Fue 1 a 1 y primera igualdad de Franco...

Colón gritó empate en lugar de “tierra”

  • Se vio, por primera vez en el torneo, un equipo capaz de defender más cerca de su arquero y apostar de contra. Lo pudo ganar, lo pudo perder; empató.
Colón gritó empate en lugar de “tierra”

Vuela el “Cabezón” Castillo... El defensor sabalero volvió a la titularidad por el desgarro de Clemente y porque Franco lo priorizó por encima de Villafañe, quien ni siquiera ingresó cuando el defensor rojinegro se lesionó en uno de sus tobillos.

Foto: Télam

 

Darío Pignata

(Enviado Especial

a Buenos Aires)

Es “raro” Colón como equipo, fiel reflejo de su técnico. Lo de anoche en Peña y Arenales fue toda una rareza, para una expresión futbolística que goleaba o lo goleaban, que no tenía término medio en este campeonato.

El 1 a 1 ante Banfield, no tengo dudas, le sirve a Colón pero le sirve el doble a su entrenador Darío Franco, que estoy convencido hubiera pasado a transformarse en un desocupado más de los muchos entrenadores que se llevó puesto este torneo express que inventó la AFA si Colón volvía a perder después del 0-3 con Banfield.

Darío Franco había dicho que su puesto no estaba en riesgo en caso de una derrota y que estaba dispuesto a cumplir su contrato. Aunque ahora nadie lo reconozca y todos lo nieguen, una posible derrota con el “Taladro” hubiera hecho ese ruido que genera el fútbol cuando el capitán debe abandonar el barco.

“Dejamos todo en cada pelota, porque cuando se llega a este tipo de circunstancias y las cosas no nos salen a los jugadores adentro de la cancha, el que se va es el técnico. Siempre es así”. La frase, con una honestidad brutal, le pertenece a una de las figuras de la cancha, el “Polaco” Bastía. Toda una declaración de principios de lo que sentían los jugadores que se jugaban en los 90 minutos frente a Banfield.

Y casi en el mismo tono de lo que podía llegar a pasar, un dato no menor y que no puede pasar por alto tiene que ver con el escaso acompañamiento dirigencial que contó el plantel sabalero para este viaje a Buenos Aires.

Apenas el presidente Marcelo Ferraro, que superó las líneas de fiebre y salió de la cama; junto al vicepresidente Enrique Ariotti, que llegó en su coche desde Santa Fe junto a su esposa y se subió al micro en el hotel para acompañar a la delegación. Sólo dos dirigentes de treinta y pico de una Comisión Directiva es casi nada para un club pasional como Colón que tiene el fútbol profesional como punto de partida y punto de llegada.

Si Colón hoy tiene 25.000 socios y llena su cancha todos los partidos en Santa Fe es porque practica fútbol. Alguien podrá decir que estaban, en ordenamiento de CD, los dos principales dirigentes.

“Los otros muchachos no vinieron porque estaba feo el tiempo en Santa Fe”, intentó gambetear el presidente Marcelo Ferraro, como si Santa Fe fuera Caucete en 1944 o 1977.

Muchas veces, en el fútbol como en la vida, hay gestos y señales que valen más que mil palabras, entendiendo que muchas veces dejan tiempos personales de lado, no cobran un peso y hasta ponen dinero en los clubes.

Pero, la verdad, después de perder el peor clásico de la historia en estadísticas de local, uno hubiera imaginado otro tipo de acompañamiento para Franco y para los jugadores. ¿Le tenían poca fe?...¿se quedaron preparando plan “B” por si la cosa salía mal ayer sábado y pensando que ya el viernes llega Patronato al Cementerio de los Elefantes? Nunca se sabrá, nadie lo admitirá y a alguno de los treinta que no vinieron se enojarán con este periodista.

Siempre pienso, ya con 25 años viendo circunstancias similares y extremas con los entrenadores, que el fútbol es el ámbito ideal para la hipocresía.

Por ahora, Darío Franco tiene como los gatos- al menos una vida más y la usará el viernes ante el sorpresivo Patronato. Ayer logró sacarlo al equipo de terapia y usó una medicación que hasta ahora se había negado a darle al paciente.

¿Qué se vio de distinto en el Colón de anoche? Que más allá de esa saludable intención de jugar, fue capaz de soportar los empujones de Banfield (tendrá que laburar mucho Falcioni, no le sobra nada) mucho más cerca de Broun, no se puso colorado en ceder pelota más terreno. Y tampoco le dio vergüenza cambiar el ya usado golpe por golpe por el contragolpe.

