Desmoronamientos tras la inundación

En Alto Verde el río se lleva las viviendas de la costa

  • La fuerza del agua socava la barranca. Hay casas partidas, losas desmoronadas y árboles caídos sobre el agua. Es un problema de larga data que evidenció la bajante.
En Alto Verde el río se lleva  las viviendas de la costa

Desbarrancados. En la Manzana 10, la curva del río genera un remanso que socava la costa dañando las casas. Foto: Guillermo Di Salvatore.

 

Nicolás Loyarte

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Twitter: @nicoloyarte

“Se fue todo al agua”, dice María Lucero parada junto a la barranca con la mirada hacia el río. El fondo de su casa da al Canal de Acceso, en la Manzana 10 del paraje La Boca en el distrito costero de Alto Verde. Lo que se fue al agua es parte de su casa, porque el remanso que se forma en la curva del río socava silencioso y temerario la costa y se lo lleva todo. Y así se llevó parte de la casa de María.

“Queremos pararlo como sea, tiramos bolsas con arena y cemento, ruedas rellenas de igual forma, escombros, pero como si nada, se lo lleva todo el agua”, cuenta esta vecina que está embarazada y vive junto a otra mujer —también embarazada— y a cuatro niñas.

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Corridos por el agua. Algunos vecinos optaron por comenzar a levantar nuevas viviendas más lejos del río.

Foto: Guillermo Di Salvatore.

Siempre lo mismo

El de Alto Verde es un problema de larga data, ya que todo el barrio se formó hace más de un siglo sobre el albardón levantado con la tierra extraída del río cuando se abrió el Canal de Acceso al Puerto. Desde entonces los desmoronamientos de la barranca son constantes.

Así es que cuando el río crece su fuerza se torna más poderosa. Y cuando sus aguas descienden, como ocurre por estos días, aparece la erosión de la barranca que se desmorona. Esto es lo que ocurre en toda la costa de Alto Verde, desde el acceso al barrio, en la zona frente al Club Regatas, bordeando todo el río Santa Fe hasta la desembocadura del Canal de Acceso, y desde allí aguas arriba hasta la altura del club de pescadores El Pacú, en jurisdicción del barrio La Boca.

En todo este cordón de la ribera de Alto Verde, hay casas de familia y edificios de instituciones educativas o deportivas. La fuerza del río, que tuvo su pico de crecida el 5 de enero, con 6,61 metros de altura y hoy mide 3,66 metros —bajando—, socava la barranca. Los desmoronamientos jaquean las nobles viviendas de material.

Paisaje

Lo peor se ve desde el río. Hay casas partidas al medio por los derrumbes, losas rajadas y desmoronadas sobre la barranca, y árboles caídos sobre el agua. “Era sabido que esto iba a suceder, pasa tras cada inundación”, se lamenta el vecinalista de Alto Verde, Daniel Demarchi, “porque no hay defensa”.

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Desbarrancados II. Los constantes desmoronamientos jaquean las casas de material de Alto Verde.

Foto: Mauricio Garín.

Otro problema

  • Durante la recorrida por Alto Verde, El Litoral se encontró con un nuevo asentamiento de familias en ranchos ubicados en la zona denominada La Curva del Surubí. Este problema se publicará mañana en una segunda entrega.
 

Desde la Municipalidad de Santa Fe, su secretario general, Carlos Pereira, dice que durante la emergencia hídrica “hubo familias afectadas por los desmoronamientos que fueron evacuadas”. También mencionó que el gobierno local monitoreó de forma permanente estas situaciones”.

El temor ahora es que las viviendas se sigan desmoronando porque allí viven familias. Por eso, algunos vecinos, como María Lucero, decidieron empezar a levantar una nueva vivienda al frente de sus lotes, donde tenían un jardín con árboles y plantas.

“Hace dos años que empecé a levantar la nueva casa, pero no me alcanza para terminarla y la tengo a medio hacer”, dice la vecina que libró una carrera contra el tiempo y el avance del río. “Tenemos miedo —confiesa— porque esta última inundación se llevó otros cinco metros de terreno y sigue avanzando”, cuenta María. “El miedo es que un día nos levantemos y tengamos el baño en el río”, describe, “porque al lado está la pieza donde dormimos”.

Otros vecinos, en cambio, no tienen espacio para levantar una nueva vivienda porque sus lotes son pequeños y las casas en jaque están pegadas al frente a la calle Demetrio Gómez y al fondo, al río.

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Lo que queda. Como ésta, muchas casas sufrieron desmoronamientos de losas y paredes. Los vecinos anulan ambientes que se lleva el río y siguen habitando los hogares. Foto: Mauricio Garín.

Encrucijada

“Lamentablemente, no hay solución si no se hace una buena defensa, porque se puede rellenar pero el río ‘come’ por debajo del agua y se producen los desmoronamientos”, explica el vecinalista Demarchi. El otro problema es la realidad económica de los vecinos que les imposibilita realizar las obras por su cuenta.

Hay zonas más expuestas a la erosión. Es donde el río hace una curva y la fuerza del agua que corre socava la barranca. Muchos vecinos arrojan escombros y basura para defender sus casas. Pero nunca es suficiente. Y además, la basura, lejos de contribuir, contamina.


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¿Con basura? Rellenar la barranca con escombros es muy costoso y muchos vecinos arrojan basura, con la consecuente contaminación ambiental. Foto: Mauricio Garín.

El dato

El corte

  • Desde el inicio de la emergencia hídrica, en diciembre pasado, sólo se puede acceder a La Boca a través del puente peatonal, ya que el río cortó la circulación por la calle alteada que pasa por debajo del mismo y todavía sigue igual.