Sobre las técnicas de secado

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Porque una cosa es tirarte a la pileta (que es toda una definición de vida, un estilo, un proyecto, una postulación ontológica) o al mar; y otra muy distinta es salir. Por más tibia que se ofrezca el agua, querés secarte. Estar seco también es una definición de vida, etc. Modestamente, repasamos técnicas de secado. Porque lo que mata es la humedad.

TEXTOS. NÉSTOR FENOGLIO ([email protected]). DIBUJO. LUIS DLUGOSZEWSKI ([email protected]).

Salir del agua, del líquido primigenio, del útero materno es una responsabilidad, la asunción de que estamos entre humanos, en este mundo y en esta tierra. El agua, ese encuentro agradable, sobre todo en verano, nos contiene un tiempo. Pero nadie está ocho horas seguidas en el agua. La gente, en general (o en sargento, en capitán, en cabo: toda la gente, cualquiera sea su rango), está un rato y sale. Y hace eso mismo muchas veces, tipo toco y me voy.

Y cada vez que uno sale, además de las tontas postulaciones existenciales del escriba acalorado (que no le interesan a nadie y no representan nada, felizmente: sólo son renglones...), quiere secarse. Tenés una amplia gama de tipos y tipas diferentes en su aspiración de secado; tenés igualmente diferentes técnicas y modos de secado y tenés diferentes herramientas de secado.

En un extremo está el despreocupado (pueden ubicarme allí, cuando quieran: estoy siempre, en cualquier categoría), que ni toalla lleva a la playa o a la pileta y en consecuencia usa secado natural y solar; o bien, utiliza las toallas de los demás. Es un fresco, literalmente.

En el otro extremo, tenés el meticuloso: necesita secar puntillosamente cada centímetro de su cuerpo y lleva para esa misión una o varias toallas grandes, le dedica tiempo extra a su pelo (capítulo aparte, especialmente para las chicas: ya vamos, ya vamos...) y también se seca uno a uno, el espacio entre cada dedo del pie. La imagen final es asquerosita, por más que el señor o señora se postule como pulcro. Porque no hay diferencias, técnicamente hablando entre secarse públicamente los pies y sacarse los mocos, disculpen ustedes.

Yo soy partidario de un secado rápido, básico, como para sacarte las gotas gruesas y la piel de gallina. La sensación de frío. Pero uno está en verano, hay sol, hace calor y al rato volveremos a tiranos. No da que cada que cada vez que salís del agua dediques una hora a secarte. Más que vacaciones, es una pretemporada la que esa gente hace...

El pelo, decía, es una preocupación extra, especialmente para las chicas, que quieren preservar el aspecto y la compostura. La mitad de las chicas y mujeres se tiran de cabeza. Y ajo y agua (a joderse y a aguantarse). El mar o la pileta incluye inmersión, y desaparición inmediata de cualquier forma de peinado. Uno está en una ducha gigante y lo único que puede hacer es acomodarse más o menos, a ojo, a manotazos.

Hay chicas que quieren preservar el peinado, el corte, el color, el armado o lo que quieran preservar de sus cabezas. Y odian mojarse el pelo. Difícil punto: o tienen aspiraciones desmedidas o están en el lugar equivocado. En el mar, por ejemplo, aunque te metas hasta la cintura, más tarde o más temprano te mojás parcial o totalmente el pelo. Están esas olas irrespetuosas, en connivencia con los peluqueros, que no sólo te mojan, sino que te aplastan el pelo y lo que tengas ahí...

Para los vagos grandes y desconsolados, ya sabemos que las olas viven saboteando a los peluquines. Jodido andar persiguiendo entre olas al quincho recién desbaratado. Feo entrar con pelos y salir milagrosamente pelado...

En las piletas, aunque estés en lo playo, no falta el chabón que se zambulle contra todo pronóstico y cae exactamente al lado tuyo y te agasaja, el muy cretino, con un baldazo de agua sobre el peinado que querías preservar.

Esa gente, cuando se moja el pelo, después tiene que dedicarse específicamente a su secado y a acomodarlo como pueda. Y nos vamos yendo. Ya entendieron, en parte (ya les dije que no me seco mucho), el mensaje. Ya llegué al final de la nota, ya me tengo que tirar de nuevo. Y ya tengo el cerebro seco. Naturalmente.