Pulsos de la política provincial

Todo se define en el segundo semestre

Por: Darío H. Schueri

El título de esta columna no es fruto de la inspiración del autor; es el resultado de una charla con un diputado provincial radical adscrito condicionalmente a Cambiemos. Pragmático el hombre, advierte que la suerte económica del gobierno nacional a partir del inicio del invierno cambiará los decibeles políticos en el variopinto escenario santafesino.

Si el presidente Mauricio Macri logra domar a la hoy desbocada inflación (Miguel Lifschitz se atrevió a pronunciar la herética definición “espiral inflacionaria”) y los empresarios concilian el sueño sin tener pesadillas de carteros repartiendo telegramas de despido (porque la “lluvia de inversiones extranjeras” por ahora no avizora ni siquiera nubes), los tonos de las conversaciones políticas serán otros. De la misma manera, pero con los resultados opuestos, si nada de esto llega a ocurrir.

Hoy, de acuerdo con encuestas que se manejan en la provincia de Santa Fe, tanto Mauricio Macri como el gobernador Miguel Lifschitz ostentan un buen nivel de aprobación de gestión.

El ministro de Trabajo de la provincia, Julio Genesini, confirmó lo que adelantábamos la semana pasada: en Santa Fe no hay destrucción de puestos de trabajo; y hasta se anima a publicar que hubo un 1,4% de nuevos empleos registrados en el primer trimestre de este año, comparado con el anterior. El titular de la Uisf Alejandro Taborda aseveró en la misma línea que el empresariado santafesino realiza ingentes esfuerzos para no despedir personal, pero advierte que si no hay correcciones económicas y apoyo crediticio, el panorama se pondrá cada vez más oscuro.

Mientras tanto, el gobierno de Lifschitz logró el primer round en Diputados que aprobó por amplia mayoría el pedido de endeudamiento por mil millones de dólares, destinado a obra pública. El debate marcó interesantes posiciones políticas, algunas ya conocidas, como la de Carlos del Frade del bloque Frente Social y Popular, quien con un exquisito argumento idealista se alzó en defensa de la “soberanía” y en contra de la “resignación” provincial en pos del capitalismo y el libre mercado. Del Frade corrió por izquierda al socialismo y al radicalismo.

En el mismo sentido, el socialista disidente Rubén Giustiniani adoptó una clara posición opositora, casi adversaria, al oficialismo -al cual formalmente suscribe-, y casi con los mismos argumentos que Del Frade -que es claro opositor- optó por la culposa actitud de abstenerse.

Federico Reutemann de PyT, el PRO y Luis Rubeo acompañaron la iniciativa; mientras que en el bloque de Julio Eggimann, Claudia Giaccone también prefirió abstenerse, pero sin los fulminantes argumentos de Giustiniani. O del “Tigre” Cavallero, que junto a su bloque del FPV votó en contra. El líder del PDP Gabriel Real, fue exitista: “¿Quién nos va a prestar plata con las condiciones que plantean los que votarán en contra?, ¿Venezuela?”, se preguntó.

El dato político: la sesión fue seguida atentamente desde el recinto por el jefe de la bancada de senadores del FPCyS, Felipe Michlig, quien deberá recibir la semana que viene el proyecto, que en esa Cámara promete estar un par de semanas en barbecho.

Los números de la inundación

Una vez más, el ministro de la Producción, Luis Contigiani, salió a reclamarle a la Nación “respuestas concretas” por la crisis hídrica. Hace una semana lo hizo con tono enérgico el vicegobernador Carlos Fascendini, señalando desde China, donde acompañaba a una misión empresarial, que las respuestas de la Nación por la crisis hídrica “son insuficientes”, y que “es necesario un fuerte apoyo financiero para recomponer el sistema productivo”.

A Fascendini salió a responderle el diputado provincial del PRO, Federico Angelini, coordinador político del gobierno nacional en Santa Fe, quien enumeró la serie de medidas que se tomaron desde el gobierno nacional para ayudar y acompañar a los afectados por las intensas lluvias en la provincia. Habló de créditos blandos del Banco Nación por 300 millones de pesos y 55 millones de pesos para el sector productivo, para empezar a recuperar los caminos cuanto antes y poder sacar la producción; además de subsidios para el sector lechero.