Este equipo “raro” que es Colón, fiel reflejo de un técnico “raro”, sólo conocía dos maneras de jugar: matar o morir, algo que había conseguido en la misma dimensión con cantidades iguales. Goleaba o lo goleaban. Y ayer empató. Insisto: el punto, que es justo, le sirve mucho más a Franco que a los sueños de fútbol de sus hinchas por pelear algo importante.

El ingreso de Castillo generó la idea de un “4” con espejo retrovisor que puede mirar atrás para volver y para no ir tanto como Clemente. La inserción de Adrián Bastía le dio el contagio al mediocampo para meter, poner, correr e incluso pegar más de lo que el equipo lo hizo en estas primeras fechas.

Este equipo “raro” con técnico “raro” manejó pelota y terreno en el complemento, pero llegó al gol de segunda jugada en pelota quieta, después de un córner. En el complemento, manejando menos la bola y metiéndose 15 metros atrás, generó tres situaciones claras de gol, todas mano a mano y todas de contra: 1) Alan Ruiz entrando por derecha, enganchando hacia adentro, haciendo pasar a los defensores de Banfield como colectivo lleno y metiendo el zurdazo al primer palo de un Hilario Navarro regalado; 2) Pelota al vacío de Alan Ruiz para el movedizo Silva, defensa en línea vulnerada, mano a mano con el arquero de Banfield y otra mala elección al primer palo (tenía tiempo, espacio y cancha mojada para intentar gambetearla con sus piernas cortitas); 3) Despelote defensivo de Banfield, pelota sucia que le queda a Sperdutti y el “Gordo” que a lo Palacios quiere tirar un sombrero, lo que resucitó el famoso “era por abajoooo”.

El Colón de la contundencia (Arsenal, Quilmes, Belgrano o River), uno de esos tres mano a mano lo cambiaba por gol. Sin embargo, así como ayer Colón cerró los caminos más cerca de “Fatura”, también se le cerró el arco de enfrente.

No sólo cambió Castillo por Clemente y Bastía por Lagos. Sin dudas que cambió la estrategia de juego. Intentó jugar y tocar, pero ya no de una manera tan virginal. Claro que al “nuevo Colón” le quedó el viejo chip en una jugada puntual: los del fondo se comieron un tape de Brasil del ‘70, quisieron salir jugando cuando había que pegarle de punta y Broun la fue a buscar adentro.

A mí me parece innecesario, peligroso y poco inteligente jugar tantas veces la pelota hacia atrás con el arquero. Con este arquero y con cualquier arquero.

La nueva idea de tocar un tiempo y esperar en el complemento dejó la idea de un jugador que estaba de más, por lo que Colón jugó demasiado con uno menos: Figueroa. Uno le pide a los que saben que “hagan algo”: Ledesma hizo un gol, Alan Ruiz metió dos asistencias pero el ex Newell’s no hizo nada.

El “Flaco” Conti se acordó de ese jugador que llega a todas siempre, Barsottini se lo bancó con oficio a Silva (no llegó al cruce en la vaselina del charrúa antes del 1 a 1), Poblete siempre cumple y lo del “Polaco” Bastía por momentos fue emocionante. El arquero escuchó un viejo reclamo, salió más y mejor en los centros, además de disfrazarse mitad de Batman y mitad de Superman para volar como los Dioses y evitar el 2-1 que gritaron todos en Banfield.

El de anoche no era un partido más. Ni para Colón ni para Franco, después del 0-3 en el clásico. Debieron pasar ocho fechas, goleando y recibiendo goleadas, para que este Colón navegara por aguas con muchos goles y gritara “empate” en lugar de “tierra”.

El punto de anoche, claro está, le sirve a Colón pero le sirve mucho más a Darío Franco como entrenador. Tanto que lo deja con vida cuando varios ya lo veían como un desocupado más en este país. Continuará.

Es difícil justificar cómo una comisión directiva de más de 30 miembros, sólo haya tenido a dos de ellos acompañando al equipo luego de perder un clásico de local.

 
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La “polenta” del Polaco

Fue una de las modificaciones y uno de los “reclamos” para que Franco le diera un poco más de contención al mediocampo. Fue uno de los jugadores para rescatar. A los 37 años, con 18 años ininterrumpidos jugando en primera, se entrega como el más jovencito de todos. Foto: Télam

síntesis

Banfield 1

Colón 1

Cancha: Florencio Sola

Juez: Jorge Baliño.

