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Teatro, poesía narrativa y patrimonio

 

 

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    Baltasara Editora, sello editorial de Rosario, acaba de publicar los títulos: “Teatro I (La tarántula, El Escorpión, Natalina y La dificultad)”, de Patricia Suárez, en el marco de la colección Teatro; “Lo gris en el canto de las hojas”, de Beatriz Vignoli (poemas); “El peor de los desiertos”, de Alejandro Pereyra (colección Narrativa) y “Los treinta dineros”, de Rosa Wernicke (colección Patrimonio).

“Escribí estas obras a la lumbre del hogar -sostiene Patricia Suárez-. Es una expresión vieja pero se aplica completamente. Me causa cierto pudor hablar de metodología de trabajo, pero la hubo. ‘La tarántula', ‘El escorpión' y ‘Natalina' son tres piezas enlazadas entre sí que forman parte de mi historia familiar o para decir mejor, de la leyenda familiar de mi abuela paterna. Viví con ella muchos años y es una voz que me habla cuando escribo teatro. Durante todos esos años de convivencia me contó sobre su juventud, sus padres, su condición de inmigrante, su relación con la tierra, su familia (...) La cuarta historia, ‘La dificultad', me fue contada por alguien cercano que conocía a los protagonistas de esta historia, que también formaba parte de la Pampa Gringa”.

Por su parte, “Lo gris en el canto de las hojas” invita a recorrer la obra poética de Beatriz Vignoli, referente a la poesía rosarina. Ni selección ni antología, este libro es la expresión vital de un transcurrir en el tiempo que comienza con las primeras luces del día, la albada”.

Respecto de la obra de Alejandro Pereyra, la propia Vignoli opina: “En un cuento de Pereyra, un mismo nombre puede nombrar a dos personas distintas. Al ser enunciadas en el interior de otra ficción, las ficciones de Pereyra constituyen engaños en su propio nivel de representación, mentiras con las que el narrador se burla de los otros personajes; pero cuando se las lee anamórficamente (vale decir, al sesgo: estos textos requieren de una lectura barroca, alegórica, al sesgo) lo que aparece es una verdad profunda como la que brota del inconsciente mitopoético puesto a producir bajo las leyes del sueño”.

Finalmente, respecto de “Los treinta dineros” la sinopsis adelanta: “Envueltos en una capa negra, traidores, impostores, desocupados, pobres, mendigos, burócratas, persiguen el asilo de la multitud, de las boleterías ferroviarias, los vagones sucios de un tren de segunda, las sombras clandestinas de los paseos públicos (...). Todos los ensayos de fuga, los planes más o menos instintivos de evasión terminan fracasando, chocando contra tabiques tan rígidos como invisibles...”.