Desde el gobierno provincial arremetieron con los 579.158.790,84 millones de pesos aportados, de los cuales la EPE desembolsó $258.517.154; el Ministerio de la Producción $130.000.000, y el de Infraestructura $126.303.656, entre los principales.

De interna en interna

Mientras el radicalismo afina el lápiz del consenso para la renovación de autoridades partidarias, que incluiría la presidencia del Partido para el sector MAR, la Convención Partidaria presidida por NEO, y José Corral primer delegado al Comité nacional, para poder ser reelecto presidente de la UCR nacional el año que viene; el peronismo fue a las urnas en tres distritos: La Capital, Rosario y Villa Cañás.

En La Capital, se dio el batacazo de Milo Maidana, quien obtuvo la minoría con el 35 % ante la poderosa lista encabezada por Juan Manuel Pusineri que contaba con el respaldo de la Task Force del sindicalismo local, en una elección donde de 77.532 personas en condiciones de sufragar, sólo lo hicieron 4.450 afiliados.

Se cree que Maidana no habría obtenido ese respaldo, de no haber sido porque referentes territoriales del cacicazgo que jugaba con la lista opositora lo apoyaron de manera soterrada. Una señal de alerta para la dirigencia del peronismo local. Maidana tendrá 21 congresales provinciales, seis Unidades Básicas y cuatro integrantes al consejo Ejecutivo Departamental.

Políticamente, en La Capital, los dos sectores en pugna se ocuparon de aclarar que no eran “peronismo K”.

No fue así en Rosario, donde el concejal kirchnerista (del Movimiento Evita), Eduardo Toniolli, le ganó de manera contundente a un sector del sindicalismo con el gastronómico Jorge Rodríguez y Marcelo “Pipi” Andrada de Recolectores a la cabeza. De 106.023 afiliados que estaban en condiciones de votar en el departamento Rosario, apenas lo hizo el 5%.

El peronismo santafesino, desaparecidos Carlos Reutemann y Jorge Obeid (uno por voluntad propia y otro por los designios del destino), no tiene liderazgo, que en lenguaje peronista significa que no hay un macho alfa que conduzca.

La tropa está dispersa para enfrentar en las elecciones de medio término del año que viene al intimidante Frente Renovador de Sergio Massa (¿que tendrá al periodista Alejandro Fantino como candidato a gobernador en el 2019?) y ni hablar de la entente Cambiemos del PRO-radicalismo si, como especulamos párrafos arriba, Macri consigue enderezar el hoy escorado barco económico.

Omar Perotti y Alejandro Ramos ya están en el Congreso. “El Chivo” Rossi camina la provincia para encabezar la lista del FPV (¿por adentro o por afuera del PJ?); los senadores que ungieron a Ricardo Olivera como presidente del Partido están decididos a encumbrar un candidato a diputado nacional. Mientras otra vez María Eugenia Bielsa, hoy hibernando, hace sonar el teléfono de sus seguidores para entusiasmarlos con un posible regreso.

¿Qué hace el gobernante FPCyS? Fuma y espera. Como tal no podría presentarse a elecciones nacionales si el sello radical decide aliarse definitivamente con el PRO. Deberían inventar un nuevo frente con radicales díscolos adentro para enfrentar a quienes hoy forman parte de la sociedad; pero que seguirían en esa condición estatutaria en las elecciones provinciales. Un verdadero incordio.

A todo esto, Miguel Lifschitz no cajoneó sus aspiraciones de modificar la Constitución Provincial; sólo se replegó tácticamente y mientras espera el momento propicio para insistir, avanza con el anteproyecto de Ley del Código Electoral Provincial, un conjunto ordenado y sistemático de las leyes en materia electoral.

Ese Código cobijaría desde el registro y padrón electoral, el régimen electoral y de partidos, el financiamiento, los sistemas de votación, hasta autoridades u organismo electoral.

Un desafío que lo pondría al Ing. Lifschitz a la vanguardia de lo que se está discutiendo en estos momentos en la Nación, y lo mantendría en training para seguir insistiendo en la reforma de la Carta Magna local.

Todo supeditado a lo que económicamente ocurra después del idealizado, casi religiosamente bíblico, segundo semestre.