Desenlace fatal

Murió uno de los hermanos quemados en “Tiro Loco”

Franco Gualdini, de 20 años, tenía lesiones importantes en el 70 por ciento de su cuerpo. Renzo, de 24, permanece internado en grave estado. El informe final de Bomberos confirmó que no se trató de un accidente.

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Los peritos no tienen duda alguna. Alguien provocó la explosión y el posterior incendio.

 

Joaquín Fidalgo

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Esta madrugada, 48 horas después del atentado incendiario contra el bowling “Tiro Loco”, falleció Franco Gualdini, uno de los dos jóvenes que se encontraban en el lugar cuando se produjo la explosión. Este muchacho había sufrido profundas quemaduras en el 70 por ciento de su cuerpo y agonizaba en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Cullen. En la misma sala, su hermano Renzo, de 24, sigue luchando por su vida, con lesiones importantes en el 40 por ciento de su piel. El informe final de los peritos descartó de plano que se haya tratado de un hecho accidental.

Los especialistas de la Agrupación de Bomberos Zapadores de la Unidad Regional I que analizaron la escena llegaron a la conclusión de que la explosión y el posterior incendio fue obra de una persona que roció combustible en distintos puntos y dejó una garrafa abierta en el interior del local. En el edificio -ubicado en calle Gutiérrez al 2500, entre avenida Aristóbulo del Valle y calle San Jerónimo, a escasos 50 metros de la comisaría 11ª- los uniformados también hallaron bidones con una sustancia inflamable.

Según pudo saberse, con el fallecimiento de una de las víctimas, el fiscal Roberto Apullán remitiría la causa a la Unidad Especial del Ministerio Público de la Acusación que se especializa en homicidios.

Por el momento, es total el hermetismo en torno del caso, que está en manos de la Policía de Investigaciones. Los detectives trabajan sobre varias hipótesis, pero no trascendieron mayores detalles al respecto.

Sobre el estado de salud de Renzo Gualdini, autoridades del centro público de salud manifestaron esta mañana que el joven permanece estable, pero no está fuera de peligro. “Hay que trabajar día a día para poder mantenerlo compensado y esperar a que vaya mejorando”, puntualizaron.

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La persiana metálica de la puerta quedó totalmente deformada y los vidrios destrozados por la onda expansiva. Fotos: Flavio Raina