En la basílica de Guadalupe

Fuerte exhortación de Arancedo ante la violencia en los barrios

“Junto a la droga hay muchas armas”, advirtió, y reclamó a las autoridades que “asuman esta realidad”.

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“No podemos acostumbrarnos a convivir con el delito, la inseguridad y la muerte”, sostuvo Arancedo.

Foto: Manuel Fabatía

 

De la redacción de El Liltoral

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El arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, reclamó a las autoridades que “asuman la responsabilidad” ante “la situación de violencia y de muerte que vive nuestra ciudad”.

En el marco de la 117ª peregrinación a la Basílica de Guadalupe, y en lo que fue interpretado como un fuerte mensaje al gobierno de Miguel Lifschitz -y sus antecesores socialistas-, Arancedo consignó que “no puedo dejar de decir, en este marco de sinceridad al servicio de bien común, que junto a la droga hay muchas armas en nuestros barrios”. En función de lo cual, llamó “a la necesaria presencia de la autoridad, en sus diversos niveles y en el marco de la ley y la Constitución para que asuman esta realidad”.

Ante la multitud que se congregó pese a las adversidades climáticas, y a renglón seguido de la acostumbrada exhortación pastoral, el prelado hizo foco en el acuciante problema de la inseguridad, y convocó a los asistentes a “no acostumbrarse a vivir con la violencia” y a rebelarse “renovando el compromiso para cambiar la sociedad”.

“Nos hablan de una situación que parece superarnos, con 42 muertos en el primer trimestre. Por eso no podemos acostumbrarnos a convivir con el delito, la inseguridad y la muerte”, sostuvo Arancedo.

El arzobispo consideró, que, al respeto, “muchas son las causas, hablamos de marginalidad y pobreza, del avance de la droga que no se detiene, valiéndose del narcomenudeo que pervierte a nuestra gente en un camino sin retorno. Asimismo, vemos un crecimiento irresponsable del juego, junto a la ausencia de una cultura de valores que dé sentido a la vida. Sabemos que son muchas las causas, pero principalmente es moral. Hemos adormecido socialmente la conciencia como regla suprema del obrar humano que distingue el bien del mal y nos responsabiliza de nuestras conductas”.

No ser espectadores

En atención a eso, convocó “a todos mis hermanos santafesinos, más allá de nuestras pertenencias, a asumir aquellas conductas que nos ayuden a crear una sociedad donde los valores de la vida y la paz, del trabajo y de la justicia, de la honestidad y la ejemplaridad sean los ejes de un lugar más justo, humano y solidario”.

“No podemos esperar soluciones mágicas, pero tampoco vivamos como espectadores de un drama que envejece la condición humana y quiebra lazos de pertenencia y confianza social”, añadió.

En el tramo final de su alocución, el dignatario pidió a la Virgen “que Santa Fe trabaje para alcanzar un clima de cordialidad y solidaridad, que nos permita superar el mal, el odio y la violencia. Hago un llamado a descubrir un camino nuevo de vida, que es posible; alcanzar un camino de cambio y reconversión. Los invito a renovar el compromiso para así alcanzar la misión que nos hemos propuesto y para eso le pido a nuestra Madre de Guadalupe que nos acompañe”.