Exitoso desarrollo santafesino

La soja tolerante a sequía subió el último escalón

  • El camino de años que inició la Dra. Raquel Chan en la UNL y desarrollaron científicos del Instituto de Agrobiotecnología de Rosario culminó con la aprobación, esta semana, por parte de las autoridades nacionales para comercializar la variedad terminada.
La soja tolerante a sequía subió el último escalón

De acá arrancó. A comienzos de la década pasada un equipo de la UNL inició el desarrollo a partir de un gen del girasol.

Foto: Archivo

 

Campolitoral

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La publicación en el Boletín Oficial de la República Argentina de la Resolución Resolución 397 del Ministerio de Agricultura de la Nación, autorizó el martes 6 de octubre a la empresa Indear S.A. (Instituto de Agrobiotecnología Rosario) a comercializar la soja tolerante a sequía y salinidad (el evento se denomina IND-ØØ41Ø-5), un desarrollo que se inició con el aislamiento del gen Hahb-4 del girasol en la UNL por parte de la Dra. Raquel Chan y su equipo de investigadores a fines de la década del 90. “Es una noticia de alto impacto para la Universidad Nacional del Litoral (UNL), pues pone en boca del país y del mundo un desarrollo que germinó en el interior de esta casa de estudios, e involucró a un grupo de investigadores del sector público y privado”, celebraron desde la casa de estudios.

Más de quince años después de iniciado el camino, con tres patentes UNL-CONICET aprobadas y más de diez años de pruebas a campo, el mundo podrá acceder a esta tecnología que permite producir plantas más tolerantes a la sequía y la salinidad de los suelos, y con una producción promedio 15% superior a las variedades comerciales existentes.

El anuncio fue realizado por la presidenta Cristina Fernández en Tecnópolis. Durante el acto, la primera mandataria entregó diplomas de reconocimiento a los investigadores que participaron en este desarrollo biotecnológico, así como también a un equipo que desarrolló un cultivo de papa resistente al virus endémico PVY (Potato Virus Y). En ese contexto recibieron su reconocimiento Raquel Chan y Gerónimo Watson, responsable de Indear y del proceso de desarrollo del evento y su desregulación.

Del laboratorio al mundo

La tecnología que hoy se libera para salir al mercado es el resultado años de investigación, esfuerzo y recursos puestos en juego, que comenzó en 1992 cuando Raquel Chan retornó al país luego de completar su posdoctorado en Francia, en el Instituto de Biología Molecular en Plantas de la Universidad Louis Pasteur. La investigadora, que en ese momento desarrollaba sus actividades en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), comenzó a investigar cómo las plantas respondían a las condiciones ambientales y a estudiar los llamados “factores de transcripción”, las proteínas que regulan estas respuestas de las plantas.

Luego de diez años de ensayos, y ya siendo investigadora y docente en la UNL, en 2002 el equipo de trabajo de la Dra. Chan publica un trabajo de caracterización funcional del gen Hahb-4 identificado unos años antes. Los resultados obtenidos con la planta modelo Arabidopsis thaliana indicaban que el Hahb-4 estaba involucrado en la respuesta de las plantas al estrés hídrico (falta de agua).

Dos años después se logró la primera patente, cuya titularidad es conjunta entre la UNL y el CONICET. Ambas instituciones se asociaron con la empresa argentina Bioceres, que recibió la licencia para desarrollar pruebas a campo, y en 2012 llegó el segundo gran avance, con la tecnología HB4, realizada con un gen de la familia del Hahb-4. A diferencia de otros desarrollos transgénicos, las plantas con HB4 no ven afectada su productividad ante la falta de factores estresantes. Por el contrario, los cultivos que cuentan con esta tecnología aumentan su rendimiento tanto en condiciones normales como adversas, en porcentajes que van de 1 a 25% por sobre las variedades comerciales. Esta tecnología fue probada en cultivos a campo y con el anuncio de hoy supera todas las normas regulatorias para ser lanzada al mercado.

Respuesta para el hambre

La dimensión de este desarrollo cobra relevancia si se piensa en que los cultivos de especies como soja, maíz y trigo no sólo constituyen la base alimenticia de millones de personas, sino que son cada vez más utilizados para generar energía. Según datos de la FAO, en los próximos 30 años, sólo podrá extenderse en un 12% la superficie cultivable, situación que hará crítica la demanda de cultivos más productivos y menos proclives a sufrir el impacto del cambio climático. En este contexto y con una población mundial en constante crecimiento, el desarrollo del HB4 cobra una relevancia estratégica.

Este hecho fue destacado por la presidenta durante sus palabras. “En el año 2050, con 9.200 millones de habitantes como se estima, vamos a necesitar un 75% más de los alimentos que produce el mundo. Por lo tanto, generar estos eventos biotecnológicos que nos alejen de las sequías y las plagas para producir más, hace que estos sean no son solo eventos tecnológicos sino económicos y sociales, que van a permitir producir más y mejores alimentos para toda la humanidad”, concluyó Fernández.

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Ellos lo desarrollaron. En Indear S.A. se introdujo el gen Hahb-4 a plantas de soja, bajo la supervisión de Gernónimo Watson, responsable del Instituto.

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Más de quince años después de iniciado el camino, con tres patentes UNL-CONICET aprobadas y más de diez años de pruebas a campo, el mundo podrá acceder a esta tecnología