“LAS VARONESAS”, REEDITADO

Presentación en Buenos Aires

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Carlos Catania, el autor (en el centro), en compañía de Mariano Vespa (izq.) y Matías Raia (der.) Foto: ARCHIVO

 

En compañía del editor de la editorial Las Cuarenta, Matías Raia (director de la colección Agel: 1), y del periodista y crítico Mariano Vespa, Carlos Catania presentó “Las varonesas” el 23 de octubre ppdo., en el Museo del Libro y la Lengua, de la Biblioteca Nacional (Buenos Aires). “Es una hermosa edición”, dice Carlos en una breve visita a El Litoral. “Quienes me acompañaron, refirieron palabras muy elogiosas y generosas (sobre la obra), y luego se dio una suerte de entrevista abierta”. Es importante recordar que se trata de un libro censurado y “silenciado”. En 1978, se publicó en Barcelona, “y me he enterado de que se empezó a leer en todo Sudamérica, pero nunca llegó a Argentina”, recuerda el escritor.

En el texto que abre esta edición, titulado “El encanto de las quimeras”, Guillermo Belcore escribe: “Cada principio de año me fijo ambiciosas metas como lector. En enero de 2013, una de esas promesas imposibles de cumplir fue: agotar la obra de Roberto Bolaño. De inmediato, puse manos a la obra; compré ‘Entre paréntesis', una recopilación de discursos, artículos periodísticos y miniensayos, recuperados por el gran crítico español Ignacio Echeverría. En la página cincuenta y cuatro, tropecé con un párrafo llamativo: ‘... el narrador argentino Cataño, creo que ése es su nombre aunque no estoy seguro, autor de una novela notable y olvidada, ‘Las varonesas‘, editada en Seix Barral a finales de los setenta, se marchó a Costa Rica, en donde estuvo viviendo hasta el triunfo de la revolución sandinista, tras lo cual se fue a Managua... ¿Dónde está Cataño ahora? No tengo ni idea. Sólo leí de él una novela. Espero que siga escribiendo”, prosigue.

“Bolaño, un crítico fiable, redactó el comentario a fines de los noventa en Barcelona, aunque le pifió con el nombre del autor (más adelante comprobé que algunos datos biográficos también eran apócrifos). Me picó la curiosidad. Acudí a Mercado Libre y conseguí un ejemplar usado de ‘Las varonesas' en el barrio de Belgrano, a la sazón el último disponible en la Argentina. Vaya suerte. Recuerdo perfectamente esa mañana luminosa. Recuerdo la emoción del descubrimiento, leyendo a Carlos Catania en estado de fascinación, en un café horrible de la zona. Debí postergar a Bolaño (...)”.