Fue el hombre más importante del deporte de Santa Fe...

Carlos Monzón hubiera cumplido mañana sus 74 años de vida

  • Nació en un rancho con piso de tierra en el barrio La Flecha de San Javier. Su madre, Amalia, tuvo el parto en su casa con la ayuda de una vecina.
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Con su perro y la escopeta, junto al río. Una escena que se repitió muchísimo en la vida de Monzón, más allá de sus grandes hazañas arriba del ring. Foto: Archivo El Litoral

 

Tomás Rodríguez

(Especial para El Litoral)

El día de San Cayetano, patrono de la Providencia, cuando el diario El Litoral, conmemoraba el vigésimo cuarto aniversario de existencia, llegaba a este mundo, en tierra de mocovíes y muy cerca de donde el vizcaíno Juan de Garay fundara Santa Fe el 15 de noviembre de 1573, un niño, de piel morena, llamado Carlos Monzón, que, con el correr del calendario del almanaque, se erigiría en el más grande boxeador argentino de todos los tiempos y verdadero orgullo de todos los santafesinos.

Quinto varón

El notable titular mundial de los medianos (fue campeón entre el 7 de noviembre de 1970 y el 30 de julio de 1977) había nacido en un rancho, con piso de tierra en el barrio La Flecha de la ciudad de San Javier, distante 163 kilómetros al nordeste de esta capital, el 7 de agosto de 1942. Sus progenitores resultaron ser Amalia Ledesma y Roque Monzón, quienes tuvieron 14 hijos (uno murió al nacer y otro a los tres años), contando con la ayuda de su vecina, Roberta Flores, siendo el octavo hijo, quinto varón.

Allí vivió los primeros años de su existencia, donde comenzó su verdadera pelea. Junto a algunos de sus hermanos se hizo un duro en el arte de defenderse y subsistir a una infancia donde lo único que abundaba era la pobreza.

Cuando Carlos tenía casi nueve años, toda la familia se mudó en una chata tirada por 14 caballos por la Ruta Provincial Nº 1 Teófilo Madrejón avanzando lentamente por todo el arenal (la pavimentación la concretó en su primera gestión el gobernador desarrollista Carlos Sylvestre Begnis 1958-1962) demorando una semana para llegar a Blas Parera 4568, detrás del desaparecido terraplén, en el barrio Barranquitas Oeste, cuando ese sector era bajo, inundable, donde estaban afincados vecinos con muchas necesidades y dificultades económicas.

Para poder sobrevivir de la pobreza y ayudar a su numerosa familia, había abandonado el tercer grado en la escuela 567 República Oriental del Uruguay (donde Margot de Sarli era su maestra) comenzando a trabajar como lustrador, canillita, siendo empleado del repartidor de lácteos Benjamín Pilatti y se hizo boxeador en el club Cochabamba, ante la sugerencia de Luis “Gato” Andrada.

Amílcar Brusa

Pasó luego por el Boxing Club Minella que dirigía el recordado maestro Ricardo Minella, donde debido a diferencias con un promotor se alejó y se incorporó al grupo de pugilistas que dirigía Amílcar Oreste Brusa (Roberto Chetta, Luis Acosta, Pedro Coria, Hugo Bidyerán, Marcial Franco, Roberto Ceccarossi, Adolfo Montenegro, Ceferino Morales, etcétera), siendo atendido entonces en el gimnasio del Club Unión por Oscar “Negro” Méndez y Guillermo Gordillo, asistentes del notable maestro nacido en Colonia Silva o Abipones, quien ejerció como adiestrador, padre y amigo.

Carlos, era el muchachito que dejaba en las tardes la escuela para ir a trabajar como lustrabotas. Años más tarde fue invitado de honor a un almuerzo por el príncipe Rainiero de Mónaco. Así, a contrapelo, a los bandazos, vivió Carlos Monzón que mañana cumpliría 74 años.

