editorial

Con reconocer los problemas no alcanza

  • En las últimas horas, el macrismo parece haber reaccionado ante una oposición que insiste en una discusión inútil.

Cuesta entender que en un país como la Argentina, gran parte de la clase política destine tanta energía, tiempo y desgaste innecesario para discutir una ley que, de ninguna manera, puede aportar soluciones a un problema de fondo como es el empleo en tiempos de crisis.

En definitiva, el proyecto que estipula la doble indemnización en casos de despidos durante seis meses representa una discusión absolutamente coyuntural.

Pero eso no es todo. Además, los efectos reales de esta ley serían limitados. Para las grandes empresas, la doble indemnización no representa un obstáculo en caso que decidan avanzar en el recorte de personal. Como contrapartida, las Pymes son siempre renuentes a despedir empleados, debido al elevado costo que esto representa y a la pérdida de mano de obra capacitada. En todo caso, si una empresa pequeña se ve obligada a despedir personal y pagarle doble indemnización, seguramente sería porque va camino al cierre definitivo de sus puertas.

Mientras en el Congreso la oposición sigue enfrascada en estas discusiones estériles, el Poder Ejecutivo parece estar reaccionando. Probablemente, lo hizo tarde y permitió que el país quedara anclado durante varias semanas en este debate que a nada conduce.

Lo primero que sucedió, fue que el presidente Mauricio Macri reunió a los principales empresarios de la Argentina y acordó que no efectuarán despidos durante los próximos tres meses. Se trató de una suerte de tregua que, al menos por 90 días, resultará funcional tanto para el gobierno, para las empresas -evitan la sanción de la ley de doble indemnización- y para los empleados.

A diferencia de lo sucedido durante los noventa y en el gobierno de la Alianza, el macrismo no está impulsando proyectos que tiendan a flexibilizar las condiciones laborales de los trabajadores. Sin embargo, sí es verdad que el incremento en los costos -en gran medida generados por la quita de subsidios- y los actuales niveles inflacionarios colocan a las empresas en situaciones difíciles que, en algunos casos, pueden tornarse insostenibles.

Se calcula que el 80 por ciento de la mano de obra en el país está generada por pequeñas y medianas empresas. En este sentido, el gobierno también acaba de realizar una serie de anuncios. Entre otros puntos, se ampliará la línea de financiación que la banca privada reserva para las Pymes. También se lanzará un plan denominado “Mi primer crédito Pyme”, un programa para microempresas con dificultades para acceder a la banca comercial.

Esto no será todo. Se esperan, además, medidas que atemperen la presión impositiva, como por ejemplo que se permita deducir por completo de Ganancias lo pagado por el impuesto al cheque en el caso de las empresas que no superen los 55 millones de facturación anual.

Frente a estos anuncios se pueden realizar lecturas diversas. La primera es que, al gobierno nacional, le cuesta comprender la dinámica de la política argentina. Si algo debe reconocérsele al kirchnerismo, fue que siempre se las ingenió para mantener la iniciativa en el debate público. Cada vez que aparecieron problemas o cuando la oposición intentó manejar la agenda, la anterior gestión redoblaba la apuesta.

Los recientes anuncios en materia de empleo y pequeñas empresas parecen dar un paso hacia adelante. Con reconocer que los problemas existen, no alcanza. Frente a las dificultades, el gobierno deberá mostrarse activo y propositivo.

Frente a las dificultades, el gobierno deberá mostrarse activo y propositivo.