Luchan contra el esmalte de uñas, el alisador de pelo y los caramelos

Pruebas a lo “Sherlock Holmes”

Conforme las familias modernas convierten los vehículos en salones de belleza y comedores portátiles, los ingenieros de Ford realizan grandes esfuerzos para que sus autos estén a la altura. Los modelos son sometidos a pistas de gran dureza, a las rutas más difíciles del mundo y a tests de choque reales en laboratorios especialmente diseñados.

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M&T

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Conforme las familias modernas convierten sus autos en salones de belleza sobre ruedas y comedores portátiles, el equipo de pruebas de Ford Europa se ve obligado a inventar nuevas formas de poner los autos a prueba de las familias.

Las pruebas incluyen el uso de productos de belleza, café y bebidas gaseosas. El equipo incluso hace pruebas para comprobar que los interiores del vehículo puedan soportar alisadores de pelo al rojo vivo, cada vez más utilizados por pasajeros con menos tiempo en su día a día.

“A veces tenés que ser un poco como Sherlock Holmes, ser un poco detective para entender exactamente cómo se ha dañado el auto y cómo se puede evitar o reducir”, afirma Robert Luetzler, gerente de Ingeniería de materiales de Ford en Colonia (Alemania). “Para que sean efectivas, las pruebas tienen que evolucionar continuamente para reflejar las tendencias cambiantes en materia de utilización de los vehículos por parte de los usuarios, así como las nuevas tecnologías”.

Para algunas familias, los neceseres de maquillaje son una parte esencial del kit de viaje. Ford ha realizado una amplia variedad de pruebas que incluyen cubrir paneles de prueba de 10 centímetros cuadrados con quita esmalte, crema de manos y spray para el cabello que contienen materiales corrosivos. Cada uno de ellos es analizado en un laboratorio para identificar la resistencia a los productos químicos a los que son expuestos.

Una nueva prueba consiste en dejar alisadores de pelo encima de materiales del interior del vehículo durante cortos periodos de tiempo. La prueba se suma a los tests habituales de resistencia al fuego a los que son sometidas todas las unidades producidas por Ford.

Otras pruebas destinadas a cumplir con las cada vez mayores exigencias de los trayectos hasta la escuela, las vacaciones familiares y el transporte de mascotas de la familia incluyen empapar las superficies y materiales utilizados en el interior del auto miles de veces con gaseosas, café y barro. Las instalaciones de pruebas en Dunton, Reino Unido, emplean para ello casi 1 kilo de café al año (el equivalente a 130 cafés individuales) para ayudar a poner a prueba la resistencia a las manchas.

Las pruebas llevadas a cabo por los ingenieros también incluyen rascar superficies 600 veces con una maza de miniatura —parecida al arma medieval— que simula los desgarros que pueden causar hebillas, joyas y remaches de pantalones vaqueros. Frotar tejidos 60.000 veces en una prueba de desgaste de 17 horas ininterrumpidas en una máquina de alta tecnología. Pasar repetidamente ruedas de abrasión por las alfombrillas. Arrojar una pelota de goma diez veces más pesada que una de fútbol sobre superficies de plástico a temperaturas de hasta -30º C, cuando el plástico es más frágil.

Para simular una exposición prolongada al sol, también se bombardea algunas muestras de manera ininterrumpida con luz ultravioleta durante 3.750 horas (156 días), lo que equivale a 5 años en el lugar más luminoso de la Tierra.

Los vehículos Ford son sometidos a cientos de pruebas de choque reales y miles de “colisiones virtuales” para comprobar que ofrezcan a los pasajeros la mejor protección posible. Se comprueban impactos frontales, laterales y traseros, la resistencia del techo y los sistemas de seguridad en laboratorios de última generación. Sofisticadas cámaras slow-motion y avanzados sensores implantados en maniquíes para pruebas de colisión recogen información de las pruebas que incluye fuerzas de colisión y movimiento de los ocupantes.

“Muchos de los que trabajamos en los laboratorios de materiales de Ford somos padres, así que somos totalmente conscientes de que los niños son la prueba más exigente a la que se ven sometidos nuestros interiores de vehículos” asegura Mark Montgomery, ingeniero senior de materiales de Ford en Dunton. “Ya sea rayando los interiores de las puertas con zapatos, rozando los asientos con las mochilas escolares o llenando de barro las alfombrillas después de un partido de fútbol, es nuestro trabajo replicar todo lo que los niños hacen con los interiores de los autos Ford para asegurarnos de que lo puedan aguantar”.