Podría ser separada del cargo

Senado brasileño en histórica sesión que busca definir el futuro de Dilma Rousseff

El Senado brasileño inició esta mañana la sesión en la que definirá si la presidenta Dilma Rousseff será sometida a un juicio político que puede poner fin a su mandato, que como primera consecuencia tendría su separación del poder durante 180 días.

Senado brasileño en histórica sesión que busca definir el futuro de Dilma Rousseff

El presidente del cuerpo pidió la “mayor convicción democrática” a la hora de emitir los votos. Foto: Agencia EFE

 

DPA - EFE

El presidente del Senado, Renán Calheiros, a las 10 de esta mañana inauguró la sesión y estableció los procedimientos que serán seguidos para una votación que se espera que concluya durante la madrugada de este jueves.

“Esta sesión pone sobre el Senado una inmensa responsabilidad, ya que se decidirá si la presidenta electa será separada del cargo”, dijo Calheiros, quien valoró los “enormes esfuerzos que la sociedad brasileña ha hecho por mantener su democracia”.

Según Calheiros, es un momento de una “responsabilidad gravísima” que impone de los senadores “la mayor convicción democrática” y la “máxima imparcialidad” para decidir si existen razones jurídicas suficientes para la apertura de un juicio político contra Rousseff.

También aclaró que, hasta ahora, todo el proceso ha sido avalado por la Corte Suprema, que lo ha “supervisado directamente en cada uno de sus pasos”.

Para que sea aprobada la apertura del juicio político serán necesarios al menos 41 votos entre los 81 senadores, aunque todos los sondeos previos apuntan a que al menos 50 de los legisladores se inclinarán en favor del proceso.

De ser así, Rousseff será notificada mañana de la decisión y a partir de ese momento estará suspendida del cargo durante los 180 días que puede durar el proceso.

Su cargo será ocupado en forma interina por el vicepresidente, Michel Temer, con quien está enemistada desde hace meses y que se prepara para asumir el poder con un nuevo gabinete y una orientación ideológica diametralmente distinta y de corte liberal.

Uno u otro

Si al cabo del proceso Rousseff fuera absuelta, recuperaría el cargo, pero en caso de que sea finalmente destituida, Temer deberá completar el mandato y entregará el poder el 1 de enero de 2019 al ganador de las elecciones previstas para octubre de 2018.

Durante la sesión serán escuchados el instructor del caso en una comisión especial que analizó y aceptó los méritos jurídicos de la acusación, el senador Antonio Anastasia, y el abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo, quien representa a Rousseff.

Cada uno de los 81 senadores tendrá derecho a la palabra durante diez minutos, con posibilidad de otros cinco, lo que puede hacer que la sesión se prolongue durante más de veinte horas y que la votación sea realizada ya entrada la madrugada de este jueves.

Las acusaciones contra Rousseff se fundamentan en unas maniobras fiscales irregulares en las que el Gobierno incurrió en 2014 y 2015 a fin de maquillar sus resultados, que incluyeron la omisión de multimillonarias deudas con la banca pública.

El Gobierno ha negado a rajatabla esos cargos, los reduce a meras “faltas” administrativas y ha denunciado el proceso como un ‘golpe de Estado‘.

Este martes, en un postrero intento por impedir la votación o al menos la aplicación del previsible resultado adverso a Rousseff, la Abogacía General del Estado presentó una demanda a la Corte Suprema en la que pide la “nulidad” del proceso.

Ese recurso será analizado por el magistrado Teori Zavascki, uno de los once miembros del tribunal, pero en medios jurídicos no se alienta casi ninguna esperanza de que pueda prosperar.

Las autoridades de Brasilia han reforzado la seguridad en todos los alrededores del Parlamento y el tránsito en la Explanada de los Ministerios, amplia avenida que concentra todos los edificios del poder público, ha sido cerrado desde esta madrugada.

Los amplios jardines de la Explanada de los Ministerios han sido divididos en dos por una enorme valla, de un kilómetro de extensión, a fin de separar a los partidarios y adversarios de Rousseff que se pueden concentrar para el momento de la votación.

