editorial

  • Un defensor público llevaba una mochila a un preso de la cárcel de Coronda. En su interior, había un “‘polvo blanco” y se sospechó de la presencia de cocaína.

Un hecho dudoso y con demasiados cabos sueltos

La primera noticia fue que un defensor oficial adjunto había sido demorado en la cárcel de Coronda, cuando llegó al lugar con una mochila destinada a un preso en la que se encontraron dos “tubitos” con cocaína.

El director del Servicio Penitenciario de la provincia, Pablo Cococcioni, dijo que “este señor tenía una mochila. Cuando los guardias la abrieron, hallaron en su interior los dos capuchones con esa sustancia blanca, que aparentemente era cocaína”. Lo primero que hicieron los agentes penitenciarios fue llamar a la policía.

Pocas horas después, apareció en escena el defensor general de la provincia, Gabriel Ganón, quien brindó una versión de los hechos que incrementó aún más el espectro de posibles sospechas.

Reconoció que el defensor llegó a la cárcel portando una mochila para un detenido. Pero afirmó que esa mochila le había sido entregada al abogado en la Fiscalía, donde le pidieron que la llevara hasta la cárcel.

“El defensor retira de Fiscalía la mochila que había quedado derivada de la policía. Entonces, le piden que, ya que va (a Coronda), se la alcance porque esta persona no tenía familiares”, explicó.

Todo lo sucedido resulta muy extraño. Y si no se tratara de un tema tan complejo como las drogas ilegales, las cárceles y el trabajo de la Justicia; bien podría ser tomado como una comedia de enredos en la que, al menos hasta ahora, existen demasiados cabos sueltos.

Tal como suele suceder en estos casos, se intentó responsabilizar a la prensa por la situación generada a partir de estos hechos. En un comunicado emitido por la Defensoría Regional de la Primera Circunscripción Judicial, se remarca “la falta de información con la que se manejaron muchos medios de comunicación que incluso, con total tergiversación de lo ocurrido, juzgaron y condenaron al funcionario”. Se aclaró que el polvo blanco en cuestión no se encontraba en dos tubos, sino en “dos trocitos de papel semiabiertos”.

Como primera medida habrá que reconocer que quizá haya resultado apresurado aseverar que se trataba de cocaína y que, en todo momento, debió hablarse de una mera posibilidad. Sin embargo, todo lo sucedido resulta poco claro.

Es verdad que a la hora de difundirse la noticia la presencia de cocaína era una mera posibilidad. Pero también es cierto que no parecen existir demasiadas razones para que un preso reciba “dos trocitos de papel semiabiertos” con polvo blanco en su interior.

A estas alturas de las circunstancias, nadie puede afirmar que el defensor involucrado haya tenido alguna mala intención. Lo más probable, incluso, es que ni siquiera hubiera sabido que este polvo se encontraba dentro de la mochila.

Sin embargo, parece poco serio que un funcionario público lleve un bolso a un preso desde una Fiscalía por el mero hecho de ir hasta Coronda. Ningún sistema eficiente puede funcionar de esta manera.

¿Cómo aparecieron los “dos trocitos de papel semiabiertos” en la mochila? Frente a las versiones de los hechos, las posibilidades son que los haya introducido la policía, el personal de la Fiscalía o el defensor, o que todo haya sido un dudoso mal entendido. En cualquier caso, resulta una situación preocupante.

Parece poco serio que un funcionario público lleve un bolso a un preso desde una Fiscalía por el mero hecho de ir hasta el penal de Coronda.