GRACIELA BERTERO PRESENTA “EL COLOR DE LA CICUTA”

“El desafío es el que el lector sea coautor”

La actividad será este domingo, a las 18, en la Feria del Libro de Santa Fe. Se trata de una obra integrada por cuentos que atraviesan diversas temáticas. Su autora reflexionó sobre el trabajo del escritor. “Es alguien que tiene muy desarrollada la capacidad de observar, no el exterior, sino el interior”, planteó.

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“Tengo que confesar que la vida no me privó de nada. He tenido todos los dolores habidos y por haber y por eso, como los conozco, puedo hablar de ellos”, confiesa la escritora.

Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Juan Ignacio Novak

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Hay muchos mundos para descubrir en la decena de cuentos que integran “El color de la cicuta”. Mundos que exploró su autora, Graciela Bertero y que incluyen secretos, traiciones, identidades, pasiones, tormentos, verdades, mentiras, silencios, asesinatos y suicidios. “Si querés que te siga contando, subí a mi nave, viajá a mi lado y aceptá lo que venga. Vamos a descubrir lo que la vida nos propone (...) Nos esperan huracanes sin reloj”, dice la escritora en la introducción.

El lector que acepte el desafío, puede ir a la presentación que se hará este domingo a las 18 en el auditorio 2 de la XXIII Feria del Libro de Santa Fe, que arranca hoy en la Estación Belgrano. Allí, Graciela presentará su trabajo y compartirá reflexiones. “En todas las narrativas breves hay siempre un hilo conductor. Y aquí hay uno. Yo diría que son las situaciones difíciles, de crisis que tiene que enfrentar el ser humano y el modo en que las maneja”, dice en relación a su libro.

El propio título de la obra es sugestivo, de inmediato capta el interés. “La cicuta es la planta de la cual se extrae el producto para elaborar el veneno con el cual asesinaban a los pensadores en la Antigüedad. Esto significa que es la sustancia de la traición. De una cosa tan bella, sale la traición, que siempre viene de donde menos la esperás”, señala la autora.

Cada uno de los diez cuentos tiene sus particularidades. Sin embargo, hay dos que Bertero señala con especial énfasis. “Bebernos al viento” es uno de los que más la emociona. “Me lo hacen leer en cada presentación y lloro, por la ternura que tiene”, dice. El otro es “Coma”, que le demandó casi seis años de trabajo.

Razonar juntos

Nacida en Esperanza y residente en Morteros, la autora sostiene que el estudio y las vivencias son clave para el trabajo del escritor. “Como yo soy una tumba, a mi casa va gente a contarme sus historias. Ellos saben que yo las voy a disimular, pero que las voy a escribir. Y que sus historias van a quedar. Generalmente hablan de grandes pasiones que terminaron y ellos quieren que se conozcan. Me llevó mucho tiempo interpretarlas, porque cada una te envía un mensaje distinto. Me dijeron una vez que mis cuentos son demasiado fuertes. Es la vida. Pero también tienen esperanza y amor”, asegura. La autora sostiene también que hay un desafío “muy bueno, nuevo y difícil” en la literatura contemporánea que pasa por mostrar sin explicarlo todo. “Debemos llegar al lector procesando la información, porque está ‘atacado' de información. Necesitamos dársela procesada para que el lector parta desde ahí y le sirva de estímulo para razonar. Entonces, cuando estás escribiendo y el lector te dice que lo hubiera terminado de otra forma o que a tal cosa la ve de otra manera, tuviste éxito. Lograste que el lector sea coautor, que significa que razone con vos”.

—Y no necesariamente llegue a las mismas conclusiones.

—Para nada. Y cuando no llega a las mismas conclusiones, más éxito tuviste. Todo suma, aunque sea para el disenso.

Observar

“El trabajo de escritor también pasa por la percepción”, sostiene también la autora de “El color de la cicuta”. “Es un sentido que se desarrolla sin saber cómo y por qué. El que escribe es muy observador, tiene muy desarrollada esa capacidad de observar. Y no el exterior, sino el interior”.

—A través de lo que le pasa a los demás, también el escritor se mira a sí mismo.

—Uno vive esas historias. Hay veces que termina llorando. Otras, pleno y feliz.