Diario de viaje IV

Por Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Estados Unidos)

Parece mentira, pero los norteamericanos han hecho de Alcatraz, otrora la cárcel de mayor seguridad del mundo, un motivo de atracción. Ubicada en una isla, provoca realmente mucha curiosidad. Mantiene aquellas viejas estructuras, las mismas paredes y ese halo de misterio. Los delincuentes más peligrosos del mundo estuvieron allí. Se hicieron películas. En realidad, los yanquis hacen películas de todo. Y esto acrecienta el misterio.

Parten excursiones, hay guías que hablan en todos los idiomas y me animo a decirles que el turista siente más curiosidad por ir a Alcatraz, que por visitar el Golden Gate. Largas colas lo demuestran. Y son capaces, por ejemplo, de pagar 20 dólares cada dos horas por dejar el coche en un parking y cruzar a la isla.

Alcatraz tiene ese misterio muy difícil de entender. Hasta Al Capone estuvo preso allí. Nadie había logrado escapar hasta que en 1962, Frank Morris y los hermanos Johan y Clarence Anglin lo lograron. Dicen que durante dos años hicieron un túnel a través de las paredes desgastadas, con cucharas y un taladro manual que los conducía al techo. De allí, por una tubería al patio, saltaron unas rejas, llegaron a la playa, inflaron una balsa que construyeron con pedazos de impermeables y huyeron. Los dieron por muertos, pero la realidad es que nunca se encontraron sus cuerpos. Dio lugar a una película.

Los viáticos alcanzan para hacer las 6 millas ida y vuelta en bicicleta al Golden Gate. Son 18 dólares de alquiler por dos horas. Espero que el estado físico no me abandone y pueda llegar. Mientras tanto, este país da para todo. Se puede comprar un celular en una cafetería por 10 dólares (¡y anda!) y aspirar ese olor insoportable a orín de los vagabundos. Eso sí, algo me llamó la atención: algunos leen libros (no me pregunte cuál o de qué se trata) y otros tienen perros. Y a los perros lo tienen excelentemente cuidados. Parecen los animales sagrados en San Francisco. De hecho que así lo son, como pasa con las vacas en la India.

Me estoy quedando con las ganas de visitar otro lugar mítico: Candlestick Park. Pero ya no existe. Ese estadio fue demolido. Acá demuelen estadios y los vuelven a construir como si nada. Ahí, en Candlestick Park, dieron su último recital en vivo Los Beatles, el 29 de agosto de 1966. Dicen que esa noche, John Lennon se despidió de la multitud diciendo algo así como “esto ha sido todo”. Fuerte presagio de uno de los líderes del grupo. Y él, que era uno de los mayores, recién tenía 26 años.