“El flaquito se queda”

Hasta un senador negoció la llegada de Alario a Colón. La historia del pibe que vino de Tostado, se fue al descenso y ahora está en la gloria y comparan su historia con la del “Búfalo” Funes.

“El flaquito se queda”
 

Enrique Cruz (h)

“Vayan a ver al flaquito que juega de ‘9’ en San Lorenzo de Tostado, anda bien”. La data llegó a oidos de Cococho Alvarez, el Bambi Araoz y Pilín Acosta, que integraban en ese momento el área de selección de Colón. Y fueron a verlo. El informe fue contundente: “hay que traerlo”, le dijeron a Pedro Eusebio y a Rubén Rossi. “El pibe va, pero a préstamo”, señalaron desde Tostado, a lo que la respuesta no se hizo esperar: “a préstamo no, hagamos un convenio”, dijeron en Colón. La pretensión de cobro por parte de San Lorenzo se hizo cada vez más firme, tan firme como crecía el interés de Colón por tenerlo. Por eso, Lucas Alario se convirtió en el único jugador que llegó a préstamo al club. No obstante, todos sabían que ese “flaco” nacido en Cuatro Bocas (Santiago del Estero) y que se cansaba de hacer goles con la camiseta rojinegra (igual a la de Colón) de San Lorenzo de Tostado, tenía irremediablemente un futuro sabalero. Pero faltaba un paso más. En ese primer año con la forma de un préstamo, se iniciaron los reclamos. Y un buen día se hizo presente el senador Raúl Gramajo asumiendo la representatividad de San Lorenzo para seguir adelante con la gestión. Lucas fue clarito con los dirigentes y a modo de ruego les dijo: “me quiero quedar en Colón, a Tostado no quiero volver”. Y Rossi fortaleció la idea: “este chico llega”, le dijo a los dirigentes. Eusebio le trasladó el deseo a Gramajo y la respuesta del senador tampoco se hizo esperar: “Se va a quedar, siempre y cuándo paguen el pase”. Y así fue, Colón negoció y arregló: una parte en dinero y un porcentaje de una futura venta, que es el 20 por ciento que San Lorenzo va a cobrar por el arreglo con River.

Después vino lo que ya se conoce. Los goles jugando muchas veces en soledad en el torneo de los 30 puntos, el llanto abrazado a Sergio Villanueva el día del descenso y en el propio campo de juego del Gigante de Arroyito, el ascenso y los “huevos” para patear el penal la tarde lluviosa de la victoria ante Boca Unidos, la venta (buena decisión de la actual dirigencia de quedarse con un buen porcentaje de una futura venta), la bendita revisión médica, el ojo de Gallardo para ponerlo y esta comparación que el mundo futbolero hace con lo que ocurrió hace 29 años atrás con el inolvidable “Búfalo” Funes. Hace 14 o 15 meses se iba al descenso y hoy es campeón de América. Y sueña con enfrentar a Messi en diciembre. ¡Grande pibe!