al mArgen de la crónica

La triste historia de Adou

Mañana se cumplirá un mes de lo que ha sido la entrada más mediática de un inmigrante en España en los últimos años: la del pequeño Adou, escondido en el interior de una maleta.

Ninguno de los agentes de la Guardia Civil que a diario controlan el acceso a la ciudad española de Ceuta (al norte de África) de los cientos de marroquíes que cruzan la frontera, se podían imaginar que una fotografía de su escáner iba a dar la vuelta al mundo. La fotografía contenía la imagen de un niño de 8 años, natural de Costa de Marfil, que había sido ocultado en el interior de una maleta que portaba una joven marroquí de 19 años que presuntamente se había puesto de acuerdo con el padre del pequeño para introducirlo ilegalmente en España.

Una hora y media después de que fuera tomada esta imagen, el padre de Adou, Alí Ouattara, cruzaba la frontera y era detenido.

Adou permanece tutelado por las autoridades desde el 7 de mayo mientras que su padre está en prisión en Sevilla, por haber favorecido la inmigración irregular.

Ahora la jueza debe decidir si lo deja en libertad condicional, previo pago de una fianza de unos 5.500 dólares que reclama la fiscalía. La “gran olvidada” de esta historia es la joven marroquí de 19 años, llamada Fátima, que sigue encarcelada en Ceuta también acusada del mismo delito que el padre de Adou pero de la que nadie apenas habla, como si de un papel secundario se tratara. La historia podría escribir el lunes uno de sus últimos capítulos si la madre del pequeño consigue llevárselo desde Ceuta hasta la isla de Fuerteventura, donde reside, después de que las pruebas de ADN hayan confirmado que ella y Alí son sus padres biológicos.

Mientras tanto, Adou juega y se divierte en el centro de menores del Mediterráneo, donde vive completamente ajeno a todo lo que sucede a su alrededor. “Sólo quiere jugar y pasarla bien, como cualquier niño de su edad”, cuenta la jefa del Área de Menores, María Antonia Palomo.