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Una de las imágenes más añejas que se tienen de Carlos Monzón, trabajando para levantar su primera casa cuando todavía no era campeón del mundo. Foto: Archivo El Litoral

Su carrera

El debut como aficionado fue el 7 de octubre de 1959 en el Pabellón Deportivo (sector Industrial de la Sociedad Rural), empatando con Raúl Cardozo en pobre combate, luego lo noqueó en dos asaltos.

Tres años más adelante, el 12 de diciembre, le ganó por puntos a Bienvenido Cejas, en su último encuentro como amateur. Había llegado el tiempo de pegar el salto al profesionalismo.

Su debut en el campo rentado fue en el viejo estadio de Ben Hur de Rafaela, venciendo en dos asaltos al entrerriano Ramón Montenegro. En dos años realizó 22 peleas recorriendo Posadas, Paraná, Córdoba, Buenos Aires, Reconquista, Santa Fe y Brasil, experimentando tres derrotas, ante Antonio Aguilar, el español nacionalizado brasileño Felipe Cambeiro y el puntano Alberto Massi, de los que se tomó amplios desquites.

Juan Carlos Lectoure organizó en el Luna Park el cinturón “Eduardo Lausse”, torneo selectivo para enfrentar al poseedor del cetro nacional de los medianos Jorge José Fernández, venciendo a Antonio Aguilar, al invicto Celedonio Lima y a Carlos Salinas, en la final. Luego derrotó dos veces al “Torito de Pompeya” y se quedó con los títulos argentino y sudamericano de la especialidad.

El 7 de noviembre de 1970, en el Palacio de los Deportes de Roma, se le dio la chance que todos esperaban, con una bolsa de 15 mil dólares y en el duodécimo escalón y con un nocaut espectacular sobre el italiano Nino Benvenutti, llegó a la gloria. Comenzaría entonces un ciclo brillante y único en la historia de este deporte para nuestro país.

Aplastó en el desquite a Nino Benvenutti, dos veces a Emile Griffith y Rodrigo Valdez, además de Denny Moyer, Jean Claude Bouttier, Tommy Bogs, Benny Briscoe, José Angel “Mantequilla” Nápoles, Tony Mundine, Tony Licata y Gratien Tonna, respectivamente.

Su muerte

En la madrugada del domingo 14 de febrero de 1988, Carlos Monzón y Alicia Muñoz, su última pareja, se dirigieron al chalé de Pedro Zanni 1567, en busca de su reconciliación, porque estaban separados, luego de asistir al Casino Provincial y cenar en el Club Peñarol. Allí tras mantener una discusión, cayeron ambos del balcón (unos 3,70 metros), falleciendo la mujer.

La fría noche del lunes 3 de junio de 1988 la jueza Alicia Ramos Fondeville —a cargo del juicio oral— dio el veredicto condenando a Monzón a 11 años de prisión por el homicidio de su pareja.

Monzón comenzó a cumplir la sentencia en la cárcel bonaerense de Batán donde estaba detenido, luego fue trasladado a Junín y finalmente a la Unidad Penitenciaria Nº 2 de Las Flores, donde estaba más cerca de su familia.

En 1993 obtuvo el permiso de salida, trabajando en el gimnasio de la Unión del Personal Civil de la Nación, Distrito Santa Fe, ubicado en Colastiné Norte, ante la propuesta del entonces secretario general de esa organización, Alberto Maguid.

El 8 de enero de 1995, cuando el ex monarca de los medianos regresaba al penal de una de sus salidas autorizadas, recibió el último golpe. Manejaba un Renault 19 de color gris, por la ruta 1 y el automóvil salió de la carpeta asfáltica, dio siete tumbos y quedó sobre el pasto.

Monzón murió cuando contaba 52 años, iba acompañado por Jerónimo Domingo Motura, quien también falleció en el accidente y por Alicia Guadalupe Fessia, cuñada del malogrado deportista, que resultó herida. Murió el campeón, nació la leyenda.