Astroza y Marcelo Barraza.