De esta jurisdicción se sacó la tierra para construcciones del centro
De esta jurisdicción se sacó la tierra para construcciones del centro
Los Hornos y un pasado vinculado a las ladrillerías
En sus orígenes, el barrio alojaba a ladrillerías que tenían una alta producción por el número de edificaciones que se levantaban entre bulevares. En 1990, todas las cavas se rellenaron y comenzó a crecer el número de habitantes.
El sector este, o sea el más próximo a Facundo Zuviría, es el que denota más progreso.
Cuando don Benedetto Marzengo instaló la primera fábrica de ladrillos impulsó una actividad productiva que se multiplicó en la zona. Sin querer, además, la bautizaba. Es que allí se instalaron incontables hornos de ladrillos, para acompañar el número de construcciones que se levantaban en el centro de la ciudad.
Pero este barrio también pagó con heridas el precio del progreso propio y ajeno: las cavas. Publicaciones de El Litoral de 1990 hablan de que la zona, en sus orígenes, “no era campo, era peor que campo”. Juan Riestra, un vecino que por entonces tenía 86 años, decía que “los carros que sabían venir por acá tenían que andar con caballos laderos, porque si no se empantanaban. Esto era antes de 1930, cuando se pavimentó Zuviría”.
María de Bonadeo, Benito Peña, Amadeo Botterón, los Marlisani y Quemarling, José Donatti, los hermanos Guerra, las familias Benedetto y Marsengo, Juan y Santiago Calcagno y los Brosutti fueron algunos de los hombres de manos curtidas y mujeres de gran laboriosidad que sellaban la cotidianidad de aquellos tiempos en que eran pocos y se conocían todos.
Durante la década de 1990, todas las cavas que se generaron por las ladrillerías se rellenaron y el barrio empezó a crecer en número de habitantes.
El barrio hoy
Los Hornos tiene dos sectores bien diferenciados. Por un lado el urbanizado, que cuenta con una amplia variedad de comercios sobre las avenidas que lo rodean y donde la mayoría de las familias es de clase media; y, por el otro, un sector postergado, de viviendas precarias entre basurales, zanjones, calles de tierra y sin mejoras. Este último, como no podía ser de otra manera, está al oeste de la jurisdicción.
La inseguridad es el problema en común que tiene la gente de estos dos sectores. En definitiva, todos los vecinos del barrio. Es que los robos y asaltos son moneda corriente, y nadie está exento.
“El accionar policial deja mucho que desear. No hay policía comunitaria, táctica... nada. Aparecen cuando pasó algo, y si aparecen... En este barrio hay vendedores de droga, que la misma policía y autoridades conocen y sin embargo nadie hace nada. Mientras eso siga siendo así no creo que las cosas mejoren”, dijo un vecino.
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Para saber (*)
Vecinales. Una, homónima al barrio.
(*) Información brindada por la vecinal del barrio.
Postales
Inseguridad. Además de los problemas que está generando una obra de cloacas, en Los Hornos están muy preocupados por la inseguridad. Los vecinos dicen que los hechos delictivos ganaron la calle y sólo se sale para ir a trabajar o hacer mandados.
Un bar con historia. Carlos tiene 70 años y es el propietario de El Gran Chaparral, un bar emblemático en el barrio por tener 48 años de historia. Cuenta que, a diario, varios “jóvenes” de su misma edad se reúnen para pasar un rato agradable, tomar un vermú y picar algo. La única condición es ir con buena onda, dejando los problemas en casa. El Gran Chaparral queda sobre Facundo Zuviría al 5800.
Centro de Salud. En Facundo Zuviría 5889 funciona el dispensario del barrio, donde también concurren vecinos de San José y San Martín. Por día son atendidas entre 150 y 200 personas. Los servicios que brinda son los de clínica médica, pediatría y obstetricia. Dos veces por semana concurre un bioquímico.
Sector oeste. La diferencia entre el este y el oeste es evidente. En éste último no hay calles asfaltadas y los servicios llegan de manera irregular.