Apuesta por el tráfico entre puertos de Latinoamérica

Por Ana Mengotti

(EFE)

El grupo danés Maersk, líder mundial de transporte marítimo de mercancías, apuesta por incrementar el tráfico costero entre los puertos latinoamericanos como una manera de ahorrar costos de exportación, reducir el impacto medioambiental e incorporar a exportadores medianos o pequeños al comercio global.

Así lo manifiesta su director ejecutivo, Nils S. Andersen, en una entrevista durante una visita a Colombia, país donde Maersk ha invertido en dos terminales portuarias (Buenaventura y Cartagena) como parte de su nueva estrategia en América Latina, de la que está a cargo Sealand, empresa creada en enero pasado.

El interés de Maersk en participar en la licitación de la ampliación del puerto mexicano de Veracruz (en el Golfo de México), también obedece a esa “visión”, según Andersen, quien destacó que la apuesta del grupo danés por México se mantiene aunque la situación en ese país “no es tan fácil”.

El grupo ya está construyendo una terminal de contenedores automatizada en el puerto mexicano de Lázaro Cárdenas, en el Pacífico, que entrará en operación en 2016. “En toda América Latina incluso los puertos secundarios llegan a ser muy interesantes. La mayoría de la gente vive en la costa, son ciudades más pequeñas pero importantes y en general no tienen buena infraestructura. Las carreteras son malas y los camiones contaminan”.

Mediante el transporte marítimo no sólo se abaratan los costes, pues el gasto de combustible es menor, sino que se reduce el daño medioambiental, explica el director ejecutivo de Maersk, cuya naviera, Maersk Line, ha logrado reducir un 40 % sus emisiones de dióxido de carbono (CO2). El objetivo medioambiental de Maersk es haber reducido en 2020 las emisiones de CO2 por contenedor en un 60 %, tomando como referencia las emisiones desde 2007.

América Latina es un lugar importante para este gigante mundial del transporte y la energía, como demuestra el hecho de que una de las tres únicas fábricas de contenedores de Maersk en el mundo esté en Chile, concretamente en el puerto de San Antonio. Las otras dos están en China.

La factoría chilena ha producido ya 700 contenedores, todos ellos dotados de refrigeración para el transporte de bienes perecederos. De los casi 100.000 empleados que tienen las empresas del grupo danés en todo el mundo, 8.500 están en América Latina, donde en los próximos dos o tres años la cifra trepará a 12.000, dice Andersen. El director ejecutivo manifiesta su “orgullo” por el hecho de que Maersk sigue invirtiendo en los países emergentes a pesar de la desaceleración que experimentan en su crecimiento y destaca la “diferencia” que hace para el PIB y el índice de empleo de un país el tener una buena infraestructura portuaria y un buen nivel de conectividad por vía marítima.

“Todos los países de América Latina van a verse afectados por la bajada de los precios de las materias primas, ya sea el petróleo, el cobre u otras”, afirma. Sin embargo, hay países que tienen más posibilidades que otros de no salir mal parados y esos son “los que tienen economías más abiertas y más diversificadas”. Adicionalmente, la depreciación de las monedas latinoamericanas frente al dólar aumenta las posibilidades de exportación de esos países, agrega.

Al respecto califica como “muy interesante” y “muy buena” para los países implicados la iniciativa de la Alianza del Pacífico, formada por Colombia, Chile, México y Perú.

Preguntado por si algunos de los nuevos barcos portacontenedores de Maersk son demasiado grandes incluso para el Canal de Panamá ampliado, Andersen dijo que es así, pero restó importancia a ese aspecto, pues esas naves, con capacidad para 20.000 contenedores y de las que hay ya 20 en navegación, están pensadas para rutas que no tienen necesidad de hacer uso de esa vía, como la de Asia-Europa.

Mediante el transporte marítimo no sólo se abaratan los costes, pues el gasto de combustible es menor, sino que se reduce el daño medioambiental.