Rodeado del afecto de sus fieles

Francisco se despidió de Latinoamérica

El papa regresó a Roma tras su visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay dejando en claro su mensaje de unidad política y su predilección por los jóvenes, los pobres y los pueblos originarios.

28_A_1084052.jpg

Hasta pronto. Francisco sube al avión que lo trasladaría de Latinoamérica al Vaticano, anoche en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi de Asunción.

Foto: Agencia EFE

 

Agencia EFE

La visita del papa Francisco a tres países de su continente natal afianzó la vigencia de la Iglesia católica en la región y mostró un renovado compromiso con los más pobres, aunque sin los perfiles ideológicos de décadas atrás.

Francisco estuvo rodeado de multitudes cariñosas en Ecuador, Bolivia y Paraguay y generó confianza en las clases populares con un discurso contra el consumismo, la inequidad y la exclusión.

“Sus gestos suenan más fuerte que sus palabras y eso molesta a sectores conservadores que durante muchas décadas dominaron la Iglesia”, dijo el ex presidente paraguayo Fernando Lugo, un ex obispo y uno de los millones de personas que se entusiasmaron con el sello que imprime el pontífice argentino.

Pero la voz también retumbó, como cuando en Bolivia, a nombre de la Iglesia, pidió perdón por las tropelías durante la “conquista”.

“Pido humildemente perdón no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes. Se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”, dijo en Santa Cruz de la Sierra frente a un auditorio compuesto en gran parte por indígenas.

En la gira, Francisco disparó contra “una lógica que busca transformar todo en objeto de consumo (y) pretende dejar espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no producen”.

Y se plantó en defensa de la Tierra, víctima de la producción consumista: “No se puede permitir que ciertos intereses, globales pero no universales, se impongan, sometan a los Estados y organismos internacionales, y continúen destruyendo la creación”.

“Que no haya ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez”, resumió el papa su visión social.

En Paraguay, también atacó la ideologización: “No hay que usar a los pobres para intereses políticos y personales. Las ideologías terminan mal, tienen una relación incompleta, enferma y mala con el pueblo”.

Mensajes de unidad

En cada país, Francisco se cuidó de no mostrar parcialización con algunos de los sectores. “Que no vayan a decir que yo hablé una cosa para unos u otra para otros”, dijo.

En países divididos por la política, Francisco instó a construir la unidad con el diálogo. En países divididos por la pobreza, habló de desarrollo democrático. En países divididos por las desigualdades, habló de justicia social.

Francisco instó a los sacerdotes a trabajar por los más pobres. Y a hacerlo con plenitud y gratuidad. El impacto de esta tarea se verá con el tiempo: “Prometemos no quedarnos en los despachos y escritorios, sino ponernos en marcha con una Iglesia cercana a la gente y misericordiosa, especialmente con los que más sufren”, dijo al respecto el arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela.

Y a los movimientos populares les pidió Francisco “hacer lío”, aunque de inmediato matizó entre risas que ese lío debe ser organizado “para que no destruya nada”.

Finalmente ayer regresó a Roma y en los países visitados quedaron instalados mensajes que la clase política y la ciudadanía sabrán cómo desarrollar ... u olvidar.