editorial

Potencial estallido de violencia sindical

  • Un sector del área de la construcción presiona para incrementar sus injerencias en obras clave de la ciudad.

2013 fue un año atravesado por la violencia sindical en la ciudad de Santa Fe, cuando distintas facciones de la Uocra intentaron resolver sus diferencias con el uso de armas de fuego y a través de enfrentamientos que tuvieron como escenarios las calles y diversas obras en construcción.

Aún se recuerda que, a fines de agosto de aquel año, alrededor de diez personas debieron recibir asistencia médica luego de que integrantes de grupos sindicales en pugna se trenzaran en una batalla campal en la obra de la Central Térmica Brigadier López de Sauce Viejo.

Poco antes, por orden de la Justicia, la policía había desalojado las sedes sindicales de calles Ituzaingó 2043 y Junín 2731, que permanecían copadas por un sector interno del gremio. Para lograr este objetivo, fue necesaria la presencia de 130 efectivos policiales, pues no se descartaba que intentaran repeler con armas de fuego el intento de recuperación de los locales.

Hace apenas algunas semanas, la violencia gremial volvió a manifestarse en la ciudad capital, a partir de una interna en el Sindicatos de Camioneros de Santa Fe. Esta vez, las balas terminaron impactando en dos automóviles y una casa lindera a la sede de la empresa Urbafe.

No era la primera vez que en este gremio se dirimían internas apelando a las agresiones. En abril de 2014, por ejemplo, facciones enfrentadas protagonizaron una balacera en el marco de una asamblea en la ciudad de Pérez. Hubo un muerto y cuatro heridos.

El 27 de noviembre de 2007, el dirigente de este sindicato, Abel Beroiz, fue ultimado a tiros y puñaladas en un estacionamiento céntrico de la ciudad de Rosario.

En estos momentos, aparecen nuevos e inquietantes indicios de un potencial estallido de violencia sindical en el marco de una interna que vuelve a tener como protagonista al sector de la construcción.

Por un lado, quienes conducen el gremio de la Uocra. Por el otro, un sector nucleado en Sitic (Sindicato Trabajadores Industria de la Construcción), que esta semana se movilizó hasta el lugar donde el municipio está construyendo una escuela de trabajo, en barrio Barranquitas.

En este contexto, tanto la empresa constructora, la Cámara de la Construcción y la Municipalidad de Santa Fe, radicaron en el Ministerio Público de la Acusación sendas denuncias por amenazas y coacción. El intendente, José Corral, fue más allá y reveló que se produjo una amenaza de muerte contra el capataz de la obra, a quien presionaron para que ciertas personas vinculadas con este sector sindical fueran contratadas.

La ciudad no está en condiciones de soportar una situación semejante a la de 2013. A estas alturas de las circunstancias, las evidencias de que el clima se enrarece rápidamente son contundentes. Es éste el momento de tomar las decisiones adecuadas para impedir una escalada de violencia que, tal como sucediera en el pasado reciente, podría transformar a los habitantes de esta ciudad en rehenes.

No sólo resulta intolerable que estos grupos vuelvan a apelar a este tipo de estrategias, sino que además es inaceptable que dicha actitud termine entorpeciendo el avance de obras tan importantes y que apuntan a la transformación de un barrio sumido históricamente en la marginalidad.

En estos momentos, la policía provincial, la Guardia de Seguridad Institucional y Gendarmería custodian la obra de la escuela de trabajo. La Justicia deberá cumplir con su trabajo cuanto antes.

En estos momentos, la policía provincial, la Guardia de Seguridad Institucional y Gendarmería custodian la obra de la escuela de trabajo.