Macri en Davos

Seducir a inversores en un mundo con los mercados bajo fuego

Por Juan Manuel Cocco

DyN

Ya en Davos, el presidente Mauricio Macri enfrenta una agitada agenda con funcionarios, banqueros y empresarios, a quienes procura convencer de invertir en la “nueva” Argentina, aunque quizás su mayor desafío será hacerlo en medio de un clima financiero adverso que azota los mercados globales. La desaceleración de la economía china, el derrumbe en el precio del petróleo, la fortaleza del dólar y el encarecimiento del crédito soberano constituyen por estos días una tormenta perfecta para las Bolsas internacionales, que están viviendo el peor enero en muchos años. En este clima adverso deberá operar el presidente ante inversores preocupados por cimbronazos globales de mucha mayor envergadura.

China, segunda economía mundial y locomotora del crecimiento económico global, registró un crecimiento de 6,90 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) en 2015, la menor marca en los últimos 25 años. Analistas consideran que esa expansión cercana a 7 por ciento no es para nada desdeñable en un mundo con bajo crecimiento, aunque también confirman que la ralentización del gigante asiático significará una menor demanda de commodities y la consecuente caída de sus precios. El petróleo es uno de los perjudicados por esa caída del PBI de China, uno de los mayores consumidores mundiales, aunque el derrumbe que experimenta en estos días el crudo se debe principalmente a la sobreoferta de los países exportadores, principalmente de Arabia Saudita.

El petróleo, que tocó un máximo histórico de 145 dólares en julio de 2008, naufraga en la zona de 27 dólares por barril WTI, una merma de 27 por ciento en lo que va de enero. El derrape en el precio del combustible es una pésima noticia para las inversiones que la estatal YPF intenta atraer hacia recursos no convencionales como Vaca Muerta, en Neuquén, ya que a esos niveles de precios -los especialistas mencionan 50 dólares de piso- el shale oil deja de ser rentable.

La adversidad global se completa con el encarecimiento del dinero, en línea con una reversión de los flujos de capitales hacia las economías desarrolladas y con un camino de paulatino endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal estadounidense (FED). El Banco Central más importante del planeta subió, el 16 de diciembre, 25 puntos básicos la tasa de interés de referencia, dejando atrás una política de “tasa cero” que comenzó en 2008 y que había inundado de liquidez y crédito barato los mercados financieros. El alza de tasa de la FED es débil y era esperada por los mercados, pero combinada con la desaceleración de China y la fuga de capitales desde las economías emergentes, ha encarecido el crédito para estas naciones que procuran sostener su crecimiento y sus proyectos de inversión.

El Riesgo País de la Argentina ha mejorado en términos relativos por el empeoramiento de América Latina, en especial de Brasil, pero se mantiene aún en la zona de los 450/500 puntos básicos. Ese diferencial de tasa está en un andarivel costoso para una nación que ya ha emprendido la tarea de canjear bonos soberanos para mejorar su perfil de deuda y que necesita conseguir fondos frescos para revivir su economía de forma sustentable en términos sociales. En eso anda el presidente Macri por Davos, aunque el paraguas de los mercados no protege demasiado, dado las necesidades perentorias que tiene el país. Quizás a su favor tenga que, jugar hoy por hoy alguna ficha en la Argentina, no debería representar para los inversores mayores problemas en materia de exposición.

China, segunda economía mundial y locomotora del crecimiento económico global, registró un crecimiento de 6,90 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) en 2015, la menor marca en los últimos 25 años.

La desaceleración de la economía china, el derrumbe en el precio del petróleo, la fortaleza del dólar y el encarecimiento del crédito soberano constituyen por estos días una tormenta perfecta para las Bolsas internacionales.