Mañana, en ATE Casa España

Humor de proximidad

Lizy Tagliani llega con su nuevo show: “La revolución del humor”, en el que propone recorrer su historia de vida, de una manera divertida.

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El espectáculo recupera las mejores anécdotas de “Mamá quiero ser”, con nuevas historias sobre los ‘80 y los ‘90,

Foto: Gentileza producción

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Después del éxito en calle Corrientes de “Mamá quiero ser” en el 2014, y de ser una de las protagonistas en el 2015 de “Casa fantasma”, Lizy Tagliani llega con su nuevo show: “La revolución del humor” a ATE Casa España (Rivadavia 2871), mañana desde las 21.30.

En un espectáculo para todo público, con su particular estilo, Lizy propone recorrer su historia de vida, de una manera desopilante y divertida, haciendo un repaso de ella, desde su infancia y hasta la actualidad, pasando por su adolescencia, su familia y su trabajo.

Las entradas, con valores entre los 230 y los 310 pesos, se pueden comprar en la boletería.

Humor y recuerdos

Antes de su venida, Lizy conversó con El Litoral para mostrar su universo personal.

—¿En qué consiste “La revolución del humor”?

—Es un unipersonal que cuenta mi vida desde la niñez, la adolescencia, el colegio, el barrio, mi familia, mis amigos, los juegos. Todo lo que tiene que ver con mi educación y la manera en que fui criada; la moda de los ‘80 y los ‘90, todo lo que sucedía con la discriminación. Todo desde el humor y con mucha, mucha gracia (bueno, creo yo que con mucha gracia). Hasta ahora la gente en todas las presentaciones no ha parado de reírse. Aparte porque todo el mundo sabe de qué hablo: lo que era la tecnología hace años, el teléfono, las gaseosas. Todo lo de una familia tipo de clase media baja.

—La base es una estructura de monólogo.

—Sí, claro. No es grosero para nada, salvo algunas palabras puntuales que se usaban en ese momento, y que tienen que ver con los retos. Puede ir toda la familia, pero por ahí un chico se aburre de ver a alguien hablando durante una hora, más allá de que esté Marien Caballero, que es una cantante que le pone música a las diferentes situaciones de los momentos que he vivido. Más allá de eso es un espectáculo de un humor sano, muy de doble sentido y muy ácido (y hasta negro diría). Pero siempre con mucha risa.

Identificación

—¿Por qué pensás que se da esta empatía tuya con la gente?

—La verdad, honestamente, lo desconozco; y es una pregunta que me hacen siempre: trato de encontrar una respuesta pero no la tengo. Tengo mucha empatía con la gente, grandes quilombos no tengo como para tener grandes enemigos. No me ha pasado ninguna situación conflictiva, puede pasar pero hasta ahora no lo he vivido. Hasta ahora, todo ha sido de felicidad y respeto.

Si le tengo que buscar una explicación, supongo que tiene que ver con lo normal que soy en cuanto a cánones de belleza, a la edad, puedo ser cualquiera que está en su casa, que va a laburar todos los días a una fábrica y un día tiene suerte y se sube a un escenario. O el carnicero que tiene por vocación ser cantante, y un día está cantando, alguien lo encuentra y termina grabando un disco. No tengo ningún invento, no conozco a nadie en los medios, no entré porque nadie me ayudó, ni mi familia pertenecía a los medios. Realmente vengo desde la distancia.

—¿Cómo fue el proceso de estar cortando el pelo y de pronto verte en el Bailando, en una vorágine?

—Cuando sos peluquera te pasa siempre: me la pasaba haciendo bromas, hacía shows en los boliches. Cuando llegué al Bailando fue como el broche de oro, pero me di cuenta (cuando estuve ahí en la pista) de que me encantaba hacerlo, porque me encanta el escenario, me encanta disfrutar; me encanta el público, la gente. Si pudiera ser sólo famosa y ser peluquera también lo aceptaría: a mí me gusta charlar con la gente, caminar, sonreír, contar historias. Me encanta el escenario, pero no es que después quiero bajarme y que nadie se me acerque, que nadie me hable.

—Por eso la buena onda, de que te parás a hablar con cualquiera.

—Puede ser, sí: a veces la gente me para saludarme y termino hablando más yo, y me dicen “bueno, te dejo porque estoy apurada” (risas).

Aprendizajes

—Estuviste en “Mamá quiero ser” y “Casa fantasma”. ¿Qué te dejó cada uno de esos espectáculos anteriores?

—Éste tiene mucho de “Mamá quiero ser”, porque tiene las mejores anécdotas: la gente las quiere volver a escuchar y las uso. Me dejó una gran experiencia que es el cariño del público, el ponerme más sólida arriba del escenario. “Casa fantasma” fue aprender a compartir, lo que tiene que ver con el texto, respetar al otro, hacer lucir a todo el mundo (que todos tengan su momento y respetarlo). A trabajar el escenario, ésa es la mejor enseñanza.

—¿Cómo estás viviendo esta etapa? Rodeada de mucha gente... Otras personas se la creen. ¿Cómo se maneja eso?

—Por momentos, honestamente, tengo una cosita de que te la creés más. Así que por eso no quiero meterme en la bombacha de nadie: con lo que tengo que acomodar en la mía es suficiente (risas). A veces con la gente que conozco tengo contestaciones, que digo: yo antes no era así. Vuelvo a replantearme y digo: ¡ojo, Lizy!, cuidado, esto es un juego: esto se termina y una termina quedándose sola. Pero en realidad no tengo muchos conflictos porque no siento que haya muchos cambios en mi vida: sigue igual, sólo con otro tipo de trabajo, con otro reconocimiento, pero a veces una se cree que es Susana (risas).

—By Lizy Estilistas sigue funcionando. ¿Delegaste totalmente o tenés vínculo?

—Estoy yendo de vez en cuando, no siempre, por el trabajo. Voy todos los días aunque sea una hora, como a controlar, porque el ojo del amo tiene que estar siempre. En ese sentido, trato de conservar mi peluquería: es mi granjita, no quiero perderla.

—¿Qué se viene para el verano?

—Vamos a estar en Carlos Paz, en el Teatro del Sol 1, vuelvo con un espectáculo mío que se va a llamar “El show de Lizy Tagliani: La revolución del humor”, con Celeste Muriega, Jorgito Moliniers y Nadia Bianchetti, que es una cantante cordobesa espectacular.

—¿Y para 2016?

—Hay bastantes propuestas de trabajo pero todavía no puedo decir nada. Mi prioridad es la gente de Ideas del Sur, que es la que confió en mí y apostó desde un principio, pero por suerte hay otras propuestas. Y si no surge ninguna, a seguir peinando.