editorial

  • La Legislatura analiza proyectos de ley que plantean la prohibición de la tracción a sangre en las ciudades.

Se reaviva el debate por los carros

Se trata de un debate recurrente que, en los últimos días, volvió a multiplicarse tanto en la ciudad de Santa Fe, como en otros grandes centros urbanos de la provincia.

La circulación de carros tirados por caballos, utilizados para la recolección de residuos, genera una serie de inocultables inconvenientes que afectan tanto a quienes realizan esta actividad, como a los animales y al resto de la sociedad. Sin embargo, jamás resulta fácil abordar una problemática cuando ésta tiene profundas raíces sociales.

Como primera medida, habrá que reconocer que la circulación de carros y la recolección informal de basura son la consecuencia de otro problema de fondo: la pobreza. Y, en este sentido, resulta llamativo cómo, para gran parte de la sociedad, parece resultar más sencillo hablar del maltrato animal que del flagelo que castiga a millones de seres humanos sumidos en la miseria y la marginalidad.

En la ciudad capital, dos manifestaciones se produjeron el mismo día.

Por un lado, un grupo de carreros protestó frente al relleno sanitario. Los manifestantes quemaron cubiertas, impidieron el ingreso de camiones y reclamaron que se les permita continuar con este modo de vida.

Mientras tanto, desde la Plaza del Soldado partió una marcha organizada por grupos protectores de animales, quienes reclamaron por una ley que ampare a los caballos y termine con la tracción a sangre.

En la Legislatura provincial, existen diversos proyectos sobre esta problemática. A principios de año, el gobernador Miguel Lifschitz envió una iniciativa para prohibir la tracción a sangre en toda la provincia de Santa Fe, con excepción de aquellos casos donde esta práctica se encuentre vinculada con actividades rurales.

Casi al mismo tiempo, la diputada Alicia Gutiérrez presentó otro proyecto en el que también se prohibe la tracción a sangre y se solicita que desde el Estado se disponga la reconversión del sistema, brindando asistencia a los trabajadores del sector.

Entre los objetivos, la legisladora remarca la necesidad de erradicar el trabajo infantil y mitigar las condiciones de inseguridad y precariedad en el trabajo de recolección informal de residuos, asistir a los trabajadores, sustituir y prohibir la tracción a sangre animal en los municipios adherentes.

La recolección informal de basura a través de carros tirados por caballos genera una serie de inconvenientes. En muchos casos, estos carros son conducidos por menores que corren y producen riesgos. Es que los carros representan un peligro cierto para el resto de los vehículos que transitan las calles y los accesos de las grandes ciudades. La tracción mecánica y la tracción a sangre hoy son incompatibles porque se han extremado las diferencias entre las velocidades de circulación y reacción de una y otra, así como de los reflejos de los conductores asociados con cada tipo de vehículo, sin mencionar el real problema de la falta de luces en la circulación nocturna de los carros.

A esto se deben añadir los abusos que suelen producirse hacia los animales y los problemas generados a partir de la clasificación de la basura recolectada. Lo que no sirve para ser comercializado, simplemente se tira en la vía pública.

Esta problemática no será resuelta simplemente con una ley. De todos modos, un marco legal adecuado puede ser de vital importancia para respaldar las políticas sociales que indefectiblemente deberán ponerse en marcha.

Sólo en la ciudad de Santa Fe, se calcula que 700 carros circulan por las calles y que 3.000 personas viven de la recolección informal de basura. El municipio ratificó en estos días la decisión de encarar la problemática, para brindarles a estos vecinos otras alternativas.

Un marco legal adecuado puede ser de vital importancia para respaldar las políticas sociales que indefectiblemente deberán ser implementadas.