Paraguay

Uno de los barrios más humildes resulta el más castigado con la crecida del río

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Los chicos, como siempre, son los más afectados al vivir en condiciones precarias. Foto: Archivo El Litoral

 

María Sanz

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EFE

En pleno corazón del viejo Asunción, frente a la bahía que forma el río Paraguay, se encuentra el barrio de la Chacarita, el más antiguo del país, cuya historia está ligada tanto a los vaivenes de las crecidas del río y las periódicas inundaciones, como a las migraciones de campesinos hasta la capital.

En las callejuelas angostas de la Chacarita, que aparece en los mapas como barrio Ricardo Brugada, juegan al fútbol o saltan a la comba los niños, y toman tereré los adultos en el umbral de casa, unas costumbres casi extintas en las calles del llamado centro histórico de Asunción, situado escasos metros más arriba.

El barrio está atravesado por al menos tres cauces de agua que desembocan en la bahía, y en torno a ellos se arremolinan las viviendas con fachadas multicolores y forman terrazas que recuerdan a los cerros de la ciudad chilena de Valparaíso.

Sólo que, en lugar de mirar hacia un océano, las casas de la Chacarita contemplan el inmenso río Paraguay.

El río es la cara, pero también la cruz de este barrio, que a lo largo de su historia ha vivido enfrentado a las migraciones forzosas que provoca el desborde de las aguas, tal y como recordó a Efe Nidia Narcisa Noguera, de 79 años, que vive en la Chacarita desde hace más de 60.

Sentada en la puerta de una casa hecha con chapas de madera e instalada en la plaza junto al Congreso paraguayo, Noguera cuenta que esta vivienda, a la que se mudó junto a su familia hace dos meses, ha sido la enésima que ha tenido que construir a salvo de las aguas desde que vive en el barrio.

El refugio

“Hubo una crecida en 1983, después otra muy grande en 1997, y luego una el año pasado, cuando tuvimos que refugiarnos acá durante siete meses”, enumera.

De hecho, en junio de 2014 el río rebasó los 7 metros de altura en Asunción y su desborde afectó a unas 200.000 personas en todo el país, mientras que este año desplazó de sus hogares a unas 42.000 personas solo en la capital.

Ya antes de las inundaciones, Noguera vivió su primer éxodo a los 17 años, cuando, como hicieron otras familias del interior rural del país en los años sucesivos a la instauración de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), emigró desde su localidad natal en el campo hasta Asunción en busca de mejores oportunidades.

“Entonces se podía trabajar como empleada doméstica en las casas del centro de Asunción. Empezamos a vivir en la Chacarita, que al principio era un barrizal, pero después hicimos calles y quedó un lindo barrio. Nos instalamos acá porque estábamos cerca de las casas donde trabajábamos”, explicó.

Esta misma cercanía con los lugares de trabajo y los servicios del centro de la ciudad es la que, aún hoy, sigue motivando a los chacariteños a quedarse en el barrio, a pesar del asedio de las aguas, según afirmó Milda, la hija de Noguera.

No obstante, los planes del gobierno municipal pasan por desalojar la parte baja de la Chacarita, la más vulnerable ante las inundaciones, y trasladar a sus habitantes a otras localidades de la periferia de Asunción.

El proyecto

La iniciativa se enmarca en el proyecto de continuación de la avenida Costanera, un paseo que bordea la bahía de Asunción y en torno al cual se ha levantado un gran talud de tierra que sirve como dique de contención ante los desbordamientos del río.