Crimen en barrio San José

“Yoli estaba muerta en la cama, con pies y manos atados y amordazada”

La policía investiga un violento incidente que le costó la vida a una mujer de 85 años. Su hermana brindó algunos detalles esta mañana.

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El cadáver de la mujer fue hallado en su casa de calle Vieytes al 3900.

Fotos: El Litoral

 

Joaquín Fidalgo

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Tenía 85 años y se llamaba Elinda Arolfo, pero todos sus conocidos la llamaban “Yoli”. Vivía en barrio San José, más precisamente en la cuadra de calle Vieytes al 3900. En su casa, en su propio dormitorio, ayer fue encontrado su cadáver tendido en la cama, con pies y manos atados y con una mordaza.

“Yoli era una persona muy servicial, buenísima. Era muy introvertida, muy cerrada, pero tampoco se metía con nadie”, recordó Vilma Arolfo, hermana de la víctima, quien esta mañana estaba en la escena del crimen, ordenando y limpiando.

“Nosotros nos criamos en Gessler y mi hermana vino de muy jovencita a Santa Fe. Acá buscó trabajo doméstico. Limpió casas, cuidó a personas. Después se casó”, recordó la mujer.

“Cuando me avisaron que había fallecido, me imaginé una descompostura, propia de su edad, pero jamás me imaginé esto”, se lamentó.

El cuerpo sin vida de “Yoli” fue hallado en horas de la siesta de ayer. “Empezamos a sentir olor feo en la casa y como hacía rato que no veíamos a la dueña decidí llamar a la Central de Emergencias 911. Entonces vino un patrullero (de la seccional 9ª) y uno de los policías ingresó por una puerta lateral, que da a un pasillo. Cuando salió, dijo que la dueña de casa estaba muerta. Después nos enteramos de que la habían asesinado”, relató Tito, un vecino.

Amigas del barrio recordaron a Yoli como una persona muy ordenada y a la que le gustaba limpiar. “Con ella salíamos a las 5.30 de la madrugada para barrer la vereda. Los vecinos nos decían que tuviéramos cuidado, que nos iban a dar un garrotazo, pero igual lo hacíamos. La última vez que vi a Elinda fue el sábado por la mañana, antes de las 8, cuando la temperatura empezaba a ser insoportable. ‘Tengo mucha sed, no doy más del calor. Fui a comprar una gaseosa para tomar, pero el kiosco está cerrado’, me dijo Yoli cuando cruzó por mi vereda”, contó una mujer que conocía a la víctima desde hace más de cuatro décadas.

Peritos de la Policía Científica analizaron la escena del crimen, en la que reinaba un gran desorden. Al cierre de esta edición, se practicaba la autopsia sobre el cuerpo de la mujer, para determinar las causas de la muerte. Evidentemente, por el estado de descomposición que presentaba, el fallecimiento se había producido el mismo sábado o domingo.

Personal del Área de Homicidios de la Policía de Investigaciones está trabajando en el caso para tratar de resolverlo. Aún se desconoce si el criminal robó alguna de las pertenencias de la víctima, que vivía sola y no tenía familiares cerca de ella. Además, trascendió que ninguna de las aberturas del inmueble fue violentada.

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“Tito” Gunzinger, un vecino, fue quien avisó a la policía. Sentimos un olor nauseabundo y por eso llamé al 911.