Para hacer frente a los desafíos sociales

“El próximo gobierno deberá generar un millón de empleos productivos”

  • La afirmación es de Juan José Llach. Sostuvo que el gobierno que viene se encontrará con un laberinto económico pero dice que la Argentina tiene muchas oportunidades de mejora.
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Llach fue presentado por los presidentes de la Bolsa de Comercio y la Cámara Arbitral del Cereales, Olegario Tejedor y Jesús Fernández, respectivamente. Su platea fueron empresarios locales. Foto: Pablo Aguirre

 

Mario Cáffaro

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Juan José Llach es licenciado en Economía y en Sociología; ocupó varios cargos dentro del equipo económico que condujo Domingo Cavallo y luego fue ministro de Educación en el inicio de la gestión de Fernando de la Rúa. Hoy sin militancia política, se define como socialcristiano y estuvo en Santa Fe invitado por la Bolsa de Comercio y la Cámara Arbitral de Cereales para hablar sobre el escenario económico ante el próximo gobierno. Conversó con El Litoral y marcó diferencias con las políticas aplicadas en los últimos años pero no trazó un panorama oscuro para los venideros donde consideró imprescindible bajar la inflación aclarando que eso no significa recesión. “Chile demostró que pudo bajar la inflación creciendo a tasas del 6% anual”, aseveró.

—El próximo gobierno tiene que enfrentar muchos problemas económicos.

—No es fácil, la Argentina nunca es fácil. Si se compara con el viento de cola que tuvimos desde el 2003 en adelante, ahora tendremos un clima que te va a ayudar menos que antes y habrá que pelearla. Escribí hace un tiempo que en los últimos dos años me han estado preguntando ¿cuándo se cae todo? y el temor de repetir hiperinflación o crisis como 2001-2002. Nunca vi que iba a terminar de esa manera y ahora está claro que no va a terminar así, pero sí queda un laberinto que va a requerir mucho talento, mucha dedicación, funcionarios públicos que se la tomen en serio. Pero también hay mucho para hacer, hay grandes oportunidades de mejora; hay que trabajar pero se puede sacar a la Argentina de esta mala situación en la que estamos.

—¿Qué nudos hay que empezar a desatar?

—El principal es la inflación y simultáneamente algunos precios que tienen que ser corregidos, inclusive el tipo de cambio. Es un grave error creer que devaluando se resuelven todos los problemas. Hoy, el estado de las economías regionales está entre malo y mal malo igual que cultivos pampeanos. Soja y maíz tuvieron rindes muy buenos, pero en zonas marginales las cuentas tampoco cierran. Hay que trabajar muy finamente. Hay buenas oportunidades para salir adelante. Probablemente tengamos el primer presidente elegido en segunda vuelta, un Congreso fraccionado y en este caso requerirá acuerdos, algo a lo que no estamos tan acostumbrados y que en otros países es más normal. Para lograr la estabilidad, mi hijo Lucas ha dicho que cree en un verdadero Pacto de la Moncloa. Creo que va a ser necesario.

—Hace mucho que en Argentina se habla de Pacto de la Moncloa.

—No lo hicimos y nos ha ido mal. Se han cometido errores elementales. En los últimos 13 años, Argentina pudo haber exportado -como mínimo- 150 mil millones de dólares más, especialmente con el sector agropecuario, agroindustrial. El cepo no existiría. Este gobierno va a dejar una economía que puede funcionar bien con la soja a 500 dólares, pero está a 340. Hay que mover otros elementos. La inversión está por el piso, 17% del PBI cuando necesitaríamos 24%. Tocando algunas teclas la escasez de dólares se puede transformar en abundancia.

—Usted menciona soja, pero maíz y trigo casi no se pueden exportar.

—Sobre esto hay que trabajar. En carne, Argentina está en el puesto 12; Paraguay quinto y Uruguay sexto. Es increíble. En lácteos, desde 1999 hasta hoy aumentó el 7% y el mundo aumentó el 30% el consumo. Argentina podría estar produciendo 18-19 mil millones de litros por lo cual la industria y la exportación láctea generarían trabajo al igual que carne. Hay mucho para hacer.

—El gobierno tuvo políticas que perjudicaron al sector agropecuario y optó por promocionar las industrias automotriz y electrónica que demandan dólares.

—La electrónica y la automotriz demandan dólares, pero los dólares se usarían igual porque la gente compraría autos, teléfonos, computadoras. Creo que hay una cuestión ideológica. Uruguay y Brasil han tenido gobiernos socialdemócratas, no conservadores, sin embargo tuvieron mentalidad muy moderna y se dieron cuenta de que el sector agropecuario es muy distinto que en la época de la oligarquía terrateniente; genera muchos puestos de trabajo y puede agregar mucho valor en el lugar. Acá, hay un preconcepto ideológico muy antiguo, es como se hubiesen detenido en la década del 70.

—Otro problema es el de los subsidios.

