Buenos Aires

Mató a su novio cuando la golpeaba, y le pide a los jueces no ir a prisión

Daiana Rodríguez fue atacada por su novio en octubre de 2011. La joven era golpeada y se defendió con un picahielo que clavó en la yugular del hombre. La Justicia pese a la violencia de género agravó la pena y puede ir a la cárcel.

Télam

Una joven que fue condenada a 8 años de prisión por matar a su novio con un cuchillo en 2011 en la localidad bonaerense de Ezeiza pidió a la Suprema Corte de Justicia que revoque el fallo en su contra para no ir presa otra vez, ya que se defendió porque era víctima de golpes y amenazas constantes por parte de su pareja.

Se trata de Daiana Rodríguez (23), quien actualmente está en libertad, pero estuvo dos años detenida por el crimen de Facundo Saucedo (23) y en caso de que el máximo tribunal de la provincia confirme el fallo en su contra, podría volver a prisión.

“Hay un ensañamiento en este caso porque no es leído con perspectiva de género. Dicen que como hubo un cuchillo en el medio, hubo dolo e intención de matar, pero fue un intento de defensa”, dijo a Télam Patricia Sanmamed, abogada de Daiana.

El hecho ocurrió el 16 de octubre de 2011, cuando la chica, por entonces de 19 años, concurrió a un cumpleaños de 15 tras confirmar que su ex pareja no había asistido y luego decidió con sus amigos ir a tomar unos tragos a su casa.

Según contó Daiana a Télam, dos semanas antes, ella había resuelto terminar la relación que tenía con Saucedo, con quien convivía, debido a que durante un año y medio la había golpeado y amenazado de muerte constantemente, incluso con un arma de fuego.

La joven también se había enterado que su pareja tenía tres denuncias de su ex mujer por violencia.

“Yo no te voy a dejar en paz. Si te veo con alguien te mato, no me importa nada. Sos una puta de mierda, te voy a matar”, le dijo Saucedo, según recuerda ahora la chica.

El ataque

Esa madrugada, mientras ella estaba picando hielo con un cuchillo para las bebidas, Saucedo ingresó a su casa, la tomó de los pelos y la empezó a zamarrear tomándola de los brazos, los cuales ya tenía llenos de moretones por golpes anteriores.

En medio del forcejeo y cuando él pretendía llevarla a la pieza, la joven intentó zafarse, pero le clavó el cuchillo en el cuello a su ex pareja: como lo hirió en la yugular, murió dos horas más tarde en el hospital.

En un juicio realizado en 2013, el Tribunal Oral en lo Criminal 3 de Lomas de Zamora la condenó a tres años y medio de prisión al entender que había cometido un “homicidio preterintencional”, es decir que quiso provocar un daño, pero no la muerte.

El fiscal de juicio, Sebastián Scalera, apeló el fallo ante el Tribunal de Casación Penal para que la carátula cambiara a “homicidio simple” y mientras tanto, el 17 de octubre de 2013, Daiana recuperó la libertad.

Sin embargo, el 11 de febrero de 2014, la sala IV hizo lugar al pedido del fiscal y le elevó la pena a ocho años, aunque la chica no fue detenida porque su abogada apeló a la Suprema Corte de Justicia.

Las opciones

El subprocurador general Juan Angel de Oliveira se pronunció en octubre en contra de revocar la resolución, aunque no es vinculante para la Corte a la hora de adoptar una decisión.

“Ella no tuvo la intención de matarlo, fue un intento de defenderse y todo se desmadró. Hacía un año y medio que la venía golpeando y hacía poco la había mordido porque ella no quería tener relaciones”, afirmó la defensora.

Un dato relevante es que el día que Daiana fue detenida, el médico que la revisó dejó asentado que presentaba un hematoma en brazo izquierdo de 9 centímetros, otro de siete en el brazo derecho y otros golpes en piernas, hombro, cráneo y antebrazos.

Sin embargo, el hecho de que era golpeada y de que esto fue certificado por un profesional, no pesó a la hora de acusarla ni durante el juicio, cuando la joven asegura que no la dejaron contar su situación.

Ahora, Daiana trabaja en un restaurante, estudia Administración y Marketing en Monte Grande y con una nueva pareja tuvo a su primer hijo, Brandon Isaías, hoy de nueve meses.

“Tengo miedo de ir presa, la verdad que de solo pensarlo me pongo re triste. Parece que no voy a poder estar tranquila nunca, esto me perjudica en todo aspecto”, afirmó la joven, que pide a los jueces de la Corte que se pongan en su lugar y no ser “un número más”.