editorial

Roces entre Santa Fe y el gobierno nacional

  • La detención de los prófugos de General Alvear desató el enfrentamiento.

De manera inesperada, la fuga de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez terminó generando un enfrentamiento entre el gobierno nacional y las autoridades de la provincia de Santa Fe.

Una situación hasta hace pocos días impensada. Sobre todo, cuando Miguel Lifschitz y Mauricio Macri iniciaron una cordial relación después del primer encuentro que mantuviera el presidente con los gobernadores de todas las provincias.

“Fue una buena señal para el país. Abre una expectativa muy positiva para los gobernadores porque hacía más de 15 años que no se producía un encuentro de este tipo”, dijo por entonces el mandatario santafesino. Y no se equivocaba.

De hecho, el 16 de diciembre pasado -apenas una semana después de la asunción del nuevo gobierno- Lifschitz y el intendente de Santa Fe, José Corral, se reunieron en Casa Rosada con el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña. En el encuentro, también estuvieron presentes el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda de la Nación, Rogelio Frigerio; el vicejefe de Gabinete, Fernando de Andreis; y el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó.

Hablaron sobre seguridad, obras públicas y acerca del fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que ordena devolver a la provincia lo descontado en materia de coparticipación.

Se trató de una reunión con agenda abierta, donde quedaron sentadas las bases de lo que -según todo indicaba- iba a ser una cordial relación entre la provincia y el gobierno nacional, luego de 12 años durante los cuales el kirchnerismo discriminó de manera flagrante a Santa Fe.

Sin embargo, el destino quiso que tres prófugos de la cárcel de General Alvear buscaran refugio en una construcción abandonada de la provincia.

Un juez federal ordenó que Gendarmería Nacional se encargara del operativo de búsqueda, sin dar ningún tipo de información a otras fuerzas federales, ni a las autoridades santafesinas. Pero los planes fallaron. Y luego de que un segundo gendarme cayera herido, se tomó la decisión de dar aviso al gobierno provincial para que la Policía de Santa Fe tomara intervención.

Allí comenzaron los problemas. Las autoridades locales aseguran que, a pesar del apoyo brindado a las fuerzas nacionales, en todo momento recibieron información confusa. La policía provincial se sintió menospreciada y hasta utilizada por los responsables del operativo.

Pero fue el sábado por la tarde cuando se produjo la situación más controvertida. Mientras el juez interviniente, los principales funcionarios nacionales e, incluso, el presidente Mauricio Macri, hablaban de la detención de los tres prófugos; la policía santafesina informaba que sólo uno de los delincuentes había sido apresado.

Según Lifschitz y su ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, ellos mismos se vieron envueltos en la confusión ante la contundencia de la información que, poco después, terminaría siendo desmentida.

Las temerarias denuncias de Elisa Carrió contra el ex gobernador Antonio Bonfatti y las autoridades santafesinas, terminaron por generar una situación cercana al bochorno.

Sin embargo, cuanto antes la provincia de Santa Fe y el gobierno nacional deberán dejar atrás este lamentable episodio, para reencauzar una relación de confianza y cooperación.

Miguel Lifschitz y Mauricio Macri lo saben. Y, seguramente, se encargarán de generar los gestos políticos necesarios como para cerrar este capítulo.

Cuanto antes la provincia de Santa Fe y las autoridades nacionales deberán dejar atrás este lamentable episodio, para reencauzar una relación de confianza y cooperación.