—Sí, a la energía y al transporte que llegan a 5% del PBI, 20 a 25 mil millones de dólares. Hay una gran concentración de subsidios en el área metropolitana de Buenos Aires lo que genera una gran injusticia hacia el interior donde los servicios son más caros. Muchos sectores pudientes reciben subsidios. Cómodamente, la mitad de los subsidios va a los bolsillos de gente pudiente que en vez de viajar una vez al año al exterior, ahora va dos. Es una gran injusticia y hay que corregirla.

—Pero la suba es un aditamento inflacionario.

—Habrá que hacerlo gradualmente, habrá que negociar. Por eso, hablo de pacto o acuerdo. Será necesario, no se puede hacer una reforma de shock. Eso no va, debe ser un proceso que llevará un tiempo. La Argentina para llegar a un dígito de inflación le puede demandar cuatro o cinco años. Chile lo hizo con la democracia en 1990, le llevó cinco años y creciendo al 6% la economía. Es mentira que bajar la inflación es recesivo, Chile lo demostró.

—El otro tema es que se necesitan indicadores confiables, usted tuvo a su cargo el Indec durante varios años.

—Dejamos al Indec donde se preanunciaba con 6 meses de anticipación el día y hora de cada indicador y se cumplía. Hoy se anuncia pero a veces no se cumple. Tuvimos tremendos problemas con el nivel de desempleo y sin embargo nunca ocultamos la verdad, siempre los publicamos. Hay que reconstruir todo eso. Me da vergüenza frente a colegas de otros países del continente.

La Argentina es un caso único que mintió durante siete años la tasa de inflación e incluso con la actual hay dudas.

No se da a conocer el valor de la Canasta Básica Alimentaria o de la Canasta Básica Total y no lo hacen porque se sabría cuál es la inflación real. Es una estafa tremenda a la buena fe. Para hacer un plan de estabilidad, de crecimiento, alentando inversión se deben tener buenos números. Habrá que hacer una tarea muy importante de reconstrucción del Estado porque un gobierno que ha tenido un discurso estatista, que no es lo mismo que un discurso de defensa de todo el Estado que sea necesario. Para eso, deben funcionar bien los organismos públicos y acá se ha hecho un estatismo faccioso que es usar el Estado para un grupo de la sociedad, no para el conjunto de la sociedad.

—Desde el punto de vista sociológico, ¿cuál es su mirada?

—Me preocupa el avance evidente del narcotráfico, uno de cuyos peores aspectos es que para muchos chicos que viven en zonas precarias es un trabajo de una rentabilidad mayor que cualquier otro y que sin embargo contiene una enorme trampa ya que cuando ingresan no pueden salir porque el que sale, como tiene información, es boleta. Hay que poner una gran energía, es tema difícil, veamos otros países. En cuanto a la sociedad más ampliamente hay una visión errada de ambos lados: el gobierno que pinta una maravilla como si hubiera eliminado la pobreza y llegado a la igualdad -algo que no es así-, pero también están los que dicen que toda la mejora se debe a los planes sociales -y eso también no es cierto-. Se generaron muchos empleos, no en los últimos tres o cuatros años. Desde 2003 en adelante hubo creación de empleo, mucha gente se pudo comprar la moto, celular, electrodomésticos, mejoras en la casa y esas personas temen perder eso; los nuevos jubilados, hay que reconocerlo y preservarlo. El eje central del próximo gobierno para ordenar todas las variables es generar un millón de empleos, productivos, en los próximos cuatro años.

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Hijo candidato y familia canalla

  • Llach llegó a Santa Fe a las pocas horas de que el radical Ernesto Sanz comunicara que su hijo, Lucas, iba a ser su candidato a vicepresidente. “Sí me sorprendió gratamente a mí y a mi mujer. Lucas es muy joven y venía trabajando desde hace algunos años con Sanz. Es una alegría comparable a que si hubiera jugado en la primera de Rosario Central y hubiera hecho un gol”. Llach es hincha de Rosario Central al igual que su hermano que alguna vez fue representante del club ante AFA; los cuatro hijos y el nieto. La extrañeza es que simpatizan con el equipo rosarino sin haber nacido ninguno en la ciudad del sur santafesino.

Llach fue muchos años funcionario. “Cuando te la tomás en serio, es muy sacrificada la función pública. Recuerdo jornadas de 12 horas, fines de semana ausente, mucha tensión, mucho estrés. Hay muchos que se lo toman de otra manera, como una oportunidad para hacer negocios y tampoco tienen una dedicación tan fuerte al cargo. Aquel que se la toma en serio es una carga pesada”, explica.

También rescata que en los últimos años ve que son muchos los jóvenes, con formación, que ingresan al mundo de la política. “Fue muy malo para la Argentina que los partidos políticos quedaran vacíos de gente joven y formada. Noto un reflujo en los últimos años, es un signo esperanzador”.

 

"Estamos ante un mundo más anárquico, más complicado, que va a seguir creciendo pero con más sobresaltos que antes”

Juan Llach

economista

El dato

Cambios

  • En la exposición ante empresarios, Llach advirtió que notaba en las importaciones, “una demanda directa de proteínas, cambio de tendencia que debía tomar nota la Argentina; que continuará la presión sobre la soja en comparación con otros granos y que persistirá la demanda de granos por sobre los aceites, porque todos los países buscan aumentar el crushing interno”.