¿El destinatario de los votos de Massa?

Según las neurociencias, Macri ganará el ballottage

  • Tras la descomunal equivocación de todas las encuestas previas a la primera vuelta, la ciencia tomó la posta y ya obtuvo su favorito para la elección del 22 de noviembre.

Redacción El Litoral

Agencia EFE

Mientras las encuestas han quedado vapuleadas en Argentina tras los erróneos pronósticos previos a la primera vuelta electoral, los científicos proponen medir el efecto de una campaña política a través de mapas cerebrales que identifiquen las emociones causadas por cada candidato.

Una experiencia reciente, dirigida por el holandés Marc Rothuizen de la empresa Neurensics, se sumergió en los cerebros de votantes para ver cuál podría ser la postura ante el balotaje del 22 de noviembre de los partidarios del diputado Sergio Massa, quien quedó tercero en las elecciones del pasado domingo.

A través de la metodología de resonancia magnética, Rothuizen quiso conocer qué emociones provocaban el oficialista Daniel Scioli y el conservador Mauricio Macri para luego poder pronosticar intención de voto en la segunda vuelta, explicó el empresario.

A pocos días de la segunda vuelta, tanto Scioli como su rival ansían tener el caudal de votos de Massa, quien cosechó el 21 % de los sufragios el domingo pasado, pero según las imágenes de los cerebros analizados, los “massistas” se inclinarían hacia Macri.

“Es estadísticamente significante” la similitud entre el impacto emocional generado por Massa en la mente de sus votantes y las reacciones en los mismos cerebros provocadas por Macri.

“Parecía una copia”, describe y se atreve a predecir que “una gran mayoría de los massistas” del perfil analizado pueden migrar hacia Macri en la intención de voto.

El “aburrido” vs. “el gorila más grande”

Rothuizen, que trabaja junto con la Facultad de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Amsterdam, analizó antes de la primera vuelta las respuestas de 24 partidarios massistas, hombres y mujeres entre 25 y 49 años, a través de imágenes que capturaron las reacciones provocadas en la mente.

El estudio consistió primero en la exhibición de fotos de los tres candidatos y, luego, la proyección de avisos de campaña. “Después de eso, les mostramos las mismas fotos y medimos el impacto emocional. Cualquier diferencia que se ve entre antes y después es el resultado de los spots”, relata el presidente de Neurensics Latin America, dedicado al análisis y prueba de comerciales audiovisuales.

Las imágenes obtenidas en Argentina fueron enviadas a Amsterdam, para que allí los investigadores pudieran traducirlas, algoritmo mediante, en resultados.

Si antes de ver los anuncios, los dos candidatos no provocaban mucha reacción en los militantes massistas, después de verse expuestos a las piezas audiovisuales de la campaña, todo había cambiado.

“Nuestra conclusión es que hay una diferencia estadísticamente significativa. Yo diría abismal”, subraya Rothuizen.

“Scioli provoca muy poca emoción negativa pero también muy poca emoción positiva”, indica.

Tras la proyección de los avisos, Scioli había perdido relevancia para los votantes de Massa, sin generar emociones, algo “típico de material de estímulo aburrido”, dice Rothuizen.

Por el contrario, Macri inspiró “miedo o respeto” relacionados con el liderazgo, como si fuera “un alfa” o “el gorila más grande de la colonia”.

“Es después del spot que Macri realmente le gana a Scioli en impacto emocional, por lo que podemos decir que la campaña de Macri es más efectiva”, remarca el empresario.

Rothuizen se muestra cauteloso y advierte que los resultados también se limitan al grupo de sujetos investigado.

“Si una cosa quedó muy clara en estas elecciones es que la metodología tradicional es imperfecta”, cuestiona sobre los resultados que distaron de lo que efectivamente sucedió en la primera vuelta del domingo.

Ninguna encuesta, pese a los matices, pudo prever antes del domingo pasado que Scioli quedaría apenas 2,5 puntos encima de Macri, cuando algunas incluso daban como ganador en primera vuelta al candidato oficialista.

Para Rothuizen, esas investigaciones no poseen “espacio para medir las emociones inconscientes que influyen fuertemente en las decisiones”, por lo que sugiere que, para tener un panorama completo, “deberían combinarse las dos metodologías”.

“Votar no es una decisión racional”, concluye.