Economía Ecológica y Desarrollo

Una nueva mirada a los Bajos Submeridionales

  • La región, que ocupa parte de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero, provee servicios y posee valores que no pueden ser generados ariticialmente por el hombre.
Una nueva mirada a los Bajos Submeridionales

Paisaje típico de los Bajos Submeridionales, a la vera de la ruta provincial 30, en el norte de la provincia.

Foto: José Vittori

 

Prensa UNL

Cerca de 3 millones de hectáreas abarca el sistema que se conoce como Bajos Submeridionales, pero desde la Economía convencional es considerada como una zona de poco valor. El motivo es la alternancia de períodos de sequías e inundaciones con un régimen de precipitaciones mensuales muy irregular, características que condicionan las actividades productivas y sociales. Sin embargo, posee valores que no pueden ser generados artificialmente por el hombre, según otra perspectiva.

“Es una zona que desde la mirada de la producción de servicios ecosistémicos cumple distintas funciones que deben ser tenidas en cuenta”, destacó Claudio Passalía, ingeniero Ambiental e investigador del Conicet en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

En este sentido, la disciplina conocida como Economía Ecológica plantea una perspectiva desde el desarrollo sostenible y una mirada transdisciplinar de los problemas ambientales, entendidos como socioambientales, ya que requieren atención y cuidado en el presente y en el futuro.

Servicios ambientales

Las funciones de las que habla Passalía son las que dan sustento a todas las actividades económicas y humanas en general, pero que no son contabilizadas ni pasan por los mercados: “Los Bajos Submeridionales, como cualquier ecosistema, producen servicios. Un ejemplo es la regulación hídrica que permite, por ejemplo, controlar los déficits o excesos de agua, que si se los maneja en forma inadecuada, esto tiene implicancias en la producción. Si tenemos deforestación o canalizaciones indebidas, es probable que esa función de regulación de estrés hídrico se vea minimizada. De alguna forma, el valor que se podría estimar para ese ecosistema sería, como mínimo, la consideración de las pérdidas económicas que pueda haber en la Economía convencional (lo que pasa por el mercado)”, aseveró.

Equilibrio

Finalmente, Passalía sostuvo que lo importante es encontrar un equilibrio entre la cuestión ambiental y la económica: “Es necesario establecer cupos, regulaciones y hacerlas cumplir, que muchas veces es lo más difícil, e ir tendiendo a tecnologías que sean lo más amigables posible con el medio ambiente. El riesgo de no hacerlo es el de una degradación total del ecosistema, de su productividad. Un bosque, por ejemplo, provee muchos servicios ambientales como la captura de dióxido de carbono, sombra o hábitats para diversas especies. El mal manejo puede llevar a la pérdida de esas estructuras tan complejas”.

Gestión integrada

  • Passalía destacó la necesidad de una gestión integrada de los Bajos Submeridionales. “Es una herramienta que ve a los ecosistemas desde períodos de tiempo considerablemente largos, con una mirada transdisciplinar que tiene que ver con las cuestiones técnicas, sociales, legales, ya que contempla marcos jurídicos y la organización de la sociedad en determinado lugar. Mirar las implicancias que puede tener la toma de una u otra decisión contempla un diálogo de saberes, una mirada integral donde las cuestiones económicas, sociales y ambientales traten de ir hacia un punto en el que las partes se vean potenciadas, en vez de ir hacia un único sentido y que algunas de ellas se vean perjudicadas”, afirmó.