BANFIELD: Navarro; Bettini, Matheu, Pérez y Soto; Rodríguez, Rossi, Ervitti y Colela; Simeone y Silva. DT: Julio César Falcioni

COLÓN: Broun; Castillo, Conti, Barsottini e Iberbia; Poblete, Bastía y Ledesma; Sperdutti, Ruiz y Figueroa. DT: Darío Franco

Goles: en el primer tiempo, a los 27 m. Ledesma (C); 44 m a los Matheu (B).

Cambios: en el complemento, a los 15 m. Sain por Castillo (C); a los 24 m. Silva por Figueroa (C); a los 28 m. Yeri por Rodríguez (B); a los 38 m. Lagos por Ledesma (C).

Incidencias: no hubo.

El dato

Cristian Castillo

  • Como ya se hizo costumbre, el ex goleador e ídolo sabalero, Cristian Gastón Castillo se hizo presente en la cancha de Banfield para ver y sufrir por Colón. Además de recomendar a Cristian Palomeque (fue su cumpleaños y se quedó afuera del banco el cafetero), el ex Golden Boy también usó sus contactos para posicionar a Alan Ruiz en Portugal.

¿Conti adentro de los 35 del Tata?

  • El mismo presidente Marcelo Ferraro reconoció que, estando casi toda la semana en Buenos Aires y concurriendo a la AFA, el dato se lo dieron los colegas de un radio de alcance nacional.

Por eso no se sorprendió cuando los colegas lo consultaron al respecto: el tema puntual es que el “Flaco” Germán Conti estaría confirmado dentro de la primera lista de 35 jugadores pre-seleccionados para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro donde la Argentina no contará con Lionel Messi.

De cara a Brasil 2016, el máximo mandatario sabalero no sólo reconoció el trascendido positivo por Conti sino que además contó que “cuando pregunté por Poblete, que también sonaba en esa primera lista, me dijeron que no le da la edad”.

Más allá de algunos aislados partidos “flojos”, Conti siempre apareció en el radar local de Martino.

Bajo la lupa

BROUN (6):

salió mucho más y con mejor decisiones en las pelotas que le llovían de centros o tiros de esquina. Nada que hacer en el gol y sacó la pelota del partido en el final.

CASTILLO (5):

quedó mal escalonado en la jugada del 1 a 1 porque lo agarró saliendo. De todos modos, no venía jugando, cumplió y se fue lesionado.

CONTI (7):

volvió ese jugador impecable de cabeza y que llega a todos los cruces tipo bombero para apagar incendios. Uno de los puntos altos

BARSOTTINI (6):

se entendió mejor con Conti, usó el oficio para anular a Silva y mostró muchas más cosas que en el clásico.

IBERBIA (5):

no se complicó casi nunca, pasó menos al ataque que en otros partidos y trató de resolver de manera simple.

POBLETE (6): siempre cumple, casi nunca desentona y es u

tilitario en cualquier posición. Se lo vio cansado al final.

BASTÍA (7):

el puntaje tiene el plus de la edad, la falta de continuidad y lo que le pasó con la desgracia familiar al perder un ser querido. Se puede arrastrar, en el mejor sentido, pero nunca se entrega. Símbolo del contagio.

LEDESMA (6):

un primer tiempo tremendo, manejando los tiempos, tirando caños y llegando al gol. Como el equipo, se “pinchó” en el complemento.

SPERDUTTI (5):

se reconoce esa voluntad por correr todas, aunque parezcan perdidas. Le quedó una clarísima sobre el final y eligió mal.

ALAN RUIZ (6):

es el jugador distinto, el que puede sacar algo de la galera. Linda gambeta que debió terminar en la red, dos pelotas de gol tipo asistencia y ese toque de calidad.

FIGUEROA (4):

lo más flojo de Colón, sin dudas. A pesar de sus condiciones, esta vez no aportó nada.

SAIN (5):

lo metió de central y la idea era línea de tres, pero como Banfield atacaba terminó casi en la cueva y Conti de “4”. Se las arregló.

SILVA (5):

en 20 minutos obligó mucho más que Figueroa y pudo marcar un gol pero eligió mal el mano a mano con Hilario.

LAGOS (-):

un ratito al final. Lo silbaron porque jugó en Lanús.