“El SILENCIO DE LOS INOCENTES” CUMPLE 25 AÑOS

Una mente peligrosa

Juan Ignacio Novak

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Hay en “El silencio de los inocentes” una secuencia antológica. El Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) está en su celda. Dialoga con la agente del FBI Clarice Starling (Jodie Foster). En un momento, clava sus ojos en los de su contendiente, y dice: “A census taker once tried to test me. I ate his liver with some fava beans and a nice Chianti”, en castellano: “Una vez, un empadronador intentó ponerme a prueba. Me comí su hígado con frijoles y un buen Chianti”. Frase con vocación de eternidad que Hopkins/Lecter remata con un sonido escalofriante, una especie de succión.

Basada en la novela de Thomas Harris, “El silencio de los inocentes” tuvo su premiere el 30 de enero de 1991, hace 25 años, y llegó a las salas dos semanas después para su exhibición comercial. La dirigió Jonathan Demme. Jodie Foster, el mentado Hopkins, Scott Glenn y Ted Levine se ocuparon de los papeles principales. La sinopsis es conocida: el FBI busca al asesino serial “Buffalo Bill” y la agente Starling debe visitar en la cárcel al psicópata Lecter para obtener información sobre los patrones de conducta del criminal que rastrean.

Es un trhiller psicológico emparentado con el terror que entró de lleno en la cultura popular por un buen guión, poderosas actuaciones y una historia siniestra. El crítico Roger Ebert sintetizó bien los valores que hacen que “El silencio de los inocentes” siga asustando un cuarto de siglo después de su primera proyección: “Verdadero suspenso, terror sin pestañeo y una interpretación de Anthony Hopkins que es probable que sea referente durante años cuando se analice el cine de terror”.

En efecto, hoy posee el rango de película de culto. Muchas veces fue homenajeada, parodiada (“Il silenzio dei prosciutti”, de 1994 es un ejemplo) o copiada. Pero nunca emparejada, salvo algunas excepciones como “Pecados capitales” (1995) y “Zodíaco” (2007), ambas de David Fincher.

Reconocimientos

Hay algunos datos anecdóticos, pero que son ilustrativos para mensurar la popularidad que alcanzó la película. El primero tiene que ver con la repercusión que generó en la taquilla: su presupuesto fue inferior a los 20 millones de dólares y su recaudación superó los 250. El segundo es la obtención de los premios Oscar en las categorías más relevantes: mejor película, mejor director, mejor actor (Hopkins), mejor actriz (Foster) y mejor guión adaptado. También desterró la idea de que las películas ganadoras de la estatuilla de la Academia siempre eran aquellas estrenadas sobre finales del año. De hecho, “El silencio de los inocentes” tuvo su premiere casi un año antes de la gala en la que sus realizadores alzaron sus trofeos.

Anthony Hopkins se llevó su primer y único Oscar, que le sería negado injustamente dos años después en favor de Tom Hanks, cuando realizó el que para muchos fue su mejor papel en “Lo que queda del día”. No obstante, cuando fue premiado por su interpretación de Lecter le ganó la partida a Robert De Niro, quien ese mismo año pugnaba en la categoría por su interpretación de otro psicópata: Max Cady en “Cabo de miedo”.

La figura de Lecter logró trascender incluso a Hopkins. En la lista que elaboró en 2003 el American Film Institute con los mejores villanos de la historia del cine de Estados Unidos, figura en el primer puesto. En la contracara de ese mismo listado, también realizado por el AFI, donde se cuentan los héroes, Clarice Starling, el personaje de Jodie Foster en “El silencio de los inocentes”, se ubica en el sexto puesto, a pesar de ser la primera mujer que aparece en la nómina.

El dato

Estreno

Mañana se estrenará “En la mente de un asesino” (Solace) dirigida por Afonso Poyart, que encontrará otra vez a Anthony Hopkins en una película sobre la caza de un asesino serial. Colin Farrell, Jeffrey Dean Morgan y Abbie Cornish completan el elenco de este film.