Sin embargo, la policía ha dicho que no se prevé que haya grandes manifestaciones, pues la votación se realiza en un día laborable y deberá concluir pasada la medianoche.

El dato

Pedido urgente

  • El Partido de los Trabajadores (PT), de la gobernante brasileña, Dilma Rousseff, demandó que se suspenda la sesión en el Senado que definirá hoy el futuro de la mandataria, lo cual fue negado por el presidente de esa cámara, Renán Calheiros. La solicitud fue planteada por la senadora Gleisi Hoffmann, quien se apoyó en una acción contra el proceso intentada este martes por la Abogacía General del Estado ante la Corte Suprema, en la que se exige que se declare la “nulidad” de todo el trámite por supuestos ‘vicios‘ procesales.

La caída de la “era del oro”

  • La presidenta Dilma Rousseff está a punto de caer hoy a un abismo político al que se llevará consigo la “era de oro” de su Partido de los Trabajadores (PT), que durante 13 años estuvo al frente del Gobierno de Brasil.

La “elegida” del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva para sucederlo y prolongar el reinado de partido de izquierda está a las puertas de ser suspendida provisionalmente de su cargo por el Senado, que analiza si abre o no un juicio político en su contra.

Todo indica que eso ocurrirá, puesto que el número de senadores que ya declararon su voto favorable al enjuiciamiento, 50, es mayor que el mínimo necesario, 41, sobre un total de 81 legisladores.

A partir de ahora, y si eso se ratifica, la ex presa política, quien fue brutalmente torturada durante la dictadura militar (1964-1985), estará confinada a una suerte de limbo político por seis meses.

Durante ese tiempo, la mandataria de 68 años, nacida en Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, quedará alejada del poder pero podrá seguir viviendo en la residencia presidencial, en Brasilia.

Desde el Palacio de la Alborada, la ex guerrillera, hija de un poeta y empresario búlgaro y una maestra brasileña, deberá emprender su último combate para evitar la destitución.

Para ello, debe lograr que el Senado, en una sesión prevista para septiembre, la absuelva de la acusación de haber manipulado resultados contables del Gobierno y abierto créditos extraordinarios sin pedir autorización al Congreso, prácticas que violan la Ley de Responsabilidad Fiscal.

Su lucha será en solitario. De la amplia coalición de apoyo que heredó en 2011 de su antecesor y padrino político, y que en 2014, cuando disputó la reelección, contaba con el respaldo de nueve partidos, hoy solo quedan tres aliados.

Juntos, el gobernante Partido de los Trabajadores (PT), el Partido Comunista de Brasil y el Partido Democrático Laborista (PDT) suman 15 senadores, poco más de la mitad de los al menos 28 votos que se precisan para que el Senado no la destituya en septiembre.

Rousseff se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil con una “herencia bendita” de Lula, que dejó el Gobierno con un inédito respaldo popular del 87 por ciento y una economía pujante, en la que Brasil se convirtió en la séptima mayor economía del mundo y 40 millones de brasileños salieron de la miseria.

Al día de hoy, Rousseff está a las puertas de la suspensión con el rechazo de más del 60 por ciento del electorado y el apoyo de solo el 10 por ciento.

Su carácter pesó para llegar a este amargo desenlace. Su desdén por el diálogo, su impaciencia cuando debe sentarse a negociar y una soberbia proverbial, conspiraron para que los “aliados” boicotearan primero a su Gobierno y se pasaran luego, cuando el “impeachment” era casi un hecho, a la oposición.

Pero también los intereses espurios que contaminan el sistema político del país, y que fueron el leimotiv de las alianzas partidarias a las que el PT adhirió sin restricciones, influyeron para azuzar el proceso de “impeachment”, recurso previsto en la Constitución pero cuya utilización depende más de factores políticos que jurídicos.

El ‘boom‘ económico brasileño que fue motor de crecimiento para la región comenzó a decaer durante el primer Gobierno de Rousseff, y hoy es un recuerdo lejano. El país se encamina a su segundo año consecutivo de profunda recesión y los desempleados llegan a más de 11 millones.