editorial

  • Todo indica que Sol Líneas Aéreas despedirá a su personal y que no aparecen empresas interesadas en sostener el servicio.

No asoman soluciones a la falta de vuelos

El escenario más temido comienza a vislumbrarse en el conflicto generado a partir de la suspensión de los vuelos de Sol Líneas Aéreas. Luego de tres meses de frustradas negociaciones, todo indica que el grupo operador tomó la decisión de abandonar definitivamente el servicio y que no aparece otra empresa interesada en sostenerlo.

Así lo adelantaron fuentes de la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) que, además, advirtieron que próximamente los empleados de la empresa comenzarán a recibir los respectivos telegramas de despido. Se trata de unas 220 personas.

La crítica situación no se generó de manera espontánea. Hasta setiembre del año pasado, Sol Líneas Aéreas brindó un servicio de cuatros vuelos diarios entre Sauce Viejo y Aeroparque. Sin embargo, en un momento determinado el Grupo Transatlántica de Rosario -operador de Sol- comenzó a reclamar del gobierno nacional ayuda económica para sostener la actividad.

No parece un dato anecdótico el hecho de que se tratara de un año marcado por sucesivas elecciones. El poder político en la Argentina estaba en juego y el gobierno no podía permitir un conflicto como el que ahora hace eclosión.

En ese contexto, el kirchnerismo optó por la salida más sencilla: garantizó a Sol Líneas Aéreas un subsidio diario de 1 millón de pesos hasta diciembre, para que pudiera mantener sus servicios. Lo que sucediera de ahí en más, sería un problema para el nuevo gobierno. El conflicto hubiese estallado de cualquier modo. Poco importaba quién fuera el nuevo presidente del país.

Todo indica que la crisis se produce por una conjunción de factores políticos y empresariales. Es que, a esta altura de las circunstancias, no queda del todo claro por qué motivo la ruta entre Buenos Aires y Santa Fe dejó de ser rentable para una empresa que venía brindando el servicio desde hacía varios años.

Una de las posibilidades es que a Sol Líneas Aéreas se le hiciera imposible competir con Aerolíneas Argentinas, una empresa fuertemente subsidiada que literalmente se había convertido en bandera del kirchnerismo en medio de la puja electoral.

De hecho, el apoyo económico del gobierno kirchnerista a Aerolíneas Argentinas hizo que, por momentos y en algunos trayectos particulares, resultara más económico viajar en avión, que hacerlo en colectivo. Tanto es así, que las empresas de ómnibus también sintieron el impacto de aquella flagrante competencia desleal.

Pero más allá de los motivos que desembocaron en esta crítica situación, lo cierto es que frente a este escenario más de 200 personas quedarán sin trabajo, mientras la capital de una de las provincias más importantes del país permanecerá virtualmente desconectada de la ciudad de Buenos Aires. En estos momentos, Aerolíneas Argentinas realiza un solo vuelo diario.

Resulta paradójico que durante los últimos años se hubiesen realizados tantos anuncios vinculados con supuestas mejoras en Sauce Viejo, una aeroestación que en estos momentos se asemeja a una suerte de aeropuerto fantasma.

Para Santa Fe, esta situación genera un enorme y perjudicial impacto. El poder político local, provincial y nacional, deberá estar a la altura de las circunstancias como para encontrar una salida viable. Hasta ahora, más allá de meras expresiones de deseos, no parecen haber hallado una alternativa.

Los poderes políticos -local, provincial y nacional-, deberán estar a la altura de las circunstancias para encontrar una salida viable.