editorial

  • En tan sólo tres meses, la pobreza pasó del 29% al 32,6% en la Argentina.

Una señal de alerta para Cambiemos

La situación social del país atraviesa momentos particularmente delicados. A tres meses de un gobierno que heredó un verdadero descalabro en las cuentas públicas, el Observatorio de la Deuda Social Argentina -que depende de la Universidad Católica Argentina- acaba de revelar índices perturbadores.

Entre enero y marzo de este año, la pobreza pasó del 29%, al 32,6%. Esto significa que en tan sólo 90 días la cantidad de pobres en la Argentina se incrementó en más de un millón de personas. Según el mismo trabajo, la indigencia pasó del 5,3 al 6,2 por ciento en igual período.

Los datos de la Universidad Católica representan un fuerte llamado de atención sobre las consecuencias producidas por el brusco sinceramiento de los valores de tarifas y servicios públicos.

El incremento de tres puntos porcentuales en los niveles de pobreza se produjo en medio de la devaluación, los aumentos de los alimentos y los primeros ajustes de tarifas. Sin embargo, es imprescindible advertir que el trabajo del Observatorio no incluye el impacto de los incrementos de transporte, gas y combustibles que comienzan a regir a partir de abril.

Desde el gobierno confían en que luego de este duro proceso de ajuste y del inminente acuerdo con los holdouts, el país comenzará a transitar un ciclo virtuoso de crecimiento que permitirá mejorar la situación general.

Aun en el caso de que se cumplan las expectativas oficiales, la incertidumbre radica en qué sucederá mientras tanto con amplios sectores de la población más vulnerable y con las variables de la economía en general.

Es que, inevitablemente, los aumentos tarifarios generalizados impactarán sobre la inflación y cercenarán la capacidad de consumo de la gente. Esto podría generar una mayor contracción de la actividad y desembocar en un incremento en los índices de desocupación.

Desde el punto de vista político, el hecho de que los índices de pobreza fueran revelados por la UCA resulta incómodo tanto para el gobierno, como para el kirchnerismo.

Durante los últimos años, los partidos integrantes de Cambiemos tomaron los datos del Observatorio Social como bandera para demostrar que, a pesar del relato oficial, las políticas gubernamentales no lograban reducir la cantidad de pobres en la Argentina. Por ese motivo, ahora deberán dar crédito a la información que refleja un fuerte incremento de la pobreza, aunque el director del estudio explique que en parte las actualizaciones tarifarias eran inevitables ya que los números estaban represados por atrasos acumulados en los meses previos a las elecciones que definieron al nuevo presidente de la Nación.

Por su lado, los kirchneristas ni siquiera tienen autoridad moral para hablar del tema. Cada vez que la UCA advertía sobre el creciente número de pobres, tildaban a los informes de meras operaciones políticas opositoras. Aún retumba en la memoria de los argentinos la desfachatada imagen de Cristina Fernández afirmando que el índice de pobreza en junio del año pasado era menor al 5%, por debajo de países como Alemania o Dinamarca.

Resulta imprescindible que el actual gobierno tenga la capacidad -y la sensibilidad- de comprender que ante cada decisión de índole macroeconómica, millones de argentinos sienten el impacto. Para muchos, los márgenes para afrontar nuevos ajustes se agotan.

Nadie discute la necesidad de sincerar las variables de una economía devastada. Sin embargo, el informe de la UCA es un verdadero llamado de atención; una luz amarilla que Mauricio Macri y sus colaboradores deberán analizar y saber interpretar. Por el país, por el éxito del gobierno y por la vida de millones de argentinos.

Una luz amarilla que Mauricio Macri y sus colaboradores deberán saber interpretar.